El ataque químico en Siria reabre el debate sobre la gravedad de su uso
El esfuerzo internacional y de Estados Unidos para responder a un supuesto atentado con armas químicas en Siria genera la pregunta: ¿por qué intervenir ahora en la guerra civil y no antes?
Más de 100,000 personas han muerto en el conflicto, que ha durado más de dos años. Ha habido masacres. Se han bombardeado áreas pobladas. Los estallidos han tenido como blanco a personas que hacen fila para obtener comida en panaderías. Ha habido decapitaciones. Millones de sirios han sido desplazados.
Sin embargo, un solo ataque espeluznante ha cruzado lo que el presidente Barack Obama ha definido como la “línea roja”. Los funcionarios rebeldes dicen que más de 1,300 personas, incluyendo a mujeres y niños, murieron recientemente como resultado de un atentado con armas químicas.
Estados Unidos cree que Siria fue el responsable; los rebeldes también culpan al gobierno de Siria. El régimen lo niega y algunos sirios han dicho a CNN que dudan que su gobierno haya utilizado armas químicas.
Si los ataques con armas convencionales, han dado por resultado una pérdida humana masiva, ¿qué hace que este ataque sea el punto decisivo para que el mundo actúe?
“Hacer estallar a la gente con explosivos es permisible, al igual que dispararles o torturarlos”, reclama Dominic Tierney, profesor de Ciencias Políticas en el Swarthmore College. “Pero, pobre del régimen sirio si piensa utilizar armas químicas”.
En una columna en The Atlantic , Tierney (autor de un libro sobre lo que él llama “el estilo de guerra estadounidense”) agrega: “una mujer y su hijo que se encuentren bajo fuego en Alepo podrían no merecer esta distinción. No resulta obvio que los explosivos de alto poder sean inherentemente menos malignos que las armas químicas”.
El escritor Paul Waldman hace comentarios similares en The American Prospect : “Morir por gas mostaza seguramente es horrible. Aunque también morir por el estallido de una bomba. Utilizar una de estas armas te garantiza ser considerado como criminal de guerra, pero utilizar la otra, no”.
Y Paul Whitefield de Los Angeles Times escribe : “El hecho de que estalle una bomba en un edificio y se derrumbe sobre civiles inocentes, (hombres, mujeres y niños) es terrible, ¿pero no es razón para que actuemos? ¿Y no podemos permitir un atentado con armas químicas? ¡Por favor!"
"Los intereses de EU"
La Casa Blanca argumenta que hay razones de peso para considerar que el ataque con armas químicas es diferente. “El uso de armas químicas es contrario a los estándares adoptados por la gran mayoría de las naciones y los esfuerzos internacionales desde la Primera Guerra Mundial para eliminarlas”, dijo esta semana el vocero Jay Carney. "El uso de estas armas a gran escala y la amenaza de su proliferación es una amenaza a los intereses de nuestra nación y una preocupación para el mundo entero”.
“Sin duda, el régimen de al Asad está cometiendo atrocidades en Siria, hemos brindado una ayuda considerable a la oposición siria en su lucha contra al Asad y lo seguiremos haciendo”.
Obama, en una entrevista con CNN la semana pasada dijo: “Cuando empezamos a ver el uso de armas químicas a gran escala, vimos afectados algunos de los intereses nacionales de EU, tanto en términos de asegurarnos de que las armas de destrucción masiva no proliferen, como en la necesidad de proteger a nuestros aliados y nuestras bases en la región”.
Las víctimas desde la I Guerra Mundial
El Protocolo de Ginebra, firmado en 1925, prohíbe el uso de armas químicas. Fue una respuesta a uno de los horrores de la Primera Guerra Mundial, en la que los agentes químicos, incluyendo el cloro, el fosgeno (un agente que causa asfixia) y el gas mostaza (que ocasiona quemaduras dolorosas en la piel) ocasionaron casi 100,000 muertes, de acuerdo con las Naciones Unidas.
Pero desde la Primera Guerra Mundial, las armas químicas han matado a más de un millón de personas, de acuerdo con la ONU. “Durante el periodo de la Guerra Fría se dio el desarrollo, la fabricación y el almacenamiento significativos de armas químicas”, dijo la Oficina para Asuntos de Desarme de la ONU.
El caso más conocido en la historia reciente se dio en 1988, durante la guerra entre Irán e Iraq. Saddam Hussein las utilizó contra el pueblo kurdo en la ciudad iraquí de Halabja y en contra de las tropas iraníes. En 1992, se adoptó la Convención sobre Armas Químicas, que prohibía su uso.
¿Límites en la guerra?
Algunos analistas dicen que tiene sentido que Estados Unidos y el mundo respondan de manera diferente ante los atentados químicos. “Son tan indiscriminados”, dice Don Borelli, exfuncionario del FBI que trabaja ahora para The Soufan Group, una consultora sobre seguridad. “Por lo menos con armas convencionales se hace algún tipo de distinción”.
“El armamento moderno es más letal, pero también más preciso”, dice Michael Rubin, exfuncionario del Pentágono y colaborador del American Enterprise Institute. Pero los agentes químicos se dispersan, afectan a un gran número de personas y “pueden generar condiciones terribles para toda la vida”. Admite que algunos ataques con armas convencionales también pueden hacerlo.
“Queremos establecer los parámetros de la guerra. Si no lo hacemos, los combatientes seguirán empujando los límites. En el último de los casos, la pregunta sería si deberíamos tener límites en la guerra o no”. Si los ataques con armas químicas no se verifican, ¿qué pasará con otros tipos de armas de destrucción masiva, por ejemplo un ataque biológico o nuclear?
Algunos ataques con armas químicas se han pasado por alto. En el conflicto actual, presuntamente se han utilizado armas químicas en ataques de menor escala varias veces. Foreign Policy reportó esta semana que en 1988, Estados Unidos “ayudó a Saddam Hussein a atacar con gas a Irán”.
Rubin sostiene que lo duda. Pero de cualquier manera, dijo, “hay una pregunta fundamental: ¿debemos aprender de nuestros errores? Si cometimos un error, ¿debemos permitir que esto suceda de nuevo?”
Estados Unidos y otros países, dijo, quieren “restablecer el estigma” contra las armas químicas que existía en la opinión pública mundial “después de la Primera Guerra Mundial y de Halabja”.
Un impacto "exagerado"
Tony Cordesman, exfuncionario del Departamento de Defensa que ahora trabaja para el Center for Strategic and International Studies, dice que la imagen que la gente tiene de las armas químicas con frecuencia es excesiva.
“Los ataques con armas químicas no son necesariamente más terribles que los ataques con armas convencionales", dijo el martes. Y “la mortandad siempre ha sido peor en papel que en la realidad”.
“Los países poderosos como Estados Unidos mantienen un tabú contra el uso de armas de destrucción masiva en parte porque tienen una gran cantidad de armas convencionales”, escribe. “Washington puede vencer a la mayoría de sus enemigos en pocos días, a menos que el adversario utilice armas de destrucción masiva para nivelar la balanza”.