El presidente estadounidense, Donald Trump, presentará un proyecto de presupuesto federal que incluirá un aumento de 54,000 millones de dólares en gastos de defensa y recortes en ayuda internacional.
Al fin de una reunión con gobernadores este lunes por la mañana, Trump dijo que presentará un presupuesto federal centrado en "la seguridad pública y la seguridad nacional", dijo AFP.
De acuerdo con Reuters, el aumentó será más del 9% del gasto de defensa.
Dos fuentes familiarizadas con el plan, dijeron por su lado que la Casa Blanca enviará este lunes a los departamentos federales una propuesta de presupuesto que contiene un aumento del gasto de defensa prometido por el presidente, y financiado en parte por recortes al Departamento de Estado, la Agencia de Protección Ambiental y otros programas, según la agencia Reuters.
Uno de los funcionarios dijo que la solicitud de Trump para el Pentágono incluye más dinero para la construcción de barcos, aviones militares y el establecimiento de "una presencia más sólida en vías fluviales y cuellos de botella internacionales clave", como el estrecho de Ormuz y el Mar del Sur de China.
Un segundo funcionario dijo que el presupuesto del Departamento de Estado podría reducirse en hasta 30%, lo que obligaría a una reestructuración importante y la eliminación de programas.
Los funcionarios solicitaron el anonimato debido a que el proyecto de presupuesto aún no se ha hecho público.
Trump, en un discurso a activistas conservadores el viernes, prometió "una de las mayores expansiones militares en la historia de Estados Unidos".
Algunos expertos en defensa han puesto en duda la necesidad de un gran aumento en el gasto militar de Estados Unidos, que ya se sitúa en aproximadamente 600,000 millones de dólares anuales, y es el gasto más elevado del mundo en dicho rubro.
Por el contrario, Estados Unidos gasta cerca de 50,000 millones de dólares al año en el Departamento de Estado y en ayuda exterior.
Las cantidades que Trump propone agregar al presupuesto del Pentágono y recortar en otros lugares aún no se conocen públicamente.
El mandatario no tiene la última palabra en lo referente al gasto federal. Su plan forma parte de una propuesta al Congreso, que, si bien en manos de republicanos, no tiene por qué seguir necesariamente sus propuestas. Las negociaciones de presupuesto con los legisladores pueden tardar meses en dar frutos.