China delinea su agenda económica bajo la expectativa internacional
Todas las miradas están puestas sobre China mientras el país asiático se prepara para la esperada reunión del Partido Comunista.
Tras décadas de expansión exponencial, la segunda mayor economía del mundo entra en un periodo de desaceleración del crecimiento y Beijing está bajo presión para resolver los problemas que amenazan al desarrollo económico futuro y a la estabilidad social.
La reunión se celebrará entre el 9 y el 12 de noviembre, y es la primera gran oportunidad que el presidente Xi Jinping tiene para implementar de forma agresiva una agenda de reformas que tendría grandes implicaciones para la economía mundial.
"Para muchos observadores y jugadores del mercado, este es el momento crucial", dijo Tao Wang, economista de UBS. "Muchas personas creen que si el nuevo gobierno no implementa reformas generalizadas en este momento, la economía de China se irá a la ruina".
Otras personas, entre ellas Wang, demuestran mayor optimismo y argumentan que la economía de China seguirá creciendo a paso firme durante los próximos años, aún sin hacer cambios drásticos.
"Pensamos que la reunión de noviembre servirá para establecer una estructura integral de reformas para los próximos años, pero no es probable que se den a conocer muchos detalles", dijo Wang. "Sin embargo, esto no es razón para entrar en pánico. En efecto esperamos que se emprendan gradualmente muchas medidas reformistas".
Los economistas dicen que China debe encontrar el equilibrio en el crecimiento al alejarse de un modelo económico en el que los créditos baratos y las exportaciones son el motor del crecimiento. En cambio, el gobierno de Beijing debe estimular el consumo nacional y la innovación.
La gran interrogante para la inminente reunión, que oficialmente se llama tercera sesión plenaria del 18º Comité Central del Partido Comunista de China, es con cuánta firmeza tratará Xi de implementar las reformas.
El consenso entre los analistas en China es que la actual dirigencia de Beijing podría seguir el ejemplo de Deng Xiaoping, un reformador que puso las mejoras económicas por encima de la ideología. Pero también es posible que Beijing siga postergando la acción y espere a que ocurra una crisis real antes de implementar reformas en la estructura del partido.
Entre los cambios posibles están una revisión a las políticas fiscales, de tierras y de planeación familiar; soluciones para controlar la explosión de la deuda de los gobiernos locales ; la reestructuración de las enormes empresas estatales de China, y la reducción de las restricciones a la inversión extranjera . Se considera que muchas de esas ideas son políticamente incómodas y podría ser difícil convencer rápidamente al partido.
"Actualmente, la política de China busca el consenso y por ende es cautelosa; típicamente toma la vía de menor resistencia", dijo Louis Kujis, economista de RBS.
Con todo, se puede encontrar un punto medio. Por ejemplo: en vez de desmantelar los monopolios estatales en los sectores financiero y de telecomunicaciones, el gobierno podría facilitar que las empresas extranjeras se establezcan en China, lo que aumentaría la cantidad de jugadores en el mercado.
El mayor riesgo tal vez sea que la reunión sea improductiva y que no se logre el consenso.
"No tienen mucho tiempo que perder", dijo Wei Yao, economista de la Société Générale.