El Vaticano congela las cuentas de su excontador acusado de corrupción
El Fiscal de Justicia del Vaticano, Nicola Piccardi, ordenó el bloqueo de todas las cuentas a nombre del prelado italiano Nunzio Scarano, actualmente encarcelado, en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el banco del Vaticano.
Scarano, detenido desde el pasado 28 de junio, está acusado por las autoridades judiciales italianas de haber intentado, junto a otras dos personas, introducir en Italia procedente de Suiza 20 millones de euros en metálico .
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, dijo este viernes que el bloqueo de todas las cuentas a nombre de Scarano, que ya fue suspendido de todas sus funciones, se enmarca en las investigaciones que realizan las autoridades judiciales vaticanas tras el informe de transacciones sospechosas presentado por la Autoridad de Información Financiera (AIF) del Vaticano.
La AIF fue creada en 2010 por decisión del papa Benedicto XVI para vigilar la transparencia financiera de la Santa Sede.
El sacerdote Scarano tiene dos cuentas a su nombre en el IOR, según se informó al momento de su detención.
Lombardi no descartó que las investigaciones puedan ampliarse a otras personas.
El jesuita Lombardi señaló que el IOR está investigando a fondo las cuentas a nombre de Scarano y coopera "plenamente" con el AIF y las autoridades judiciales para esclarecer el caso y luchar contra el blanqueo de dinero.
Scarano, exresponsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano; el exagente de los servicios secretos de Italia, Giovanni Maria Zito y el intermediario financiero Giovanni Carenzio fueron arrestado el 28 de junio acusados de intentar introducir de manera ilegal en Italia 20 millones de euros procedentes de Suiza.
Poco después de estas detenciones el director general del banco del Vaticano y su adjunto presentaron su renuncia .
Los investigadores sospechan que Scarano entregó 400,000 euros a Zito a cambio de que éste trajera ese dinero, perteneciente a una familia amiga, a bordo de un avión privado, que habían sido confiado a Carenzio.
Antes de la detención, Scarano ya había sido cesado por el Vaticano de todos sus cargos, después de que se conociera que la Fiscalía de Salerno le investigaba por lavado de dinero por un caso relacionado con cheques justificados como donaciones de origen poco claro, por un total de 580,000 euros.
La Fiscalía de Roma, por su parte, investiga el origen de los activos financieros e inmobiliarios de los que disponía el prelado, quien antes de convertirse en sacerdote había sido empleado del Deutsche Bank.
Durante un interrogatorio en Roma el pasado 1 de julio ante la jueza de instrucción Barbara Callari, Scarano aseguró que solo fue un "intermediario" y que quería hacer "un favor a los primos Paolo y Cesare D'Amico" debido a la relación de amistad que le une con la familia.