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Obama inicia mandato con un intento de llevar el país hacia la izquierda

La postura del presidente de EU en su último informe sobre la clase media, control de armas o cambio climático exponen una tendencia liberal
mié 13 febrero 2013 04:32 PM

El eje del discurso que dio el martes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, siguió siendo el empleo y la incertidumbre económica a la que se enfrenta la clase media, temas alrededor de los que han girado todos sus informes presidenciales.

Sin embargo, esos no fueron los únicos temas que tocó. Casi todas las ideas que delineó en su discurso tenían un par de cosas en común: prácticamente todas son prioridades demócratas que se presentaron con palabras que encantaron a ese sector político. Ninguna era excesivamente ambiciosa. Se trató de viejas ideas reempaquetadas o de ideas nuevas sumamente modestas. Lo más probable es que pocas o ninguna se hará realidad bajo el mando del actual Congreso.

En comparación con su primer informe hace cuatro años, el presidente externó su apoyo al bipartidismo, pero dejó claro que era un lujo y no una necesidad apremiante. Invitó a los republicanos a que se unieran a él en un esfuerzo bipartidista para apoyar la visión política demócrata.

Si el discurso pareció más una lista de deseos que un plan de acción con buenas posibilidades de triunfar en la Asamblea, es porque lo fue. El objetivo pareció ser simplemente delinear la serie de prioridades políticas liberales para complementar la ofensiva ideológica de su discurso de toma de posesión.

La principal prioridad del martes no fueron necesariamente los empleos, las armas, el cambio climático o los derechos al voto. Fue la suma de todas esas partes, una visión liberal con la que Obama claramente espera que el país se incline en esa dirección.

“Nuestra labor inconclusa es restaurar el concepto básico sobre el que se construyó este país: la idea de que si trabajas duro y cumples tus responsabilidades, avanzarás”, dijo el presidente. “Nuestra labor inconclusa es asegurarnos de que este gobierno trabaje a favor de la mayoría, no de sólo unos cuantos”.

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La estructura del discurso del martes se diseñó para ayudar al presidente a lograr dos victorias: a establecer un legado a largo plazo y a lograr una ventaja en el corto plazo en las batallas por el presupuesto y el drama del techo de la deuda.

Mientras que el partido republicano culpa a la Casa Blanca por el inminente recorte al presupuesto, el presidente señaló que el énfasis que los republicanos han puesto en la necesidad de una reforma al sistema de prestaciones es prueba de que están colocando todo el peso de la reducción del déficit sobre los policías, los maestros y los adultos mayores en vez de sobre “los más ricos y poderosos”.

La sola reducción del déficit no es un plan económico ”, dijo. “Una economía en crecimiento que genera buenos empleos para la clase media debe ser la estrella que guíe nuestros esfuerzos”.

El mensaje se diseñó para hacer eco en los electores de la clase trabajadora; el representante del partido republicano esa noche, el senador Marco Rubio, respondió con una postura que buscaba atraer la atención de ese mismo sector de la población.

“Señor presidente, yo aún vivo en el mismo vecindario proletario en el que crecí. Mis vecinos no son millonarios. Son jubilados que dependen de la Seguridad Social y de Medicare”, dijo Rubio. “No me opongo a sus planes porque quiera proteger a los ricos. Me opongo porque quiero proteger a mis vecinos”.

El enfoque fue muy parecido al que usó el presidente, una visión ideológica que carece de planes ambiciosos que la hagan realidad. De hecho, para ser un discurso exhaustivo, el informe presidencial de Obama fue notoriamente breve en varios temas específicos.

Hasta ahora la Casa Blanca ha ignorado los llamados a revelar el costo de las propuestas presentadas en el discurso del martes; prometieron que se haría un recuento integral cuando el presidente envíe su próximo presupuesto al Congreso. Sin embargo, a final de cuentas, los detalles de las políticas podrían ser menos importantes que el momento en que se apliquen. La Casa Blanca sigue enzarzada en una brutal guerra con los republicanos en el Congreso por el tema del recorte al presupuesto, que se aplicará automáticamente en poco más de dos semanas.

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