Sexoservidoras de Túnez piden que se reabra un burdel en ciudad turística
Un grupo de prostitutas pidió al gobierno de Túnez que reabra un burdel en la ciudad turística costera de Soussa luego de que se cerrara hace más de un año por orden judicial.
Aunque es un país musulmán conservador, Túnez permite la prostitución en burdeles autorizados. El comprar sexo en otras partes es ilegal. Sin embargo, un tribunal ordenó el cierre del burdel de Soussa en noviembre de 2012, en una etapa en la que los islamistas radicales habían emprendido una campaña contra estos establecimientos en varias partes del país.
El juez que ordenó cerrar el burdel lo hizo luego que un abogado hablara en nombre de los vecinos de la zona. Sin embargo, una de las sexoservidoras dijo que no existía ningún problema con los vecinos.
"No hay problema alguno… Nos atacaron los salafistas, los islamistas radicales, nos atacaron y cerraron el establecimiento por la fuerza", dijo la líder de la delegación, que entregó una petición con las firmas de más de 120 mujeres a Meherzia Labidi vicepresidenta de la Asamblea Constituyente de Túnez.
"Los vecinos no tenían problemas con nosotras y nos informaron que no les molestaría que reabriéramos el burdel", dijo otra de las mujeres del grupo.
"Tenemos que regresar a nuestro trabajo porque nos enfrentamos a grandes catástrofes financieras", agregó.
Labidi, del partido islamista tunecino Ennahda —que ostenta la mayoría en la Asamblea— dijo a las sexoservidoras que la decisión de reabrir el burdel dependía del Ministerio del Interior pero que haría lo posible para ayudarles.
La funcionaria, que llevaba la cabeza cubierta, agregó: "Sin embargo, debemos reconocer que cualquier establecimiento en el que tenga lugar la prostitución regularmente, aquí o en cualquier lugar del mundo, es un problema en sí".
Las trabajadoras de un burdel a menudo están bajo la supervisión de una mujer y se someten a revisiones médicas frecuentes. Su registro y regulación es competencia del Ministerio del Interior, aunque no se encarga de su administración.
"Estas mujeres son tunecinas y tienen derechos, nuestro deber es servirles. Estoy lista para escuchar a todas con la condición de que tenga tiempo, de que sus peticiones sean posibles y que puedan atenderse en tales circunstancias; tienen el derecho de que todos las escuchen", dijo Labidi a Mosaique FM
Los burdeles autorizados del país datan de hace casi un siglo y su existencia se documentó por primera vez durante el periodo colonial francés.
Tras la independencia, el gobierno tunecino reorganizó el sector. Había burdeles en muchas provincias del país, especialmente en las zonas populares entre los turistas de la región.