Las tropas francesas recuperan dos ciudades y un bastión islamista en Malí
Las tropas francesas en Malí ahora controlan la antigua ciudad de Tombuctú, vecina de Gao, y la amplia franja que era un bastión islamista desde hace casi un año, dijo el Ministerio de Defensa francés.
"Estamos ganando en Malí", dijo el presidente francés, Francois Hollande en una conferencia de prensa este lunes, pero agregó que los militantes aún controlan partes del norte.
Hollande no dijo cuánto tiempo Francia mantendrá sus tropas en su antigua colonia.
El país galo tiene 2,150 soldados en territorio maliense, con 1,000 soldados más de apoyo a la operación desde otros lugares.
Estados Unidos también han incrementado su participación en el conflicto a través de misiones de reabastecimiento aéreo y un puente aéreo de apoyo que ya está proporcionando.
Este martes, Gran Bretaña dijo que ofrecerá apoyo militar, pero no tomará parte en el combate.
Las naciones se unieron en un esfuerzo por evitar que los islamistas conviertan una democracia pacífica en un refugio para terroristas internacionales.
Los extremistas islámicos labraron un gran refugio en el norte de Malí el año pasado, aprovechando una situación de caos después de un golpe militar del partido separatista MNLA. Prohibieron la música, fumar, beber y ver deportes en la televisión. También destruyeron tumbas y santuarios históricos.
Pero con la ofensiva francesa, una vez más, los residentes andan por las calles sin miedo.
Echar a los islamistas de Tombuctú, el histórico centro cultural de Malí, es una ganancia simbólica importante.
En medio de la indignación internacional, los islamistas repetidamente dirigieron sus ataques a los sitios antiguos de Tombuctú. Ellos consideraban los santuarios como idólatras y los prohibieron por su estricta interpretación del Islam.
Mientras una columna de vehículos militares cruzó a través de Gao el fin de semana, los aldeanos gritaban "¡Malí, Malí!".
Los hombres jóvenes en motocicletas cabalgaron junto al convoy, agitando la bandera de Malí y alabando a Francia y la libertad.
Otros se alineaban en las calles, sosteniendo botellas de cerveza. Podían beber de nuevo, libres de los dictados opresivos de los islamistas.
El alcalde de Gao regresó del exilio y se dirigió a la multitud bulliciosa.
Nadie pudo oír una palabra de lo que dijo. Pero no les importaba.
Estaba de nuevo, otra señal de que la normalidad regresaba.
Lindsey Hilsum contribuyó a este informe.