La eurozona encara el reto de la confianza tras indicios de recuperación
El verano está por terminar, pero para la economía de la zona euro, la primavera apenas comienza.
Después de 18 meses de recesión, el bloque con moneda común logró un crecimiento sumamente necesario al expandir en un 0.3% el producto interno bruto durante el segundo trimestre.
Bruselas se apresuró en atribuirse el logro al argumentar que sus políticas de reformas estructurales por fin han dado muestras de estabilidad, mientras que los inversionistas advirtieron que se necesita más trabajo para asegurar que la reciente recuperación se sostenga.
La verdad es que sí, las cosas están mejorando, aunque esto depende en qué parte de Europa estés y hay poco margen para la autocomplacencia. Era predecible que el crecimiento de las dos economías más grandes de la zona euro, Alemania y Francia, sería la base del resurgimiento de la región.
Sin embargo, una revisión más detallada de los países individuales que se encuentran más abajo en la clasificación arroja algunas sorpresas inesperadas.
Portugal, un país cuyo derroche y falta de competitividad lo llevó a requerir un rescate, creció un 1.1%, mientras que Holanda, famoso por su prudencia fiscal, se contrajo por cuarto trimestre consecutivo en un 0.2%. Las economías de Italia y España también siguen en retroceso.
Los estereotipos y las firmes reglas ante la crisis que se han redactado en innumerables cumbres de la Unión Europea no han servido de mucho.
Al leer los datos, se podría perdonar a alguien que pensara que nunca existieron tres años de austeridad. El reto para los líderes europeos, en un momento en el que algunos de ellos buscan reelegirse, será aprovechar las oportunidades que surgen sin dejar de poner énfasis en los cortes al gasto.
En Alemania, donde habrá elecciones generales el próximo mes, los grupos empresariales ya están presionando a cualquier gobierno entrante para que impulse las inversiones.
En Francia, las grandes empresas todavía detestan contratar debido a la falta de claridad fiscal del gobierno y al nuevo régimen fiscal punitivo del presidente Hollande.
El director general de una de las empresas incluidas en el FSTE 100, que cuenta con un personal de más de 60,000 personas en toda la Unión Europea, me dijo que Europa estaba recuperándose y que existían oportunidades, aunque se necesitaba confianza para asegurar que este impulso se mantuviera.
Sin embargo, como cualquier líder empresarial podrá decir, la confianza es una moneda intangible. De hecho, el nuevo reto para los líderes europeos será convencer a las compañías de que el futuro es suficientemente brillante como para comenzar a contratar de nuevo.
A lo largo de la zona euro y de la Unión Europea en su conjunto, las empresas han estado amasando grandes reservas de efectivo que, ante la incertidumbre, no han invertido en nueva maquinaria ni en la contratación de personal.
Estas empresas necesitan pruebas de que el crecimiento verdadero va más allá de un sólo trimestre de expansión antes de que se decidan a realizar cualquier gasto significativo de capital.
La crisis de la zona euro ha dominado la esfera económica y política por más de tres años. Durante ese tiempo, millones de personas han perdido su empleo, lo que ha generado un alto desempleo y un subempleo de largo plazo que tomará años superar.
Más de la cuarta parte de la población de países como España y Grecia está desempleada, por lo que probablemente estén buscando la solución a su crisis de empleo para cuando venga la siguiente recesión.
Eso sin contar a toda una generación que se saltó el primer peldaño de la escalera del empleo.
Si Europa en verdad ha aprendido la lección, las empresas y los gobiernos deben poner en marcha la maquinaria ahora para trabajar juntos y volver a capacitar a las personas para los trabajos disponibles en la actualidad y en el futuro.
La creación de más empleos impulsaría el consumo doméstico y ayudaría a crear un contrapeso a la dependencia a las exportaciones de los países que generan crecimiento como Alemania.
Pero para contratar, las empresas necesitan recibir incentivos. Un incentivo es una economía estable y más robusta. Otro es un ambiente benigno en las tasas de interés; lo que realmente ayudaría a la recuperación es una baja en las tasas para fin de este año. Mario Draghi, toma nota.