Mamdani, nacido en Uganda y criado en Nueva York, ha logrado construir una candidatura que desafía al viejo orden político demócrata.
En las primarias de junio venció a figuras con más trayectoria y consolidó un movimiento progresista con apoyo de sindicatos, pequeños donantes y jóvenes votantes.
Su rival ahora es el exgobernador Andrew Cuomo, que intenta regresar a la política tras su caída en 2021.
El respaldo de Obama no es casual. Aunque el exmandatario suele intervenir con cautela en campañas locales, su gesto subraya el valor simbólico de esta elección, ya que Nueva York no es solo una ciudad, sino un termómetro del rumbo ideológico del Partido Demócrata.
Apoyar a Mamdani significa apostar por una nueva generación de políticos que hablan de justicia social, impuestos más altos para los ricos, congelamiento de rentas y expansión de la vivienda pública.
La portavoz de la campaña, Dora Pekec, dijo que el candidato “agradece las palabras de apoyo del presidente y la conversación sobre la importancia de traer un nuevo tipo de política a nuestra ciudad”.
Y es que Mamdani no se presenta como un político tradicional: se define abiertamente como socialista democrático y ha hecho de su origen migrante y su activismo en Queens una parte central de su narrativa.
Sin embargo, su ascenso también despierta recelos. Wall Street observa con inquietud sus propuestas fiscales y empresariales, que podrían afectar la competitividad de la ciudad.
En Washington, algunos líderes demócratas temen que su retórica sobre Israel —ha criticado la política de ocupación y pedido un alto al fuego permanente— sea usada por los republicanos para pintar al partido como demasiado radical.
El desenlace del 4 de noviembre se leerá más allá de las fronteras de Nueva York. Si Mamdani gana, el progresismo urbano podría reforzarse como fuerza dominante dentro del Partido Demócrata y abrir un nuevo ciclo político en otras ciudades estadounidenses.
Pero si pierde ante Cuomo, el mensaje sería otro: que el electorado aún prefiere el pragmatismo del establishment a las promesas de cambio estructural.
Con información de Reuters.