Sandoval Íñiguez, un cardenal enérgico
Juan Sandoval Íñiguez, mencionado este lunes por vaticanistas como el probable delegado que se encargará de refundar a los Legionarios de Cristo, es uno de los cuatro cardenales mexicanos, políglota y de carácter enérgico.
Dirigió durante 19 años el Seminario Conciliar de Guadalajara, antes de ser consagrado cardenal en 1994, por el papa Juan Pablo II.
Exalumnos y gente cercana al también Arzobispo de Guadalajara, opinan que fue en esta época donde formó su carácter estricto y de disciplina.
Antonio Montaño, vocero del Arzobispado y colaborador de Sandoval desde hace años, lo define como una persona con mucha disciplina y orden, de doctrina ortodoxa y lucidez.
Sandoval Íñiguez es considerado por expertos religiosos como uno de los cardenales de América Latina con mayor peso en la curia romana, prueba de ello son los ocho organismos de los que forma parte y que dependen directamente del Vaticano , entre los que destaca la Prefectura de Asuntos Económicos para la Santa Sede.
Llegó al Arzobispado tapatío hace 17 años, luego de que el 24 de mayo de 1993 fuera asesinado en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara su antecesor, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Íñiguez ha luchado por esclarecer el crimen.
Nació hace 77 años en Yahualica, municipio ubicado en la zona de Los Altos en Jalisco. Después de estudiar en el seminario de Guadalajara, en 1952 ingresó a la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, donde obtuvo el grado de licenciado en filosofía y doctor en teología.
Tiene una sólida formación académica. Habla con fluidez cinco idiomas: inglés, francés, alemán, español e italiano, además de dos lenguas muertas: griego y latín.
El fallecido papa Juan Pablo II le encomendó la organización de dos eventos de carácter mundial: el 48 Congreso Eucarístico Internacional en 2004 y el Sínodo de Obispos para la Eucaristía, celebrado en 2005.
Sandoval Íñiguez pertenece además a las congregaciones para la Educación y la de Institutos de Vida Consagrada; el Pontificio Consejo de la Cultura; la Comisión Pontificia para América Latina y preside la fundación Populorum Progressio, brazo benefactor y de caridad del Vaticano.