Sobrevivir a la masacre de Nairobi fue cuestión de suerte, según testigos
La masacre comenzó el sábado pasado en el centro comercial Westgate de Nairobi, Kenya, cuando los disparos acabaron con la calma de un popular lugar de reunión donde kenianos y extranjeros compran comida, toman café o ven una película.
Pronto el piso se llenó de cuerpos.
Casi tres días después, mientras las autoridades kenianas intentan terminar con una toma de rehenes que ha dejado decenas de muertos y cientos de heridos, las historias de quienes escaparon pintan una imagen aterradora de cómo ocurrió el ataque.
Ben Mulwa: Atrapado en el estacionamiento
Era alrededor de las 13:50 horas cuando Ben Mulwa, un político local, y un amigo llegaron al estacionamiento de varios niveles adjunto a la plaza comercial de cinco pisos.
Mulwa, que fue a Westgate para una reunión en el restaurante Java House, estaba estacionando su auto cuando escuchó un disparo, dijo a la televisora local NTV.
Primero pensó que se trataba de un asalto. Entonces escuchó más disparos.
Mulwa dice que salió de su auto y se escondió cerca de la entrada principal del estacionamiento, donde vio a algunos de los atacantes. Eran cuatro hombres con pañuelos en la cabeza, con el rostro descubierto, y llevaban "rifles muy largos".
Aunque los pudo escuchar, no les entendió. "Sonaba como una variación de swahili", afirmó.
Entonces apuntaron en dirección a Mulwa, hacia un guardia de seguridad que se escondía cerca de él. "Le dispararon en la cabeza, murió instantáneamente", dijo.
Entonces le dispararon a él; una bala le rozó la cabeza y sufrió otra herida en una pierna. Pero los hombres se dieron la vuelta y caminaron hacia el centro comercial.
De acuerdo con otros testimonios, más atacantes ingresaron por otras entradas.
Bendita Malakia: Refugiada en una tienda
Fue poco después de mediodía que Bendita Malakia, de Elizabeth City, Carolina del Norte, entró al centro comercial para comer con un amigo cuando el ataque comenzó, según contó a la televisora local WAVY, afiliada de CNN .
Malakia, que se mudó a Nairobi para trabajar en una compañía financiera, estaba en medio de su comida en la terraza del centro comercial cuando los hombres armados irrumpieron lanzando granadas de mano y disparando rifles de asalto.
"Nos pusimos de pie y comenzamos a girar y escuchamos metralletas. Entonces, comenzamos a correr y hubo una segunda explosión que nos tumbó al suelo", dijo Malakia a WAVY.
Malakia y su amigo se levantaron y corrieron a una tienda donde se refugiaban decenas de personas. Una vez adentro, el gerente de la tienda bajó una cortina de metal para impedir que los hombres entraran.
"Mientras estuvimos ahí, podíamos escucharlos cómo iban metódicamente de tienda en tienda tomando a personas y haciendo preguntas", afirma Malakia.
"Disparaban, gritaban. Entonces se detenían por un tiempo e iban a otra tienda”.
Cuatro horas después, Malakia y su amigo fueron rescatados por las fuerzas de seguridad.
Malakia cree que fue "completamente afortunada", porque estaba tirada en el piso cuando comenzó el ataque y al lugar donde se refugiaba entraron muy fácilmente los soldados.
Andrew McLaren: A punto de dejar Kenya
Andrew McLaren y su esposa, Kathy, estaban en un café cerca de la entrada en el supermercado Nakumatt, una de las cadenas más grandes del país, cuando el ataque comenzó, dijo su madre a la televisora neozelandesa TVNZ .
La pareja, que estaba en Kenya por razones de trabajo, disfrutaba de su último fin de semana en Nairobi antes de regresar a Nueva Zelandia.
Los dos se tiraron al piso buscando cubrirse, según Elaine McLaren-Crawley, que relató una conversación que tuvo con su cuñada.
Los atacantes rociaron de balas el café. "Andrew recibió disparos en la espalda mientras él y Kathy estaban en el piso de la cafetería", afirma.
Ambos pudieron escapar y se encuentran en condición estable en el hospital Aga Khan, según su madre.
Uche Kaigwa-Okoye: "Todos estábamos aterrados"
Uche Kaigwa-Okoye tomaba café cuando escuchó algo similar a una mesa que se cayó, y después disparos. Cuando éstos fueron más intensos, la muchedumbre en pánico comenzó a dirigirse hacia las salidas.
Junto con otras 20 personas, él se refugió por unas cinco horas en un baño de mujeres.
"Estábamos todos muy espantados", afirma. "Todos sonaban muy asustados. No podíamos hacer ningún ruido, tenían granadas. Era un sonido muy muy fuerte. Ellos pasaron por nuestro corredor varias veces. Escuchamos disparos por nuestro pasillo", dijo a CNN.
Algunas personas se aventuraron a salir pero regresaron rápido, diciendo que no era seguro.
Kaigwa-Okoye escuchó disparos, pero entonces se dio cuenta que la policía llegó al piso donde estaba escondido. Estaban disparando gas lacrimógeno.
Los policías les dijeron que salieran en una sola fila y les pidieron que dejaran sus bolsos.
Zulobia Kassam: "Disparos esporádicos de todos lados"
Zulobia Kassam acababa de terminar de tomar una taza de café cuando se dirigió a la entrada del centro comercial para ir al supermercado Nakumatt para comprar algunas cosas.
"Entramos y las luces se apagaron", afirma. Esperó a que entraran en funcionamiento los generadores pero en vez de eso escuchó disparos y vio gente correr.
"Nos fuimos a la parte de atrás y nos escondimos", dijo Kassam a CNN.
"Escuchamos disparos esporádicos de todos lados, de arriba, de abajo, inclusive escuchamos disparos a unos 10 metros de nosotros", afirma.
"La gente estaba petrificada, llorando, rezando", asegura.
Kassam se escondió por más de dos horas cuando personal de seguridad llegó y les dijo que era seguro salir. Ambos salieron por un área de almacenaje.
"Vimos mucha sangre, sandalias y zapatos", dice.
Ella pudo salir hasta la vía principal. Y aun cuando parecía que ya estaba a una distancia segura, volvió a escuchar más disparos.