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Christie, el líder republicano que se debate entre latinos y conservadores

El republicano es uno de los favoritos a la candidatura de su partido por la presidencia de EU a pesar de sus posturas inmigratorias
lun 06 enero 2014 12:34 PM

A finales de mayo de 2011, Mitt Romney hizo su primer acto de campaña en Carolina del Sur, estado que le causó problemas durante su primera campaña por la presidencia de Estados Unidos y que tal vez resulte igualmente frustrante en su segunda campaña.

Las dificultades que Romney ha tenido con la base conservadora ya están bien documentadas. Sin embargo, entre sus muchos problemas dentro de la derecha no se contaba la inmigración. Esa tarde de mayo, en Carolina del Sur, Romney llegó preparado para responder a una amplia gama de preguntas incómodas. Defendió su ley de servicios de salud y fue poco claro respecto al controvertido plan Medicare que se debatía en el Congreso.

No esperaba tener que hablar de inmigración, pero un activista que parecía haberse infiltrado entre el reducido y selecto público quiso saber si Romney respaldaba la amnistía para los inmigrantes indocumentados. Romney dijo que no, expuso firmemente sus posturas y el elector quedó aparentemente satisfecho.

El punto es que aunque la inmigración no surge como tema esencial en las encuestas —solo el 3% de los estadounidenses lo consideraron como "el problema más importante" según una encuesta reciente de Gallup—, el tema sigue siendo sumamente delicado y es una prueba de fuego para un grupo apasionado y activo del electorado de las primarias republicanas.

Se trata de un tema que surge constantemente en las campañas republicanas, en las reuniones en los ayuntamientos, en programas de radio y en internet. No solo se trata de la temida reforma inmigratoria "integral" que perturba a los activistas de las bases; para una desafiante porción de la base republicana, cualquier clase de reforma no es negociable .

A pesar de que los principales republicanos de Washington han tratado de mejorar la terrible imagen del partido entre los electores hispanos, las cosas casi no han cambiado desde la campaña primaria de 2012, cuando los votantes republicanos destrozaron al gobernador de Texas, Rick Perry, por decir al público en un debate que "no tenían corazón" si se oponían al pago del impuesto educativo estatal que subsidiaría la colegiatura de los jóvenes inmigrantes ilegales.

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En la Asamblea de Representantes, se obstaculizó una propuesta inmigratoria: está muerta y enterrada gracias a Marco Rubio, uno de sus antiguos impulsores republicanos, pero que ahora se opone.

El presidente de la Asamblea, John Boehner, dijo que está dispuesto a aprobar una serie de medidas menores. De igual forma, varios funcionarios electos republicanos hicieron comentarios apasionados sobre los inmigrantes hispanos.

Este es el partido al que el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien firmará una versión estatal del DREAM Act esta semana, deberá enfrentarse si decide postularse como candidato presidencial republicano en 2016. A primera vista, su apoyo a la propuesta será problemático, ya que esta permite que los inmigrantes indocumentados que han asistido a las preparatorias de Nueva Jersey paguen colegiaturas subsidiadas con el impuesto educativo estatal.

Al haber ganado la reelección en noviembre de 2013 gracias a la mayoría de votantes hispanos, que Christie apoye la llamada propuesta de ley para la igualdad en las colegiaturas es uno más de sus logros mientras cultiva una imagen de republicano que puede atraer a los votantes independientes y a militantes no tradicionales. Sus simpatizantes creen que es un candidato republicano con probabilidades de ganar una elección nacional.

Sin embargo, en el contexto de las primarias republicanas, promulgar la propuesta de ley sobre colegiaturas parece ser un caso más en el que Christie desdeña a los mismos electores cuyo apoyo necesitará una vez que la carrera presidencial arranque en noviembre de este año.

El principal pecado al que se refieren los conservadores cuando hablan de Christie es simbólico: su recorrido de la costa de Nueva Jersey al lado del presidente Barack Obama después del huracán Sandy , lo que dio credibilidad popular bipartidista al presidente unos días antes de las elecciones de 2012. Hay otras herejías: las medidas para el control de armas que se aprobaron en Trenton; la efusiva presentación amistosa con Bill Clinton en una conferencia sobre políticas en Chicago que se celebró a mediados del año pasado, su animada defensa de las labores de vigilancia y de las operaciones con drones (naves robot no tripuladas) del país.

Al respaldar el subsidio a las colegiaturas de los inmigrantes ilegales pule su reputación ante la clase acomodada del norte de California, pero refuerza el estatus de Christie como persona non grata en los ranchos del oeste de Iowa y en las cafeterías de Nueva Hampshire. Sin embargo, hay otra forma de verlo: los conservadores que desprecian a Christie por haber promulgado la ley sobre las colegiaturas probablemente no lo apoyarán de todas formas. Tal vez él no les agrade, pero tampoco los necesita.

Sin importar los fracasos de Christie, pocos dudan de que tiene talento natural para la política y una afinidad con los votantes que Romney nunca tuvo.

La dinámica de la carrera de 2016 será diferente a la de 2012. Un conservador en temas fiscales como el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, podría obstaculizar el camino de Christie entre la comunidad empresarial. Sin embargo, los agentes estatales afines a Christie confían en que habrá más espacio en 2016 para un candidato que quiere que el partido extienda su atractivo popular.

En 2008, un candidato republicano desafió a la gente leal al partido en muchos asuntos —entre ellos la inmigración— y ganó la candidatura presidencial. John McCain se postuló a la presidencia cuando la reforma inmigratoria que respaldaba estaba derrumbándose en el Congreso. Su campaña se derrumbó en el proceso, pero McCain se recuperó y tuvo un regreso notable.

Robert Cahaly, agente republicano en Carolina del Sur dijo que mientras Christie sea honesto sobre sus posturas, tal vez no le afecten tanto como asegura la derecha. "Está enfrentándose a un pequeño obstáculo político, no a un muro de ladrillos", dijo Cahaly refiriéndose al apoyo que Christie manifestó a la propuesta de ley sobre las colegiaturas. "Tiene que hacer lo que crea correcto y no ofrecer disculpas. Es su estilo".

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