India, con 1,300 millones de habitantes, es, en cifras totales, el segundo país del mundo más afectado por el COVID-19, después de Estados Unidos, con 152,869 muertos y 10.6 millones de contagios, pero su tasa de mortalidad es baja.
El país inició el sábado una de las campañas de vacunación más ambiciosas del mundo, para inmunizar a 300 millones de personas hasta julio.
A principios de enero, fueron aprobadas dos vacunas en el país: la Covishield, desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford y producida por el instituto Serum; y Covaxin, fabricada por la empresa local Bharat Biotech.
El instituto Serum, fundado en 1966 por Cyrus Poonawalla, el padre del actual presidente de la compañía, produce 1,500 millones de dosis de vacunas al año, lo que le convierte en el primer productor mundial, incluso antes de que irrumpiera el nuevo coronavirus.
De la fábrica salen vacunas contra la polio, la difteria, el tétanos, la hepatitis B, paperas, sarampión y rubeola, que son exportadas a más de 170 países.
"La farmacia del mundo aceptará el desafío del COVID-19", garantizó el ministro indio de Relaciones Exteriores, S. Jaishankar, en su cuenta en Twitter.
Con información de AFP, EFE y Reuters