Alaska, el estado que busca integrar a los violadores en la sociedad
Nota del editor: Esta nota es un resumen de un contenido especial de CNN escrito por John D. Sutter. Lea esta historia completa en inglés.
(CNNMéxico) — Ruth vive en una casa de madera en Alaska. A un lado, vive su esposo, Sheldon. Ambos se conocieron hace décadas mientras pescaban en el hielo. Él compartía su amor por la naturaleza y su pasión por acampar. Ella lo amaba en ese entonces, y también lo ama ahora, incluso después de enterarse de su mayor secreto: que durante años acosó y violó a Alice, una de sus hijas adoptivas.
Tras enterarse en 2003, Ruth y Alice permitieron a Sheldon vivir cerca de ellas por una simple razón: no quieren que vuelva a violar a nadie. El problema de las violaciones en Alaska es muy extenso, con la tasa más alta de Estados Unidos, de acuerdo con las cifras de 2012 del FBI. Se estima que por cada 100,000 personas ocurren 80 violaciones, cerca del triple del promedio nacional, que es de 27.
Aunado a los datos nacionales, las encuestas locales informan de un panorama más grave. La mayoría de las mujeres (59%) han sufrido violencia por parte de su pareja íntima o pareja sexual. La justicia estadounidense clasifica como “violencia por parte de la pareja íntima” a la violación, ataque sexual, robo, asalto con agravantes y un ataque por parte de un esposo actual o pasado, novio o novia.
El 37%, casi cuatro de cada 10, han sido violadas o abusadas sexualmente, de acuerdo con una encuesta realizada a 871 mujeres adultas en Alaska y publicado en 2010. Este problema es tan conocido a nivel nacional que forma parte del proyecto Change the List (Cambiar los datos) de CNN, que pretende atraer la atención sobre zonas de EU que sufren problemas graves.
Durante una época, los políticos en Alaska argumentaron que las altas cifras se debían a que las personas en su estado reportaban las violaciones más que en otros estados. Sin embargo, no pudieron continuar con dicho argumento una vez que se aclaró el panorama. Las encuestas sugieren que las violaciones son menos reportadas en Alaska que en otros estados.
Lo que no ha quedado claro es el porqué de la violencia. “Eso forma parte del problema”, dijo Andre Rosay, director de la Universidad de Alaska Anchorage Justice Center. “Aún no podemos resolver esa pregunta”, agregó y comentó que hasta el momento, los investigadores no han mostrado interés en interrogar a los violadores para entender qué les mueve a cometer dicho crimen.
Sheldon está inscrito en un programa de ayuda a violadores y pederastas que ya han pagado condenas en la cárcel. Éste consiste en rodear a los criminales con una red de seguridad de cinco voluntarios de la comunidad, que tratan de evitar que los violadores acosen o violen de nuevo a alguien.
El programa parte de dos ideas fundamentales de la cultura nativa de Alaska: la comunidad y el perdón. En muchos estados, desde California hasta Alabama, se suele expulsar de sus casas a los violadores tras salir de prisión, no se les permite vivir cerca de escuelas, parques o centros de educación para niños, lo que los empuja a vivir en lugares alejados y sin vigilancia.
Contrario a eso, el propósito de este programa es tener a los criminales en el centro del círculo de apoyo y no excluirlos de la sociedad. “Ahí no se pueden esconder”, dijo el director clínico del programa para violadores. El programa pretende que las víctimas se liberen de la culpa que en ocasiones las hace pensar que son en parte responsables de ser violadas.
Para proteger la identidad de la víctima de Sheldon, su víctima y su familia, el autor original de este reporte John D. Sutter cambió sus nombres.