Mohamed ElBaradei, el 'extranjero' egipcio en quien confían los militares
Mohamed ElBaradei, elegido como primer ministro interino de Egipto tras el golpe militar, ha sido considerado como un extraño en su tierra natal debido a sus logros internacionales como diplomático y ganador del Premio Nobel de la Paz.
Se le vio triste cuando el año pasado contendió sin éxito en las primeras elecciones presidenciales democráticas del país tras el derrocamiento del dictador Hosni Mubarak. En ese momento, ElBaradei tuvo un papel de “miren quién viene ahora tras su ausencia de la política de Egipto”.
Para demostrar que los pesimistas estaban mal, ElBaradei se quedó en la lucha por un gobierno postrevolución de Egipto, y se sostuvo como un reformador, convirtiéndose en un líder de la oposición.
Ahora ElBaradei está más compenetrado en la estructura de poder de Egipto, en la capital del país, donde nació hace 71 años. Al igual que su padre, ElBaradei estudió Derecho, obteniendo un título de licenciatura en la Universidad de El Cairo. Luego abandonó el país, viajando como diplomático.
En 1974, obtuvo un doctorado en derecho internacional de la Universidad de Nueva York, y una década más tarde se incorporó a la Agencia Internacional de Energía Atómica, que resultó ser una jugada brillante para su carrera que finalmente lo llevó junto a la agencia a obtener el Premio Nobel de la Paz en 2005. ElBaradei se desempeñó como jefe de la agencia atómica 12 años.
Él y la agencia ganaron el honor por su trabajo para frenar la proliferación nuclear. Desafió las afirmaciones del presidente George W. Bush de que Iraq tenía un programa de armas nucleares antes de que iniciara la invasión de ese país a principios de 2003.
Con esos laureles internacionales, ElBaradei fue uno de los que presionó con éxito para el derrocamiento de Mubarak después de 30 años como presidente.
Sin embargo, ElBaradei fue considerado sobre todo como un tecnócrata y un candidato con pocas probabilidades de ganar, aunque sí se unió a las protestas contra Mubarak en Egipto, a pesar de recibir amenazas de muerte. No tenía protección oficial durante su participación en las protestas.
ElBaradei fue puesto bajo arresto domiciliario por las autoridades egipcias, pero desafió a un toque de queda del gobierno y fue a la plaza Tahrir de El Cairo para unirse a las protestas en enero de 2011. El siguiente mes, Mubarak renunció.
En marzo de 2011, ElBaradei anunció que se postulaba para presidente, y 10 días más tarde, unos criminales atacaron su coche, lo que le impidió votar en un referéndum constitucional.
El siguiente mes, regresó a su primer amor —la diplomacia y las amenazas nucleares— y publicó un libro, La Era de la Decepción: diplomacia nuclear en tiempos traicioneros.
La descripción de la editorial dice que "ElBaradei nos lleva a la disputa nuclear, de los intercambios de detrás de escenas en Washington y Bagdad y a las calles de Pyongyang y el camino de los contrabandistas nucleares paquistaníes. Condena la perspectiva contra ellos e insiste en la necesidad de una diplomacia implacable".
Si eso fue una estrategia de campaña, parece que no funcionó: en enero de 2012 dejó la carrera presidencial.
En un ejemplo de cómo la política puede hacer extraños compañeros, ElBaradei criticó al gobierno militar provisional —los mismos militares que ahora lo ha puesto en el poder— por no respaldar "un sistema democrático real".
Ahora está claro, sin embargo, que ElBaradei tiene la atención de los generales de Egipto .