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¿Qué pasará con los 'cachorros del califato'?

Los gobiernos pueden tomar medidas auténticamente eficaces para fomentar los valores de la conservación en sus ciudadanos
jue 21 mayo 2015 01:26 PM

Un niño que lleva una gorra negra tejida está de pie frente a un hombre arrodillado.

Mira a los ojos al cautivo con el ceño fruncido, su mirada irradia ira. Levanta una pistola y le dispara al hombre en la frente.

El niño es un soldado del Estado Islámico en Iraq y Siria… y no es el único.

Parece que los extremistas sunitas de ISIS están lavándole el cerebro a toda una generación para crear un ejército de soldados jóvenes e impresionables.

Seducen o secuestran a los niños y luego los entrenan para el combate.

Obligan a algunos de los niños a donar sangre a los combatientes heridos o a espiar, mientras que obligan a otros a azotar a los prisioneros, según los grupos de defensa de los derechos humanos.

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Su situación suscita preguntas para las que se escabulle la respuesta:

¿Qué les espera a estos niños si se logra derrotar a ISIS? ¿Se puede hacer algo para ayudarlos a recuperarse de las heridas de la guerra o Iraq y Siria se enfrentan a la posibilidad de tener una generación perdida, paralizada por los recuerdos y las atrocidades de su juventud?

Recomendamos: Los 'cachorros del califato': propaganda y entrenamiento militar de ISIS

Detrás de la sonrisa

Los niños soldados pueden llevar vidas sanas luego de pelear en la guerra.

Tomemos el caso de Ngor Mayol como ejemplo. Ahora trabaja en una tienda de abarrotes en Georgia, Estados Unidos. Tiene una personalidad cálida y es la clase de persona que saluda a todos con los que se encuentra, sin importar de qué humor parezcan estar.

La naturaleza amistosa de Mayol oculta un pasado amargo: a los 15 años, peleaba en la guerra civil contra el gobierno sudanés.

"He estado en la inolvidable situación en la que la carne humana sirve para alimentar a las aves y a los insectos", escribió como parte de un ejercicio para su clase de Inglés.

Opinión: Al Shabaab y el reclutamiento de los 'niños soldados'

Mayol cuenta que no pasó por un proceso de rehabilitación formal luego de haber sido niño-soldado. Dice que no tiene traumas residuales de la guerra y que ahora lleva una vida aparentemente tranquila y normal.

Aunque lleva tatuados en la memoria los rostros de sus amigos muertos en el conflicto, no se lamenta por el tiempo que pasó peleando.

"Estaba tan orgulloso de mi experiencia en las fuerzas armadas, de defender el territorio de Sudán del Sur", dijo Mayol.

Un adolescente dijo el año pasado a Arwa Damon, de CNN , que a los 15 años le pusieron un cinturón con explosivos y le dieron una pistola, un AK-47 y una radio y le ordenaron proteger una base en la ciudad de Deir Ezzor, en el este de Siria.

ISIS ha enviado niños a combate y ha hecho que otros se sacrifiquen en ataques suicidas, según Human Rights Watch. El grupo obliga a las adolescentes a ser esclavas sexuales o esposas para sus combatientes, según informan algunas de las niñas que han escapado.

También usan a los niños como cocineros y mensajeros, dice Abu Ibrahim al Raqqawi. Él es fundador de Raqqa is Being Slaughtered Silently , grupo cuyo nombre hace referencia a la cuidad siria que funge como la capital de facto del territorio de ISIS. El grupo se opone a ISIS y al régimen del presidente, Bachar al Asad.

En los videos de propaganda de ISIS, el grupo llama a sus niños-soldados "cachorros del califato"; el califato es el Estado religioso que el grupo afirma que gobierna.

Al menos dos de los videos de propaganda terminan con escenas de niños que matan a hombres desarmados.

Leer: Un presunto video de ISIS usa a un niño para ejecutar a dos hombres

Los obligan a mirar

Los niños a los que obligan a luchar para ISIS forman parte de los cientos de miles de niños de la fraternidad de niños-soldados que pelean en sitios tan distantes como India, Somalia y Tailandia, según Naciones Unidas.

El mundo exterior apenas tiene acceso al autoproclamado Estado Islámico, así que las pruebas de que el grupo terrorista usa niños-soldados suelen provenir de la propaganda o de testimonios.

No se sabe cuántos niños-soldados tiene el grupo, pero parece que sus operativos de reclutamiento y adiestramiento son masivos.

En un documental que estrenó VICE News en 2014 se incluye parte del primer material de un medio de comunicación independiente en el que se muestra la vida con ISIS; la cantidad de niños que el grupo terrorista tiene bajo su influjo es impresionante.

La guerra no terminará tan pronto si ISIS puede reemplazar rápidamente a sus soldados caídos con niños a los que les ha lavado el cerebro, señala al Raqqawi.

"Será cuestión de varias generaciones", dijo respecto al efecto que tendrá en Medio Oriente el uso de niños-soldados. "Tomará tal vez 20 años, 30 años. Es un proceso muy, muy largo y muy peligroso".

En cada vez más videos de propaganda de ISIS se ve a los militantes entrenando a niños — que a veces tienen apenas ocho años — para pelear y adoctrinándolos con su interpretación radical del islam.

Se sabe que en Raqqa, ISIS obliga a los padres a entregar la custodia de sus hijos. También recurren a las fiestas para persuadir a los jóvenes de unirse a sus filas e incluso los secuestra sin más, de acuerdo con al Raqqawi.

Dos niños que dicen que escaparon de los campos de ISIS contaron a CNN en 2014 que los sometieron a un entrenamiento intenso, lejos de sus amigos y familiares.

ISIS obligó a un niño al que llamaremos Mohammed a ir a un campamento de entrenamiento cuando tenía 13 años. Su padre contó a CNN que cuando protestó, ISIS amenazó con decapitarlo. El grupo tampoco le permitía visitar al niño.

"Durante 30 días nos levantábamos, trotábamos, desayunábamos y aprendíamos el Corán y los hadiz del Profeta", cuenta Mohammed. Los hadiz son una colección de enseñanzas del Profeta. "Luego tomábamos cursos de manejo de armas, Kalashnikovs y otros artefactos militares ligeros".

Leer: ¿Por qué ISIS recluta a niños?

Recuerda que ISIS azota a los niños.

"Vimos a un joven que no ayunó en Ramadán, así que lo crucificaron durante tres días; vimos que apedrearon a una mujer porque cometió adulterio", cuenta.

Yasir (no es su nombre real) dijo que a los 15 años pasó "un mes sin ver a mi familia o a alguien conocido".

Dice que los combatientes de ISIS le disparaban a los pies y amenazaban con matar a los reclutas si se detenían durante los extenuantes ensayos físicos.

Aunque Yasir vivió en condiciones horribles, dijo que su trabajo con ISIS lo enorgullecía, lo hacía sentirse fuerte y dominado por una sensación de propósito.

De hecho, algunos de los niños se unen a ISIS por voluntad propia.

"Los niños a menudo creen que formar parte de un grupo armado les puede brindar una especie de respeto y prestigio", dice Sofie Vindevogel, de la Universidad de Gante y del Centro para los Niños en Situaciones Vulnerables. "Podrían ver que —o pensar que— tienen mejores oportunidades si se unen a grupos como ISIS".

Opinión: Dinero, armas y chicas, el atractivo de ISIS para sus reclutas

Después del combate

Ishmael Beah viaja por el mundo para defender a los niños, pero su vida solía ser mucho más sombría.

Fue soldado en Sierra Leona cuando era adolescente y llegó a teniente júnior —además de que obtuvo el privilegio de tener su propia tienda de campaña— después de un concurso.

Le dijeron a cada competidor que tenía que degollar a un prisionero. El que matara primero ganaría, recuerda Beah en su libro A Long Way Gone: Memoirs of a Boy Soldier. Él ganó.

El relato podría retratar a Beah como un guerrero sanguinario, pero cambió con algo de ayuda.

Leer: El expresidente de Liberia, culpable de avivar el conflicto en Sierra Leona

¿La misma clase de asistencia que Beah recibió podría ayudar a antiguos niños-soldados en Medio Oriente?

"Podemos aprender lecciones importantes de otras situaciones en las que los niños son soldados", dice Vindevogel.

Cuando terminó la guerra, enviaron a Beah a una clínica llamada Benin Home en Freetown, Liberia.

Él y otros niños peleaban a veces sin razón, cuenta.

A veces agredían al personal; los golpeaban tanto que necesitaban atención médica, pero Beah recuerda que los empleados regresaban con una sonrisa en el rostro.

"Era como si hubieran hecho el pacto de no darse por vencidos con nosotros. Su sonrisa causaba que los odiáramos aún más".

Para ayudar a los niños a prepararse para la vida después de la guerra, los centros de atención temporal, como Benin Home, ayudaron a los excombatientes a lidiar con el trauma. A menudo tienen cicatrices mentales y emocionales y necesitan asesoría personalizada, servicios psicológicos y atención médica.

"De cierta forma, cada niño-soldado tiene características únicas que hay que analizar cuando se piensa en los programas de rehabilitación y reintegración", dice Theresa Betancourt, médica de la Escuela de Salud Pública de Harvard.

Betancourt ha dado seguimiento a 529 niños-soldados de Sierra Leona desde hace 13 años en su reintegración a la sociedad, mientras llegan a la adultez y tienen sus propios hijos.

Recomendamos: Un 'exniño soldado' usa la música para generar conciencia en Sudán

Beah entabló una relación estrecha con una enfermera, Esther. "Nada de esto es tu culpa", le dijo una y otra vez, cuando hablaban de lo que lo habían obligado a hacer.

Tarde o temprano, lo creyó.

"Extraño mi niñez", dijo Mayol, el niño-soldado de Sudán del Sur. "Es difícil empezar la escuela cuando eres más grande".

La educación puede ofrecer a los excombatientes una forma sana y productiva de aplicar las habilidades que adquirieron —o que los obligaron a adquirir— en la vida cotidiana, tales como las habilidades de liderazgo, la planeación y el pensamiento estratégico y la disciplina.

Mayol ahora trabaja con una organización no lucrativa llamada Mothering Across Continents para ayudar a llevar educación a la siguiente generación de Sudán del Sur.

"No es cuestión de ver o de tratar de pasar por alto y olvidar que esto les pasó", dice Vindevogel. "Es importante crear un proceso de reflexión sobre cómo les pueden servir más adelante estas experiencias o las cosas buenas que (pueden) sacar del tiempo que pasaron con el EI [Estado Islámico]".

¿Hay esperanzas para el futuro?

Regresar a casa rara vez es fácil para los niños-soldados; es un lugar que ha cambiado radicalmente —o que quedó destruido— desde que se fueron. También está lleno de gente en la que no saben si pueden confiar.

"La gente le tenía pavor a los niños de nuestra edad", recuerda Beah. "Esta fue una de las consecuencias de la guerra civil. La gente dejó de confiar en los demás y cada desconocido era el enemigo. Incluso la gente a la que conocías te trataba o te hablaba con sumo cuidado".

Las comunidades asoladas por la guerra tienen preguntas difíciles sobre los hijos e hijas que estuvieron involucrados en el conflicto: ¿estos niños son víctimas de la guerra o perpetradores?

Las comunidades que consideran que los combatientes menores de edad son perpetradores podrían rechazarlos o peor aún, tomar represalias contra ellos. Si los consideran víctimas, corren el riesgo de que los consideren una carga y un precio que la sociedad debe pagar.

Los niños no siempre pueden controlar cómo los verán.

"No hemos podido encontrar una solución mágica que garantice el éxito de la integración", dice Vindevogel. "Pero lo que podemos ver gracias a nuestras investigaciones es que depende mucho del contexto en el que los jóvenes, los antiguos reclutas, se encuentren cuando regresen de las facciones o los grupos armados".

Los expertos dicen que se requiere una cantidad considerable de tiempo y de dinero para rehabilitar a los niños-soldados, pero la esperanza y la determinación pueden ayudarles a salir adelante después de los combates.

"A menudo los retratan como una generación perdida y ellos lo empiezan a creer después de cierto tiempo", dice Vindevogel. "Es realmente importante que tengan una perspectiva del futuro, que sepan que el tiempo que pasaron con el grupo armado no fue tiempo perdido, que su futuro no está perdido".

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