Felipe VI, un soberano discreto para una Corona en crisis
Felipe de Borbón y Grecia se convertirá en Felipe VI después de más de 30 años como heredero y una vida dedicada a prepararse para suceder a su padre, el rey Juan Carlos I, que abdica tras graves problemas de salud que han coincidido con tumultuosos escándalos que han dañado la imagen de la Corona española.
El todavía príncipe Felipe, de 46 años, se enfrenta al duro trabajo de convencer de la utilidad de la monarquía a una ciudadanía cada vez más desencantada con una familia real en el pasado muy popular.
El "heredero más preparado de la historia de España", en palabras de su antecesor y progenitor, es muy diferente de su extrovertido padre y prefiere un estilo de vida sobrio, algo que podría ayudarlo a limpiar la imagen de la monarquía mientras se prodigan los mensajes favorables al regreso de la república.
Felipe Juan Pablo y Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia es amable y sabe cómo hacer que la gente se sienta cómoda a su alrededor, aunque sin el "sentido común" ni la campechanía de su padre, pero muy lejos de la rigidez de la familia británica, por ejemplo.
"Está bien informado, tiene buen juicio pero seguirá los consejos", dijo Bieito Rubido, director del monárquico y centenario diario ABC.
"Y algo que es muy importante en España, no es sencillo pero sabe cómo conectar con la gente", añadió.
La discreta vida privada del que será nuevo jefe del Estado con su esposa, la experiodista divorciada Letizia Ortiz, y sus dos hijas se debe tanto a su carácter como a su percepción de los tiempos.
Los observadores de la Familia Real cuentan que mientras la comitiva oficial de Juan Carlos se salta los semáforos en rojo y va con las sirenas de policía a todo volumen, Felipe intenta pasar desapercibido.
"Es una persona seria, está en las antípodas de su padre, es más próximo a la madre, más alemán", dijo José García Abad, periodista y autor de "El príncipe y el rey" (2008).
El hijo pequeño de los Reyes de España, que subirá al trono por la Ley Sálica que favorece al hombre frente a la mujer en la línea de sucesión, se ha mantenido al margen de la corrupción y el escándalo que ha minado la credibilidad de la familia y la han hecho parecer alejada del sufrimiento del país.
Felipe, gran aficionado a los deportes, a los asuntos de actualidad y a la Historia, tiene fama de ser un hombre trabajador y recto y se ha esforzado por alejarse de una forma de vida pródiga de sus familiares.
Su agenda siempre está repleta y lleva representando años los intereses de España al más alto nivel, como en la recientemente fracasada candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020.
"La actual crisis económica (...) requiere una seria reflexión sobre cómo el espíritu colectivo puede recuperar valores que, en los últimos tiempos, han ido por mal camino", dijo Felipe en un discurso en 2012, refiriéndose a la "generosidad, integridad, esfuerzo y excelencia".
Mejor valorado
Felipe lleva toda su vida preparándose para ser rey, una posición que ha cambiado radicalmente desde que su padre fue nombrado por el dictador Francisco Franco y supervisó los años oscuros de la transición a la democracia.
"Felipe no tiene el 23-F (golpe de Estado de 1981), que es el bagaje, la gran baza, del Rey, pero tampoco tiene los pecadillos de los elefantes", dijo José Miguel de Elías, director de la encuestadora Tecel-Estudios Sigma Dos.
Consciente de la gravedad de los tiempos, Felipe tuvo que intervenir en la gestión de la crisis monárquica, distanciándose públicamente de los duques de Palma tras un caso de corrupción que ha salpicado a la pareja, y al parecer también tuvo una influencia directa en una mayor transparencia de la Casa Real.
"La valoración de Felipe (un 62% frente al 50% de su padre en febrero de 2014, según sondeo de Sigma Dos) da la pista que puede mejorar la situación de la monarquía", dijo De Elías.
Casi la mitad de los españoles creían que el rey Juan Carlos debía abdicar en favor de su hijo y más de una tercera parte, especialmente entre los jóvenes, querían que el país se convirtiese en una república, según ese sondeo.
Felipe VI, nacido el 30 de enero de 1968 en Madrid, fue educado en un colegio de clase media cercano al Palacio de la Zarzuela, al mismo que van su hijas Leonor y Sofía, de 8 y 7 años.
A los 18 años juró lealtad a la Constitución española de 1978 y al Rey en el Congreso de los Diputados y asumió plenamente su papel como heredero, momentos en el que la influencia directa de su padre empezó a cobrar mayor protagonismo.
Desde 1985 a 1988 se sometió a un plan de formación militar, ya que como jefe del Estado también ostentará el mando de las Fuerzas Armadas, y estudió cursos en las academias de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire.
Después llegó a la Universidad Autónoma de Madrid, donde se licenció en Derecho y realizó algunos cursos de Ciencias Económicas. Para poner el broche a su preparación académica, Felipe VI realizó un Master en Relaciones Internacionales en la Edmund Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown, en Washington D.C., graduándose en 1995.
A los 28 años, Felipe comenzó a atender compromisos institucionales propios de su condición de heredero y participó en los acontecimientos más importantes de la vida pública española.
El príncipe tiene un sutil pero evidente sentido humor y parece disfrutar conociendo gente, teniendo en cuenta cómo se comporta en los actos públicos. Su personal de prensa se queja de que en ocasiones tienen que llevárselo.
Cuando era un joven veinteañero, Felipe, de ojos azules, llegó a ser considerado una especie de playboy. Dos de sus novias fueron rechazadas por sus padres como inapropiadas, una de ellas por ser exmodelo de ropa interior.
La mayor rebelión de Felipe fue negarse a retractarse cuando sus padres pusieron trabas a que se casara con Letizia Ortiz, una presentadora de informativos de televisión divorciada, cuyo abuelo trabajaba como taxista.
Esta podría ser una prueba de que ha heredado parte de la notoria voluntad de hierro de su madre, la reina Sofía.
Se casó con Letizia en 2004 y algunos observadores reales creen que su elección puede ser clave para la supervivencia de la monarquía, pese a las críticas que la princesa Letizia ha recibido por querer conservar su vida privada.
Algunos consideran a Letiza como una modernizadora de la Casa de Borbón de la misma forma que el matrimonio de Kate Middleton con el príncipe Guillermo impulsó la popularidad de los Windsor en Reino Unido.
Gran aficionado al deporte
Felipe VI es un gran aficionado a los deportes, como el esquí y vela, disciplina en la que participó en clase Soling en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde fue el abanderado de la selección olímpica española, quedando en sexto lugar.
La vela es quizás una de las pocas pasiones que comparte con el rey Juan Carlos, un hombre muy aficionado también a las cacerías y festejos taurinos que nunca han gustado a la reina Sofía y a su hijo.
Según cuentan observadores reales, Felipe también acude habitualmente al gimnasio, juega al pádel y le gusta mucho el futbol, un deporte que conoce a fondo como espectador. Se declara seguidor del Atlético de Madrid.
Aficionado al esquí, el cine, el baile, la lectura y los conciertos de música pop o rock, no ha sido raro ver a la pareja real en actuaciones de Alejandro Sanz, Van Morrison o Bruce Springsteen.
Como dato anecdótico, destaca que con su 1,97 metros de estatura es el príncipe más alto del mundo, según el libro Guinness de los Récords de 2012.