El cardenal Raymond Burke, un estadounidense afincado en Roma y que es uno de los principales críticos del papa, ha hecho un llamamiento para defenderse del "veneno de la confusión, el error y la división" que teme que pueda introducir el sínodo.
En su respuesta, el pontífice de 86 años pareció sugerir una vía para la bendición de parejas del mismo sexo por parte de los clérigos, algo no reconocido por la Santa Sede pero que se practica en países como Alemania y Bélgica.
Aunque insiste en que la Iglesia solo reconoce el matrimonio entre hombre y mujer, el papa dijo que "no podemos ser jueces que solo niegan, rechazan y excluyen”.
"La prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitada por una o más personas, que no conllevan un concepto equivocado del matrimonio", escribió.
Por primera vez, las mujeres, entre ellas varias monjas, podrán votar, algo que los conservadores han impugnado diciendo que sólo los obispos deberían tener ese derecho.
"Entre los obispos hay una cultura eclesiástica. Con la laicidad, eso ya no funcionará, no se conformarán con palabras bonitas, habrá una demanda por procedimientos, voluntad de cambiar, de eficiencia", declaró a la AFP un observador de la Santa Sede que pidió no ser identificado.
"En ese sentido, Francisco está traspasando los límites y por eso muchos tienen miedo", agregó.
Una segunda sesión de la asamblea está programada para octubre de 2024, con lo cual no se esperan decisiones concretas rápidamente.
Pero las expectativas son elevadas, al igual que la preocupación, y las consultas hasta ahora han puesto de manifiesto las opiniones diversas entre las Iglesias nacionales y entre ellas y el Vaticano.
El papa Francisco advirtió el sábado sobre la necesidad de los católicos de "caminar juntos", y llamó al Sínodo a mantenerse por encima del "parloteo, la ideología y la polarización”.
Con información de AFP y Reuters