Shanghái, en el este de China, salió de un confinamiento que duró unos dos meses a principios de junio, pero ha seguido fijando duras restricciones, cerrando edificios y recintos en cuanto surgen nuevas posibles cadenas de transmisión.
"Nuestra ciudad ha seguido informando recientemente de más casos positivos de transmisión local (de COVID-19) y el riesgo de que la epidemia se extienda por la sociedad sigue siendo muy alto", advirtió Zhao, de la comisión sanitaria de Shanghái.
Zhao dijo que los residentes de varios de los principales distritos de Shanghái se someterían a dos rondas de pruebas de COVID, del 12 al 14 de julio, para tratar de controlar posibles nuevos brotes.
La variante ómicron BA.5, que está impulsando una nueva oleada de infecciones de COVID-19 en el extranjero, se descubrió por primera vez en China el 13 de mayo en un paciente varón de 37 años que había volado a Shanghái desde Uganda, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China.
Se ha demostrado que la variante BA.5 tiene una tasa de transmisión rápida y una mejor capacidad de escape inmunológico, dijo Yuan Zhengan, miembro del grupo asesor de expertos de la ciudad sobre la prevención del COVID, en su intervención en la sesión informativa del domingo.
Sin embargo, la vacunación sigue siendo eficaz para evitar que el BA.5 cause enfermedades graves o la muerte, añadió.