Río de Janeiro duplica su seguridad para la final entre Brasil y España
Una amplia operación de seguridad comenzó este domingo en Río de Janeiro, como previsión ante las protestas anunciadas para la final de la Copa Confederaciones, que disputarán las selecciones de Brasil y España.
El operativo se concentrará en los alrededores del estadio Maracaná, escenario del partido y al que pretenden dirigirse dos marchas de protesta que partirán de barrios aledaños al coliseo, que recibirá a unos 70,000 espectadores, su capacidad máxima.
Los organizadores de la protesta prevén congregar a unas 20,000 personas, convocadas para manifestarse contra el gasto público en el torneo de la FIFA y también en demanda de mejores servicios o más inversiones en salud y educación, focos del malestar expresado en las calles de Brasil durante los últimos 20 días.
Leer: ¿Por qué se manifiestan?
Según las autoridades, las calles de Río de Janeiro estarán protegidas durante este domingo por 10,600 policías y 7,400 militares, un contingente que duplica el número de agentes que habitualmente patrullan Río de Janeiro y la vecina Niterói.
Dentro del Maracaná la seguridad también será reforzada con 1,300 guardias privados, que entre otras cosas intentarán evitar que las manifestaciones se trasladen al interior del estadio.
El partido comenzará a las 19:00 hora local (22:00 GMT) y las puertas del estadio serán abiertas cuatro horas antes.
La presidenta Dilma Rousseff no estará presente en el encuentro debido a “compromisos oficiales”, según su agenda difundida este viernes. La jefa de estado recibió abucheos y rechiflas durante su intervención en el partido inaugural, entre Brasil y Japón, el 15 de junio pasado en Brasilia.
El índice de aprobación de Rousseff pasó de 57%, dos días antes del inicio de las manifestaciones a 30% actualmente, el nivel más bajo de su gestión, según una encuesta publicada este viernes por el Instituto Datafolha.
Unas seis horas antes del inicio del encuentro serán cerradas al tránsito de vehículos 20 calles aledañas al estadio en un perímetro de unos tres kilómetros, al que las autoridades pretenden impedir el acceso de las manifestaciones.
La policía de Río de Janeiro informó que sus operaciones serán fiscalizadas por representantes del Ministerio Público y del colegio de abogados, con el objeto de prevenir posibles excesos de los agentes si tienen que responder a grupos violentos, que han empañado muchas de las protestas en los últimos días.
También fue reforzada la seguridad en Salvador, donde las selecciones de Uruguay e Italia disputarán el tercer puesto de la Copa Confederaciones.
En esa ciudad, capital del estado nororiental de Bahía, también han sido convocadas nuevas protestas, que según los organizadores deberán movilizar a unas 20,000 personas.