Egipto pierde influencia internacional en Medio Oriente: 'Time'
Nota del editor: Grupo Expansión, que edita CNNMéxico.com, forma parte de Time Inc, la empresa que edita la revista Time.
(CNNMéxico) — “Tuvimos nuestra Primavera Árabe, ahora tenemos un gobierno democrático, niveles menores de pobreza, guerras civiles y al Qaeda. ¿Podrían dejar de hablar de Egipto y empezar a hablar de Yemen?”, dijo un general yemení a Bobby Ghosh, editor de internacional de la revista Time.
“Parece que los estadounidenses piensan que lo más importante de Medio Oriente es Egipto”, dijo el general a Ghosh, de acuerdo con un artículo publicado este domingo en la revista Time.
El reportaje rememora las década sesenta y setenta, cuando Egipto era considerado un país con mayor autoridad sobre el resto de la región. En esa época, nació el Nasserismo, un movimiento nacionalista de la etapa postcolonial basado en el pensamiento de Gamal Abdel Nasser, que combina elementos del socialismo árabe, el republicanismo, el nacionalismo y el antiimperialismo. Apostaba por el desarrollo de la solidaridad mundial y el rechazo a las alianzas internacionales, sobre todo con EU. Esta ideología influenció a diversos movimientos de izquierda del África subsahariana y América Latina.
El Cairo se convirtió en ese tiempo en un referente cultural del mundo árabe, con gran producción de cine, televisión, música, arte y literatura.
A pesar de carecer de los recursos naturales de países como Arabia Saudita o Iraq, la capital egipcia contaba con un gran capital intelectual, con las mejores universidades de la región, seculares y religiosas.
Ghosh considera que Egipto perdió esa influencia política y cultural debido a que su desarrollo se estancó mientras que otros países de la región trabajaban en sus relaciones diplomáticas y su capacidad creativa.
Egipto dejó de producir grandes obras de arte, música y literatura. Mientras, las telenovelas turcas, la música libanesa y los medios de internacionales de Qatar viven una época de éxito. Las universidades egipcias están consideradas de mala calidad y los países del Golfo prefieren la mano de obra de países como India, Paquistán y Filipinas.
El autor señala que Egipto ha atravesado durante las últimas décadas la mala gestión por parte de generales y burócratas corruptos. "La combinación de inestabilidad, corrupción e ineptitud convirtieron a Egipto en una fuente de problemas", sostiene Ghosh.
Mientras Egipto perdía poder en las cuatro décadas pasadas, otros jugadores regionales adquirieron fuerza. Algunos como Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Turquía, se aliaron con Estados Unidos, lo que significaría que la utilidad de Egipto como intermediario de EU en el Medio Oriente disminuiría.
"¿Podrá Egipto retomar su lugar en el Medio Oriente?", se pregunta el editor, que explica que el país tuvo su oportunidad hace dos años, cuando importó la Primavera Árabe desde Túnez, en un experimento democrático mayor que el de Libia. Lejos de mostrar avances, ahora sólo queda en manos de Túnez y Libia demostrar que el levantamiento popular no solo fue una repetición de la Primavera de Praga.
Ghosh concluye con que Washington debería dejar de lidiar con Egipto y tratar de poner atención a los países que son realmente influyentes en Medio Oriente, y retirar la ayuda de 1,500 millones de dólares a los egipcios para invertir ese dinero en países donde el experimento democrático tenga oportunidades de ser exitoso. El autor advierte que EU debería prepararse para la crisis humanitaria que "acompañará la brutalidad militar y la miseria".
Cientos de personas murieron en la última semana en Egipto después de los enfrentamientos entre los islamistas y el Ejército. Desde la detención del expresidente Mohamed Morsi por parte de los militares, los manifestantes salieron a las calles para reclamar su regreso al poder. Morsi fue el primer presidente elegido democráticamente tras las protestas que derivaron en la caída de Hosni Mubarak, que gobernó durante tres décadas.