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Qué sigue para David Cameron tras el 'No' en Escocia

El resultado del referéndum salvó de un fracaso al primer ministro, que deberá negociar para conceder la autonomía que prometió a Escocia
vie 19 septiembre 2014 10:41 AM

Nota del editor: Robin Oakley fue editor político y columnista del diario británico The Times en Londres entre 1986 y 1992, editor de política de la BBC entre 1992 y 2000 y editor de política europea de CNN entre 2000 y 2008.

LONDRES (CNN) — David Cameron se salvó por poco de un fracaso político. El éxito de la campaña Better Together (Mejor juntos) lo salvó de la catástrofe. Después de todo no tendrá que pasar a la historia como el primer ministro durante cuyo mandato Escocia decidió separarse de Reino Unido. Sin embargo, en su partido y en su país flotarán preguntas serias acerca de su futuro.

Cameron también se enfrentará a una batalla ardua en el Parlamento para conceder, como premio de consolación, una ampliación de facultades al Parlamento escocés, el llamado paquete Devo Max que Cameron se vio obligado a prometer  a causa del pánico en las últimas etapas de la campaña por la unidad.

Este viernes, el primer ministro lucía cansado pero aliviado cuando dijo a los reporteros, en su residencia oficial, que le habría roto el corazón que Escocia se separara de Reino Unido.

" El pueblo de Escocia ha hablado ", dijo Cameron. "Mantuvieron unido a nuestro país compuesto de cuatro naciones y, al igual que millones de personas, estoy encantado".

Cameron llamó al país a avanzar con un "acuerdo equilibrado, justo para el pueblo de Escocia y, lo más importante, también para todos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte".

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Aunque los votantes escoceses rechazaron la independencia por 55% de votos en contra y 45% a favor, esta historia aún no termina para Cameron.

¿El primer ministro impulsó el voto nacionalista?

Cameron quiso separar la situación de la independencia de Escocia de su propio futuro. Cuando advirtió a los escoceses que lo que estaban a punto de hacer era un rompimiento definitivo y no una separación de prueba, les pidió que no despreciaran la unión con un voto de protesta solo porque estaban inconformes con él y con su partido (entre los 59 representantes de Escocia en el Parlamento británico, solo hay un conservador).

Es probable que su mejor estrategia haya sido insistir en que el divorcio constitucional sería definitivo. Sin embargo, al enfatizar que la cuestión sobre la que se iba a votar no era su futuro, sino el futuro de la unión, Camerón reconoció que muchos lo culpan de dar fuerza al voto nacionalista.

En qué se equivocó Cameron

Antes que nada, lo culpan de las condiciones que acordó para la celebración del referéndum. Los críticos ahora atacan duramente a Cameron por haber dado al líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond, dos años para ganar impulso para su causa y de permitir que los jóvenes de 16 años votaran.

Lo culpan de haber accedido a que se plasmara una pregunta en las boletas que implicaba que los partidarios de la independencia hicieran campaña por un "Sí" y que sus oponentes dieran una impresión negativa al buscar un "No" como respuesta.

Lo culpan de haber accedido a que se decidiera la cuestión con un voto. Cuando un gobierno laborista accedió a que se celebrara un referéndum en la década de 1970 relativo al establecimiento de un Parlamento escocés, se insistió en que el 40% de los votantes tenía que aprobar el cambio. Se alcanzó la mayoría, pero no se alcanzó el margen del 40% y los escoceses tuvieron que esperar otros 20 años para tener su propio Parlamento.

Pero sobre todo, los críticos insisten en que Cameron se equivocó al excluir de la boleta la opción del llamado Devo Max: una extensión considerable en la recaudación de impuestos y en los poderes de gasto del Parlamento escocés.

Esta devolución de facultades al gobierno escocés llamó la atención de muchas personas porque parecía un compromiso asequible que le habría quitado el impulso al movimiento separatista. Sin embargo, Cameron desechó el consejo y se dio cuenta de que tanto él como otros líderes del partido en el Parlamento se verían obligados a conceder el Devo Max de todas formas, sin importar si ganaban o perdían la votación, porque la campaña se les estaba saliendo de las manos.

¿Qué sigue?

Los parlamentarios conservadores ya están exigiendo ruidosamente que se equilibren las concesiones al Parlamento escocés con el incremento de poderes para las regiones inglesas, es decir, que se reduzca la cantidad de parlamentarios escoceses en el Parlamento británico y que se cancele el proceso en el que los parlamentarios escoceses en Westminster pueden votar en asuntos puramente ingleses porque los parlamentarios ingleses no tienen voz ni voto en asuntos delegados al Parlamento escocés.

Cameron es un político moderado y pragmático y ha tenido un mandato accidentado ante un partido de derecha que cada vez se vuelve más euroescéptico de cara al surgimiento del Partido Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés). Se enfrentará a mayores dificultades para implementar leyes con las que cumplirá sus compromisos con los escoceses, lo que no ayudará en nada a su autoridad.

Sin embargo, Cameron suspirará aliviado con la conmutación parcial: si los escoceses se hubieran separado de Reino Unido, bien podría haberse enfrentado a una rebelión en su partido que probablemente habría llegado a la celebración de un voto de confianza sobre su mandato, proceso que requiere que el 15% de sus parlamentarios (46 en total) firmen la propuesta.

Cameron persevera, al menos por el momento. Pero se avecinan más problemas. Las encuestas de opinión indican que en octubre su partido perderá su primer escaño ante el UKIP en una elección que se llevará a cabo a causa de la renuncia del parlamentario conservador Douglas Carswell.

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