El Supremo de EU despeja el camino de miles de hispanos homosexuales
Farid Ali Lancheros, un colombiano que dirige un restaurante en Nueva York con su esposo, George Constantinou, conoce a parejas de estadounidense y extranjero que rompieron porque “no pudieron soportar la frustración de que la ley no les permitiera casarse y reunirse". Se trata de un panorama que puede cambiar a partir de ahora.
El fallo de este miércoles de la Corte Suprema de Estados Unidos reduce la incertidumbre para miles de parejas en las que uno o ambos miembros son inmigrantes indocumentados. La decisión invalida la Ley de Defensa del matrimonio (DOMA, por sus siglas en inglés), que excluía a las personas casadas del mismo sexo de los beneficios fiscales, sanitarios o de jubilación que tendrían si hubieran contraído matrimonio con alguien del sexo opuesto.
Enzo Siri, ingeniero de sistemas argentino, lleva más de 15 años en Nueva York y es ciudadano estadounidense. Su marido, Juan Andrés Saguntez, es uruguayo y todavía no tiene la ciudadanía de EU.
La pareja lleva tiempo sin visitar a sus familias en sus países de origen porque Juan Andrés no puede viajar al extranjero hasta que se resuelva su proceso migratorio. "Es un paso muy importante para nosotros. Ya no tenemos que pensar todo el tiempo en qué va a pasar", explica Enzo Siri.
Con el cambio legal, se espera que las autoridades de inmigración empiecen a emitir tarjetas de residencia a los extranjeros casados con ciudadanos estadounidenses o residentes legales del mismo sexo.
Esto implica que en una pareja de extranjero y estadounidense, el primero no tendrá que salir del país cada seis meses y permanecer fuera durante 90 días antes de poder entrar de nuevo, tal y como exigen los visados de turista.
Farid Ali y George Constantinou son padres de unos gemelos de 20 meses, Milena y Gustavo. Fue un proceso largo y muy costoso: más de 150,000 dólares en una donante de óvulos y una madre subrogada, tratamiento médico, desplazamientos y papeleo. "Quisimos casarnos para protegernos como familia, al menos en Nueva York", explica Ali.
En EU viven unas 581,300 parejas del mismo sexo, de acuerdo con el censo de 2010. Desde que en 2004, cuando Massachusetts legalizó el matrimonio gay, al menos 71,165 se han casado, según el centro de investigación Pew Center. En torno al 18% tiene hijos.
Al margen de la incertidumbre sobre su residencia, los homosexuales indocumentados han sufrido la misma falta de derechos que el resto de parejas del mismo sexo. "Si nos mudáramos a un estado donde nuestro matrimonio no estuviera reconocido, a todos los efectos seríamos como compañeros de piso o amigos", lamenta Farid Ali. "
“Si yo fallezco, por ejemplo, a George podrían quitarle la custodia de Milena porque biológicamente es hija mía, procede de un óvulo fecundado por mí. Si le pasara algo a mi esposo, a mí podrían quitarme a nuestro hijo Gustavo porque biológicamente es de George". Para evitar esa situación, cada uno debe adoptar al hijo biológico del otro, lo cual conlleva más burocracia y más gastos.
Para Luis Laviena, médico puertorriqueño, emparejado desde hace 27 años y casado desde hace uno en Nueva York, el 26 de junio pasará a la Historia después de ver durante años a decenas de personas que no pudieron tomar decisiones sobre la salud de sus parejas por la falta de protección legal para los homosexuales, fueran o no indocumentados.
La decisión del Tribunal Supremo solo repercute en los estados que reconocen estas uniones, hasta ahora 13, y el Distrito de Columbia. El alto tribunal rechazó este miércoles inmiscuirse en la Proposición 8, una enmienda a la constitución de California que prohibía el matrimonio homosexual, por lo que reconoce este tipo de enlaces.
Lo que está por ver es cómo y cuándo se implementará el nuevo sistema.