La visita de Hollande sin primera dama a EU genera expectativas
El presidente de Francia, François Hollande, visita este martes Washington en plena caída de sus índices de popularidad y de los abundantes reportes de que engañó con una joven actriz a la que fue su compañera durante siete años. Obama dijo en noviembre que ansiaba recibir a la ex primera dama, Valerie Trierweiler, quien no irá a la Casa Blanca ahora que Hollande anunció su separación.
El presidente de Francia dijo que su vida privada es privada , pero no niega el romance. Ahora acude solo a Estados Unidos para participar en uno de los eventos más tradicionales de Washington, en donde el protocolo rige en casi todo y un traspié podría ofender a uno de los principales aliados.
"El protocolo que dicta la forma en la que se llevan a cabo las visitas de Estado es algo arraigado en cientos de años de historia", dijo Anita McBride, exjefa de personal de Laura Bush, quien ayudaba a organizar las cenas de Estado.
No es la primera vez que un presidente de Francia viaja solo a Washington. El predecesor de Hollande, Nicolas Sarkozy, asistió a una cena formal en la Casa Blanca poco después de anunciar la separación de su esposa. Al menos Hollande asistirá. Cuando la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, se enteró del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), canceló su visita.
Sin embargo, aún hay dudas sobre quién se sentará al lado de Obama. Usualmente, la pareja del jefe de Estado visitante se sienta al lado del presidente de Estados Unidos. Cuando ese puesto está vacante, las autoridades estadounidenses deben consultar con sus homólogos e incluso deben pedir la opinión del presidente.
No es necesariamente una labor ardua, dijo McBride, porque hay muchas personas que saltarían ante la oportunidad de sentarse junto a Obama. No necesariamente debe designarse a un francés, aunque es de esperarse que lo sea. Se trata de una planeación que requiere de una atención minuciosa.
"La Casa Blanca es un sitio en donde se adaptan rápidamente al cambio, siempre eres ágil y siempre eres flexible. Además, siempre tienes cuidado con los asuntos del protocolo", dijo.
Tal vez parezca anticuado tratar a un invitado con tanta cautela, pero en las cenas de Estado siempre ha regido la formalidad y los buenos modales. Han crecido tanto que ya no caben en el Comedor de Estado. Se levanta una resistente carpa blanca en el Jardín Sur para albergar a los cientos de invitados, entre quienes usualmente se cuentan algunos donadores importantes y aliados esenciales en el Congreso.
Es una invitación muy codiciada, tanto que una pareja de Virginia falsificó una para asistir a un evento en el que Obama honraría al primer ministro de India, Monmohan Singh, en 2009. El sari de color rojo y dorado de Michaele Salahi probablemente está grabado en la memoria de Desiree Rogers, la exsecretaria de Asuntos Sociales de la Casa Blanca, que renunció poco después del incidente.
Esa clase de fisura notoria en el protocolo de la noche no es usual, dijo McBride, que recordó un incidente durante una visita del primer ministro de China, quien, según McBride, estaba desconcertado cuando un periodista hizo una pregunta a gritos durante su llegada formal a la ceremonia.
Aunque los detalles aún cuentan para los viejos aliados como Francia, no es probable que Obama se enfrente a sorpresas importantes en cuanto a los asuntos políticos que se tratarán.
Para el beneplácito del gobierno de Obama, Francia ha adoptado una postura más intervencionista en los conflictos mundiales. Es un cambio radical respecto a hace una década, cuando la oposición de Francia a la invasión de Iraq provocó el surgimiento de las "papas de la libertad".
En Libia, Francia asumió un rol de liderazgo en la misión que culminó con la muerte de Muamar Gadafi. En Mali, las tropas francesas trabajan para evitar que los islamistas tomen el control del norte del país.
Francia estaba lista para lanzar ataques aéreos contra Siria en septiembre mientras Obama trataba de reunir apoyo, así que el país fue uno de los pocos aliados externos que respaldaron el plan estadounidense luego de que el Parlamento británico votara en contra. A final de cuentas, Obama acudió al Congreso para recibir aprobación, pero el tema nunca se sometió a votación.
Hollande —al igual que la mayoría de los líderes europeos— ha manifestado su indignación por el supuesto espionaje de la NSA, pero probablemente eso no afecte las relaciones entre Francia y Estados Unidos. Se puede decir lo mismo en el caso de lo que Hollande llama "evasión fiscal" de parte de las empresas de tecnología estadounidenses (el presidente de Francia se dirigirá a Silicon Valley luego de visitar Washington).
Hollande, un socialista electo en 2012, está más alineado con las políticas de Obama que Sarkozy , quien pertenece a la centroderecha.
Habla inglés con fluidez, lo que podría servirle para ser un invitado más fácil que su predecesor y un compañero de viaje más conversador cuando se dirija con Obama el lunes a Monticello, la casa de Thomas Jefferson. Pero no le hagan preguntas sobre su vida amorosa.