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Fuerzas kurdas luchan contra ISIS y la falta de equipo en el norte de Iraq

Los comandantes 'peshmerga' se lamentan de no tener armamento moderno ni suficiente para repeler al grupo extremista
mié 18 febrero 2015 05:45 PM

Rashid Fouad Abdullah es un combatiente peshmerga kurdo de cincuenta y tantos años, pero es más joven que su arma.

Se trata de una pieza de artillería británica fabricada en 1941. Está en condiciones inmaculadas y le da mantenimiento a diario, mientras las fuerzas kurdas cierran el cerco a la segunda mayor ciudad de Iraq: Mosul.

Abdullah es parte del puñado de peshmerga que están estacionados en el monte Zartak, al este de Mosul.

La ciudad sigue bajo el firme control del Estado Islámico en Siria e Iraq, pero los peshmerga están de excelente humor, ya que impidieron que ISIS siguiera ganando territorios y recuperaron algunos que habían perdido a mediados de 2014.

Esperan más combates y todos, desde los generales hasta los voluntarios, se lamentan por la carencia de armas modernas que podrían ayudarles a derrotar a ISIS.

Abdullah dijo que le habría encantado mostrarnos cómo funcionaba su vieja arma, pero solo le quedaban 20 balas.

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El sábado, con AK-47 y rifles más antiguos en mano, Abdullah y sus compañeros miraban al cielo y observaban los rastros de vapor que dejaban los aviones de la coalición, mientras atacaban a los blancos de ISIS en Mosul y sus alrededores.

Los combatientes kurdos nos dijeron que habían sido testigos del día de bombardeos más intensos. Escuchamos más de una docena de detonaciones procedentes del este, pero era difícil determinar de dónde provenían exactamente.

Las posiciones defensivas de los peshmerga en la montaña están bien fortificadas: hay varias hileras de sacos de arena y búnkeres de concreto, así como un sendero tallado en las laderas de la montaña a guisa de acceso.

La bandera kurda (líneas horizontales de color rojo, blanco y verde con un sol amarillo de 21 puntas) ondea por lo alto. Los combatientes dicen que ISIS lanzaba cohetes Katyusha contra sus posiciones ocasionalmente, pero la mayoría se quedaban cortos.

La situación de los peshmerga en las planicies es más precaria.

Hay puestos de ISIS al este y al sur. CNN fue testigo de un intercambio de disparos entre ambas facciones durante el fin de semana: ISIS disparaba desde una planta de cemento abandonada, situada a unos 450 metros; los peshmerga disparaban con ametralladoras de alto calibre.

Han colocado grandes barreras de concreto a través de la autopista que alguna vez unió Irbil y Mosul, pero son vulnerables al fuego de mortero y a los vehículos todo terreno transformados en devastadoras bombas suicida. El comandante dijo que ha pedido ataques aéreos una y otra vez, pero no ha pasado nada.

Peligro durante la noche

Los kurdos dicen que les falta equipo esencial, tal como lentes de visión nocturna. La mayoría de los intentos de infiltración de ISIS ocurren durante la noche o cuando hay niebla densa.

A lo largo de una de sus líneas de defensa, los peshmerga instalaron reflectores para tratar de detectar movimientos durante la noche, pero no tienen gran alcance.

El general Sirwan Barzani, hijo del presidente de Kurdistán, Massoud Barzani, dijo a CNN que sus soldados necesitan más que nada ametralladoras de alto calibre, misiles antitanque y vehículos blindados.

Dice que el 70% de los 1,000 peshmerga que han muerto en el conflicto actual han sido víctimas de bombas improvisadas. ISIS instaló docenas de dispositivos de esa clase en las aldeas antes de retirarse, y algunas están ingeniosamente creadas para no dejar restos reconocibles.

Los combatientes kurdos empezaron a construir sus propios vehículos blindados. Uno de ellos se encuentra en el frente suroccidental de Irbil y parece una mezcla de carroza de carnaval y algo salido de Mad Max; es una creación monstruosa de placas de acero colocadas sobre el chasis de un camión.

Los kurdos, guerreros muy apreciados, se han visto afectados por la tenacidad y la habilidad de su enemigo.

Un alto comandante dijo que son "muy profesionales y están bien entrenados", y se refirió al complejo ataque que ISIS emprendió contra Kirkuk desde cuatro puntos en enero.

La capacidad que ISIS tiene de instalar explosivos rápidamente y detonarlos ha destruido puentes en toda la región, entre ellos un puente moderno de concreto situado en la autopista principal entre Irbil y Mosul que quedó hecho añicos.

Algunos de los peshmerga, que están dos semanas en el frente como parte de su rotación, son abuelos que pelean en su tercera o cuarta guerra.

Cerca de la aldea de Gwer, conocimos a Said Mahmoud, un combatiente de bigote que parece salido de la India colonial, y que lleva la tradicional pañoleta a cuadros color blanco y rojo.

"Estoy demasiado viejo para esto", dijo riendo; luego señaló un banco de arena en un río cercano por donde los combatientes de ISIS han cruzado varias veces durante las noches.

"Hace un par de noches estaba lloviendo", cuenta. "Cruzaron el río en bote. Peleamos con ellos hasta la mañana. Cuando llegaron nuestros refuerzos, los obligamos a cruzar al otro lado del río. Los aviones los estaban atacando".

Los kurdos han construido una versión moderna del Muro de Adriano a lo largo de una franja de territorio de más de 160 kilómetros de largo. En la cima de las colinas construyeron búnkeres, cercas y trincheras profundas para mantener a raya los vehículos suicidas de ISIS.

Capturan algunos de estos vehículos y rápidamente los transforman para que los peshmerga los usen.

"Estamos recibiendo armamento estadounidense", bromeó uno de los combatientes. "Los estadounidenses se los dieron al Ejército iraquí y cuando huyeron, ISIS los tomó. Ahora nosotros se los quitamos a ISIS".

ISIS tiene la mira puesta en una ciudad petrolera

Kirkuk es una ciudad petrolera en la que viven casi un millón de kurdos, árabes y turkmenos. Es una gran falla en el mosaico étnico de Iraq y un blanco para ISIS.

A finales de enero y aprovechando la niebla, el grupo emprendió un ataque contra la ciudad desde cuatro puntos; tomaron varios puentes de las afueras.

Los peshmerga debieron pelear durante dos días con el apoyo de los ataques aéreos para repeler la ofensiva. Fatih Muhammad, el comandante kurdo de la zona, espera otro ataque. Insiste en que si no estuvieran los peshmerga, la ciudad caería en manos de ISIS en cuestión de horas.

Por ahora, solo un estrecho canal separa a ambas facciones. La bandera negra de ISIS se puede ver claramente al otro lado.

Los kurdos levantaron una hilera de fortificaciones y las excavadoras se apresuran a cavar posiciones más profundas y defendibles. Detrás de ellas se ven unas tumbas cavadas a toda prisa para algunos de los combatientes de ISIS que murieron en la batalla más reciente.

En la ciudad, las tareas se reparten nerviosa pero pacíficamente entre los peshmerga y la Policía y el Ejército iraquí. Pero no hay duda de quién lleva la ventaja. Aunque la Policía iraquí cuenta con autos nuevos de color verde y amarillo, parece que muchos están restringidos a labores de control de tránsito.

Los peshmerga corren por todo Kirkuk y sus alrededores en camionetas y los demás autos conservan una distancia respetuosa.

Los soldados saludan en los retenes de los peshmerga pero pasan los puestos iraquíes sin saludar.

Las autoridades de seguridad kurdas dijeron a CNN que están seguros de que hay células de ISIS dentro de Kirkuk, esperando órdenes de emprender ataques suicida como ocurrió hace dos semanas en un hotel abandonado que la policía local usaba.

Para los kurdos, liberar a Mosul tiene pocos beneficios

Aunque los kurdos consideran que Kirkuk es su ciudad, pocos esperan o quieren involucrarse en erradicar a ISIS en Mosul.

Es una ciudad principalmente árabe sunita y los kurdos no desean derramar su sangre por un sitio al que no consideran suyo.

No esperan que las fuerzas de seguridad iraquí, que ahora están en reconstrucción y entrenamiento, estén listas para una ofensiva de esa clase antes de mediados de este año.

Mientras tanto, pretenden estrangular a ISIS en Mosul al coartar su libertad de movimiento y su línea de suministro procedente de Siria. La tienen rodeada por tres flancos y hay dos aros de posiciones, uno interno y otro externo.

El Ejército iraquí, que cuenta con el respaldo de la milicia chiita, está involucrado en combate en la provincia de Anbar, muy al oeste, y ha expulsado a las unidades de ISIS de Diyala, al norte de Bagdad.

Pero en esta parte de Iraq, los peshmerga (que cuentan con el apoyo de los ataques aéreos cada vez más intensos) son los que realmente están haciendo daño a ISIS.

Una vez que derroten a los terroristas, los kurdos podrían no estar de humor para comprometer sus propios triunfos arduamente logrados.

Los ministros, soldados y los civiles de a pie dicen que Iraq se está volviendo una confederación poco unida, pero no tienen pensado recibir órdenes de Bagdad.

Hace 10 años, cuando visité por primera vez Irbil, la sede del gobierno regional kurdo, era una ciudad bulliciosa pero provinciana. Ahora hay docenas de grúas en las construcciones de departamentos y oficinas.

Se está construyendo un nuevo circuito. El petróleo es la base de esta nueva riqueza, pero la construcción y las empresas comerciales también florecen. La electricidad y el agua fluyen ininterrumpidamente.

Al nuevo aeropuerto llegan todos los días vuelos procedentes de Europa y Medio Oriente.

"Pronto esto será como Dubái, pero en las montañas", dijo un habitante de Irbil sin intención de exagerar. Pero primero hay que derrotar al enemigo que hace unos meses estaba a apenas 32 kilómetros de las puertas de esta ciudad.

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