"Estamos en una batalla constante por nuestra existencia", reflexionaba el profesor jubilado Adnan Haj Yahia, de 67 años, en una cafetería de Taybeh, ciudad árabe del centro de la Cisjordania ocupada.
Mirando un anuncio de protesta que cubría las portadas de los principales periódicos israelíes con las palabras "un día negro para la democracia", dijo que eso describía la realidad cotidiana de su comunidad.
"La discriminación en Israel es oficial"
La mayoría de los ciudadanos árabes de Israel son descendientes de palestinos que se quedaron en el nuevo Estado israelí tras la guerra de 1948. En gran medida se autoidentifican como palestinos y llevan mucho tiempo planteándose su lugar en la política, compaginando su herencia con la nacionalidad israelí.
Mientras otros debaten acaloradamente la identidad del Estado como judío y democrático, los ciudadanos palestinos "no tienen cabida en esta fórmula", afirmó el abogado Hassan Jabareen, fundador del grupo de defensa de los derechos Adalah, con sede en Haifa.
Jabareen, que tiene más de dos décadas de experiencia en peticiones a la Corte Suprema sobre casos de derechos de las minorías, dijo que el tribunal había sido tradicionalmente la última línea de defensa en casos de "discriminación extrema e irrazonable". Citó la protección de la participación árabe en las elecciones, la asignación justa de los presupuestos y los derechos a vivir en ciudades en las que se niega la residencia a los árabes.