"El impacto de la escasez de agua en Irak es evidente a través de la disminución de los rendimientos de los cultivos para 2021. Se necesita una acción urgente para afrontar el cambio climático", advirtieron el sábado varias agencias de la ONU. “La reforma de los sistemas alimentarios también ayudará a las comunidades más vulnerables de Irak a resistir futuras crisis. Los sistemas alimentarios modernos y resistentes son importantes para la seguridad alimentaria a largo plazo y el crecimiento económico sostenible de Irak".
Esta realidad parece alejarse, sin embargo, en un Irak donde la pobreza alimentaria e hídrica no ha dejado de aumentar en la última década. En muchas zonas del país existen grandes extensiones de tierras agrícolas, pesquerías y fuentes de producción de energía que se han agotado ante la falta de agua potable. En la gobernación de Ninewa, se espera que la producción de trigo disminuya en un 70% debido a la sequía, mientras que en la región del Kurdistán se espera que la producción disminuya a la mitad. Pero la situación es especialmente dura en la región de Anbar, donde muchas familias que no tienen acceso al agua de un río casi seco gastan hasta 80 dólares al mes en agua. En un país donde el salario medio apenas alcanza los 40 dólares, esto es un gran problema.
Las evaluaciones de la FAO revelan que la temporada de lluvias de 2021 ha sido muy inferior a la media, especialmente en las gobernaciones del norte y la región del Kurdistán. Esto podría afectar el rendimiento final de los dos cultivos principales, trigo y cebada, y llevar a que el 8% de la población de las gobernaciones de Anbar, Ninewa y Kirkuk tenga un consumo de alimentos insuficiente, el doble del promedio nacional del 4%. Unos niveles más bajos de lluvia esta temporada que además están teniendo un efecto dominó en los pequeños agricultores, que ya han enfrentado desafíos para acceder a los mercados debido a los precios más altos.
"De aquí al final de la temporada, la producción de trigo caerá un 70% y la de cebada será insignificante", estima la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Por otro lado, las temperaturas están alcanzando máximos históricos: el año pasado se batió el récord de temperatura más alta de Bagdad con 52 grados centígrados. Y es que, según el Instituto Max Planck, el aumento de temperatura en el Medio Oriente durante el verano ha sido de más de 0,5 grados Celsius por década, aproximadamente el doble que el promedio mundial.