Francia vive desde hace varias semanas una ola de indignación contra una reforma de pensiones que, entre otros cambios, propone el retraso paulatino de la edad de jubilación de los 62 años actuales a 64 años para 2030. La decisión del presidente Emmanuel Macron de aprobarla por decreto intensificó las protestas.
Sin embargo, la edad de jubilación que resultará de la protesta aún se quedará lejos de las de la mayoría de los países europeos, y por debajo de la edad mínima de retiro de varios países latinoamericanos, incluido México.