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La guerra política contra la pobreza en EU recobra esperanza tras 50 años

La brecha entre ricos y pobres crece, y el problema llama cada vez más la atención de los actores políticos estadounidenses
mié 08 enero 2014 12:07 PM

Millones de estadounidenses dependen de la combinación de la asistencia del gobierno con los empleos de salarios cercanos al mínimo.

Es el caso de Tianna Gaines-Turner, madre de tres hijos, que se encontró sin hogar alguna vez y ahora está desempleada de nuevo porque su contrato temporal en una guardería terminó el 2 de diciembre. Su esposo gana 8.50 dólares por hora (106 pesos); luchan por alimentar a su familia a pesar de que cuentan con 160 dólares al mes (2,000 pesos) en cupones para alimentos.

Aunque se siente ajena al proceso político, Gaines-Turner tiene motivaciones políticas. "Si los políticos entendieran cómo es su vida y la de sus vecinos, las cosas mejorarían", dijo. "Es doloroso porque no saben por lo que pasamos todos los meses", dijo de los políticos.

Casi 50 millones de personas viven en la pobreza en Estados Unidos —casi una de cada seis—, cifra que iguala o supera a algunas de las tasas de pobreza más altas desde la década de 1960. Sin embargo, es uno de los temas menos discutidos en la política nacional.

Un compromiso de Obama

Ya avanzado su segundo mandato, el presidente Barack Obama concentró su atención en la pobreza y en la desigualdad de ingresos . Pero es un tema que hasta ahora ha tocado poco.

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Durante su primera campaña presidencial, la pobreza no era una prioridad, pero Obama se comprometió a terminar con el hambre infantil para 2015. Está lejos de lograrlo.

El año en el que Obama hizo esa promesa, 31 millones 800,000 personas recibieron prestaciones adicionales para alimentación, una cifra récord. Desde entonces ese récord se rompe cada año, ya que ahora más de 47 millones de personas están inscritas al programa de cupones para alimentos.

Aunque emprendió una campaña para abordar la desigualdad de ingresos al urgir al Congreso a aumentar el salario mínimo federal y extender las prestaciones por desempleo vencidas, los activistas dicen que el cambio no ha sido sustancial.

Sin embargo, se trata de un problema que existe desde mucho antes de que Obama asumiera la presidencia en 2008. Cincuenta años después de que Lyndon Johnson declarara la guerra a la pobreza, esta sigue afectando a millones de estadounidenses. Además, la brecha entre ricos y pobres ha crecido ininterrumpidamente. En 2012, el 5% de los hogares más ricos poseían el 22.3% de los ingresos en comparación con el 16.3% que recibieron en 1968, según la Oficina del Censo.

Los analistas no partidistas del Congreso culpan de la creciente desigualdad de ingresos a la distribución desigual de los salarios y a las prestaciones e impuestos "menos redistributivos". El problema para los activistas es que en Washington casi no hay una discusión real sobre los temas que les importan, salvo cuando surgen en los enfrentamientos presupuestales.

"Hemos visto un alejamiento total del pueblo en los puestos de liderazgo", dijo Mariana Chilton, profesora asociada de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Drexel y fundadora del proyecto Witnesses to Hunger. Pero eso podría cambiar. El combate a la pobreza parece estar tan de moda como Miley Cyrus.

Ideas de progresistas y conservadores

Los liberales esperan que 2016 sea diferente mientras presionan a personas como Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts, para que se postulen a la presidencia. Warren es una política novata y defensora de las políticas económicas liberales.

Los progresistas creen que la elección del demócrata Bill de Blasio como alcalde de Nueva York, la capital financiera del mundo, es un indicio prometedor de que el país tal vez esté listo para discutir temas que conciernen a los pobres. De Blasio  centró su campaña en la división entre ricos y pobres .

Sin embargo, el movimiento contra la pobreza y la desigualdad de ingresos podría provenir de un rincón inesperado en la política estadounidense: el ala conservadora del partido republicano.

El asambleísta por Wisconsin y posible contrincante para 2016, Paul Ryan, ha explorado discretamente el tema. Se embarcó en un recorrido para conocer a las comunidades pobres del país. 

Bob Woodson, conocido de Ryan que dirige el Centro para la Empresa Vecinal —una organización nacional que trabaja con personas de bajos ingresos—, dijo que el legislador se le acercó después de las elecciones y dijo que quería saber más. Ryan se reúne con él una vez al mes en una ciudad distinta y pasa tiempo con la gente pobre, dijo Woodson.

El senador por Kentucky, Rand Paul, dio un discurso sobre la pobreza en Detroit en las últimas semanas y planea hacerlo nuevamente esta semana. Además, el senador por Florida, Marco Rubio, dará a conocer su programa de lucha contra la pobreza esta semana.

¿Un asunto de interés?

Los programas como Medicare y la seguridad social a menudo reciben gran atención durante las campañas porque esos temas conllevan ventajas políticas. La asistencia social, las prestaciones por desempleo y los cupones para alimentos se distribuyen entre la población y tradicionalmente no llaman tanto la atención políticamente hablando.

Aunque para ciertos círculos políticos la expansión de los programas gubernamentales es un tema arriesgado, escasean las propuestas innovadoras para abordar la brecha entre ricos y pobres, y la reducción de la clase media.

Sin embargo, la pobreza sale a la luz solo cuando se da a conocer que un candidato desdeña a los pobres. La campaña del republicano Mitt Romney sufrió un revés cuando dijo que "no le preocupaba" la gente muy pobre. Pero, ¿es intencional el desconocimiento de la pobreza?

Chris Lehane, el estratega demócrata, dijo que los pobres no votan, "lo que significa que no influyen en el proceso político tanto como deberían". Las estadísticas demuestran que es menos probable que la gente con ingresos menores vote. Según las encuestas de salida de CNN, quienes ganaron menos de 150,000 dólares al año (un millón 875,000 pesos) comprendieron el 6% del electorado en 2008. 

Las estadísticas demuestran que es menos probable que la gente con ingresos menores vote. Según las encuestas de salida de CNN, quienes ganaron menos de 150,000 dólares al año (un millón 875,000 pesos) comprendieron el 6% del electorado en 2008. Más del 13% de la población total quedó por debajo del umbral de pobreza ese año.

La economía en crisis tal vez sea el estímulo para que los políticos quieran cambiar esa idea.

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