Los reporteros mexicanos enfrentan el silencio por guerra antidrogas
Los periodistas en México corren el riesgo de quedarse en silencio, dejando sin voz a una sociedad que todavía no termina de culminar su democracia, dice Bertrand Rosenthal, corresponsal de guerra.
En entrevista con CNNMéxico, Rosenthal dice que mantiene el optimismo porque la actividad periodística en México tenga un mejor futuro. Sin embargo, advierte que debe darse un acuerdo entre reporteros, empresarios de los medios y las autoridades a fin de defender el ejercicio de divulgar la verdad en la guerra contra el narco.
"Cuando se tiene un balance de 20,000 o 22,000 muertos es un balance de guerra", afirma el periodista francés, quien agrega que si no se siente en la Ciudad de México no quiere decir que no exista tal escalada y afirma que para reporteros del norte de México o de Michoacán, donde los cárteles de la droga están bien organizados, "se ha vuelto la vida imposible para los periodistas".
Rosenthal, ex jefe del buró de la agencia AFP en México, ha sido periodista desde hace 30 años y en su pasaporte se incluyen sellos por coberturas en conflictos bélicos como en Sudán, Malí, Costa de Marfil, Eritrea y Etiopía, así como largas estancias en La Habana, donde conoció a Fidel Castro y su aparato de seguridad personal.
Según este periodista francés, autor a cuatro manos de Fin de siglo en La Habana, junto con su colega, Jean-François Fogel, los muertos que se cuentan en México por la lucha antidrogas constituyen un auténtico balance de guerra en el que los reporteros nacionales han perdido mucho.
Testigo de las formas de combate de grupos tribales en regiones de África, donde el caos y la anarquía conforman a vida diaria, Rosenthal dice que en México hay remedio para que el periodismo salga avante a pesar del riesgo.
Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en 10 años han muerto más de 60 reporteros en México , una de las mayores cifras de caídos en el mundo.
"¿Qué se puede hacer?", se pregunta Rosenthal; y él mismo responde: "Hace falta que se reúnan los periodistas mismos, los dueños de los medios de comunicación y las autoridades. Los periodistas tratan de hacer su trabajo, pero no deciden. Los dueños tratan de vender su producto, que es un periódico, una revista, una radio, un programa de televisión, y el gobierno enfrenta un problema grave (...) Pero no se reúnen y hay intereses contradictorios en todo esto".
La experiencia de Rosenthal como corresponsal de guerra lo lleva a decir que los reporteros locales son quienes más sufren en los conflictos, pues los enviados internacionales siempre tienen la opción de volver a casa.
"Si vivo acá, ¿qué me queda? El exilio, la muerte, el silencio", afirma. Y exhorta a los mexicanos a pensar en esta situación, ya que es "imposible e inaceptable para una democracia el que no se puedan cubrir los acontecimientos de su propio país".
De Sudán a Malí, de Eritrea a Colombia, Rosenthal dice que los jefes de la guerra son parecidos a los narcos, su disputa y sus balas se deben a asuntos de territorio. De ello da cuenta en su nueva obra, Siempre gana la vida, publicada por Random House Mondadori.
"En términos de poder, no estoy seguro de que sean tan diferentes", dice.
Con todo, cree que, como pregona en su libro, el medio periodístico mexicano puede salir adelante.
"Gana la vida porque no puedes parar las cosas", dice el periodista galo. "Con las tragedias la gente es más fuerte (...) Cuando eres un sobreviviente tienes un gusto para vivir mucho más importante que lo normal. Finalmente, al vivir se te hace normal respirar. Cuando están todos rodeados de muertos de sufrimiento, de tragedias ahí hay algo fuerte. Realmente el valor de la vida si se sabe".
