Filipinas refuta reportes de asesinatos extrajudiciales
Un firme aliado del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo el lunes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que no ha habido ola súbita de asesinatos como resultado de la polémica guerra del país contra las drogas.
El senador Alan Peter Cayetano dijo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra que los informes en sentido contrario están basados en “hechos alternativos”, un término acuñado por Kellyanne Conway, asesora del presidente estadounidense, Donald Trump.
Cayetano dijo que los medios tradicionales ya no eran una fuente de noticias e información, y que los “hechos alternativos” con respecto a la guerra contra las drogas de Duterte habían sido difundidos por la oposición, reportados localmente y luego "repetidos por los medios occidentales".
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Desde que llegó al poder en junio de 2016, el polémico líder Duterte ha enfrentado una condena generalizada por parte de grupos de derechos humanos que dicen que está incitando a asesinatos extrajudiciales y despojando a posibles víctimas de su derecho a un juicio justo.
Cayetano dijo que los homicidios bajo los gobiernos anteriores en Filipinas iban de “un mínimo de 11,000 a un máximo de 16,000 por año”, y un cambio en la definición de asesinatos extrajudiciales (EJK, por sus siglas en inglés) por parte de la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas había engañado al público.
“No hay una nueva ola de asesinatos en Filipinas, sólo una táctica política de cambiar las definiciones”, dijo Cayetano, agregando que el “número real” de casos de homicidio desde que Duterte tomó el poder fue de 9,432; incluyendo 2,692 muertes por operaciones policiales que se presumen legítimas y fueron automáticamente investigadas.
Las últimas estimaciones del número de muertes relacionadas con la guerra contra las drogas llegan a 8,000, con base en cifras publicadas por la policía y recuentos independientes de grupos de derechos humanos y organizaciones de medios de comunicación.
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“No hay duda, cualquier muerte o asesinato es excesivo”, dijo Cayetano a la revisión de la ONU del historial de derechos humanos de Filipinas. “Sin embargo, hay un intento deliberado de incluir todos los homicidios como EJK o asesinatos relacionados con la campaña contra la delincuencia y las drogas ilegales, y (decir que) éstos son patrocinados por el Estado, lo que simplemente no es cierto”.
¿Los “números reales”?
La semana pasada, la Policía de Filipinas también defendió la actual guerra contra el narcotráfico y acusó a los medios internacionales de exagerar el número de víctimas.
Durante un foro en Manila, la Policía reprodujo videos de exconsumidores de drogas, traficantes y víctimas de delitos relacionados con el narcotráfico, presumiendo los beneficios de la guerra contra las drogas, y muchos dijeron que ahora se sienten más seguros en ciudades anteriormente infestadas por el crimen.
Una campaña de redes sociales conjunta llamó al público a “conocer los números reales” relacionados con la guerra contra las drogas con el hashtag #RealNumbersPH.
La discusión fue rápidamente dominada por voces a favor de Duterte y críticas de los medios internacionales. En marzo, el 75% de los filipinos encuestados dijeron estar satisfechos con el desempeño de Duterte.
'Ciudad de los muertos'
CNN ha informado ampliamente sobre el costo humano de la guerra contra las drogas.
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En octubre del año pasado, el Comité del Senado de Filipinas, dirigido por un aliado de Dutert, decidió desechar una investigación que revisaba las presuntas ejecuciones extrajudiciales de traficantes y usuarios de drogas.
La decisión puso fin a la investigación sobre las muertes de personas supuestamente asesinadas por presuntos 'vigilantes' en los meses posteriores a que Duterte arribara al poder, tras prometer una “implacable” represión.
Después de ganar las elecciones, Duterte alentó a los ciudadanos a usar la fuerza mortal contra los traficantes de drogas. “Si él pelea y lucha hasta la muerte, puedes matarlo”, dijo.
Santo Niño, un barrio en la zona metropolitana de Manila, ha sido bautizada como la 'Ciudad de los Muertos', como resultado del dramático aumento en las tasas de homicidios y de la manera escandalosa en que se han producido algunos de los asesinatos.
“Enterré a mi hijo en la tumba que era para mí”, dijo Ricardo Medina a CNN.
Su hijo, Ericardo, fue apuñalado numerosas veces y su cara envuelta en cinta de embalaje, una siniestra táctica común entre los miles de presuntos asesinatos realizados por 'vigilantes' que han ocurrido desde que Duterte asumió el poder.