Tras la visita, Putin, de 70 años, y Kim, de 39, mantuvieron conversaciones durante varias horas con sus ministros y luego a solas, seguidas de un opulento almuerzo a base de albóndigas rusas "pelmeni" hechas con cangrejo de Kamchatka y luego esturión con setas y papas.
Kim brindó con una copa de vino ruso a la salud de Putin, por la victoria de la "gran Rusia" y por la amistad coreano-rusa, augurando la victoria de Rusia en su "sagrada lucha" con Occidente en la guerra de Ucrania.
"Creo firmemente que el heroico ejército y pueblo rusos heredarán de forma brillante sus victorias y tradiciones y demostrarán con vigor su noble dignidad y honor en los dos frentes de las operaciones militares y la construcción de una nación poderosa", dijo Kim a Putin.
"El ejército y el pueblo rusos obtendrán sin duda una gran victoria en la sagrada lucha por el castigo de un gran mal que pretende la hegemonía y alimenta una ilusión expansionista", añadió Kim, alzando su copa.
Funcionarios estadounidenses y surcoreanos han expresado su preocupación por que Kim proporcione armas y municiones a Rusia, que ha gastado vastas reservas en más de 18 meses de guerra en Ucrania. Moscú y Pyongyang han negado tales intenciones.
Putin dio numerosas pistas de que se habló de cooperación militar, pero reveló pocos detalles. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, asistió a las conversaciones y el Kremlin dijo que se trataron temas sensibles que no son para discutir en público.