Brasil espera este jueves una masiva pero dividida jornada de protestas
Brasil espera este jueves una jornada de huelgas y protestas convocadas por cinco centrales sindicales que agrupan a los trabajadores del país, sin embargo, la postura entre ellas no es homogénea ya que algunas apoyan las decisiones tomadas por el gobierno para los trabajadores mientras que otras están en contra.
La movilización de las centrales sindicales surge tras las violentas protestas de junio donde miles de personas salieron a las principales ciudades de Brasil con el objetivo inicial de impedir el aumento en la tarifa del transporte público, a las que después se añadieron críticas a la corrupción y al costo de los eventos deportivos, como la Copa Confederaciones.
Aunque los principales sindicatos del país se han unido en la convocatoria, los objetivos que cada uno ha propuesto los divide y muestra sus marcadas diferencias respecto al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
La jornada, que ha sido llamada Día Nacional de Luchas, fue organizada por Força Sindical, la Central Única de Trabajadores (CUT), la Unión General de Trabajadores (UGT), Coordinación Nacional de Luchas (Conlutas) y la Central General de Trabajadores Brasileños (CGTB).
La Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor unión de sindicatos del país y controlada por el Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la presidenta Dilma Rousseff, aclaró que no convocarán a una huelga general, sino a una jornada de luchas que no pretende atacar al Ejecutivo, de acuerdo con un reporte de la agencia EFE.
La CUT aclaró que busca presentar al gobierno una "agenda de reivindicaciones" de la clases trabajadora, que entre otros puntos exige la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y que se destine el 10 % del presupuesto nacional a la salud pública y un 10 % del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación, informó EFE.
Asimismo, reclama por los atrasos en la reforma agraria, pide apoyo a una propuesta del PT para acabar con los "monopolios en la prensa" y respalda el plebiscito propuesto por Rousseff para que se consulte a la población sobre una reforma política.
El propio PT ha instado a su militancia a sumarse a la "jornada de luchas" para respaldar a Rousseff y presentar propuestas que ayuden a "orientar" al Gobierno en su "propósito de servir a los intereses de los trabajadores", informó EFE.
Mientras que del lado opuesto se encuentra la central obrera Força Sindical que ha convocado a una huelga general para manifestar sus críticas al gobierno de Brasil y exigir la destitución del ministro de Hacienda, Guido Mantega.
Los integrantes de la central aseguran que así se mostraría la disposición de realizar un cambio radical en la política económica, dijo su presidente Paulo Pereira da Silva, de acuerdo con un reporte de EFE.
Otra opositora es la Coordinación Nacional de Luchas (Conlutas), dominada por grupos marxistas, también ha convocado a una huelga general y a protestar contra un Gobierno que "pone en primer lugar los intereses de los bancos, de las empresas multinacionales y del agronegocio, y ha olvidado a los trabajadores", aseguró su coordinador José María de Almeída a EFE.
Esta no es la primera ocasión que los sindicatos del país han criticado al gobierno de Rousseff. En marzo de 2012, Força Sindical, Nueva Central, UGT y CGTB realizaron una marcha por lo que consideraron es la falta de disposición del gobierno de Rousseff "para negociar la agenda de necesidades de la clase trabajadora", señalaron, de acuerdo con una nota publicada por el diario El País.
Se prevé una jornada caótica para el transporte en Brasil
Desde este miércoles en víspera de la jornada de movilizaciones, los trabajadores del puerto de Santos, el mayor de América Latina, detuvieron temporalmente sus actividades para exigir mejores condiciones de trabajo.
Un vocero del puerto señaló que 13 barcos fueron afectados por la huelga, con la que cientos de estibadores reclamaron por mejoras laborales y contra una nueva norma para regular el sector.
Los trabajadores bloquearon vías de acceso al puerto e interrumpieron el cargamento de contenedores, de acuerdo con un reporte de la agencia AFP.
Los sindicatos rechazan un decreto presidencial de junio destinado a atraer inversiones para ampliar y modernizar los congestionados puertos de Brasil, que consideran perjudicará a los trabajadores.
El decreto establece nuevas reglas para las concesiones de puertos públicos y autorizaciones de apertura de puertos privados, informó AFP.
En Sao Paulo, una metrópoli de 20 millones de habitantes, sindicatos del transporte han llamado a bloquear desde la mañana los 29 terminales de autobuses, señaló la agencia.
Mientras que José María de Almeida, coordinador de Conlutas y presidente del Partido Socialista Unido de los Trabajadores (PSTU), aseguró que la huelga convocada por ellos será respaldada por sindicatos del metro de Sao Paulo, de acuerdo con EFE.
Las centrales prevén protestas en una veintena de estados, incluyendo las mayores ciudades brasileñas como Sao Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador y Recife, entre otras.
El fantasma de la violencia
En junio se registraron masivas protestas en las calles de las principales ciudades de Brasil, entre ellas Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia y Fortaleza, lugares donde se llevó a cabo la Copa Confederaciones de futbol.
Las protestas comenzaron la petición inicial de impedir el aumento a las tarifas del transporte público, peticiones a las que después se agregaron críticas a la corrupción y la exigencia de mejores servicios de salud y transporte.
Durante las manifestaciones se registraron enfrentamientos entre los civiles y la policía que dejaron un saldo de al menos 5 personas muertas, así como cientos de heridos y detenidos. En Belo Horizonte, ciudad al sureste de Brasil, un grupo de manifestantes provocó un incendio en una concesionaria de vehículos el 26 de junio.
Se registraron saqueos y otros focos de fuego en la zona. Previamente un grupo de manifestantes apedreó a la policía y lanzó cócteles molotov en las inmediaciones del estadio Mineirão. Los agentes hicieron un cerco para proteger el partido, los dispersaron con gases lacrimógenos.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, propuso en respuesta la realización de un plebiscito enfocado en lograr mejoras al sistema político, la educación, la salud y el transporte.
Frente a la presión de las protestas, Sao Paulo y otras ciudades del país revocaron los aumentos a los precios del transporte y el Senado aprobó una iniciativa de ley que propone impedir que los funcionarios acusados de ese delito sean liberados con el pago de fianzas y y aumenta la pena mínima que puede ser impuesta a los responsables de actos como el desvío de recursos.
Con información de las agencias AFP y EFE.