Calderón admite fallas en estrategia de seguridad e inicia nueva etapa
Tras haber defendido férreamente su estrategia de combate frontal al narcotráfico, el presidente Felipe Calderón Hinojosa tuvo que admitir ante miembros de la sociedad civil que los resultados no habían sido los esperados.
Como resultado de esto, y ante lo que definió como una nueva etapa en la escalda de violencia, el mandatario convocó a distintos sectores para discutir y analizar las causas y las consecuencias del problema de la inseguridad que aqueja al país.
Según sus propias palabras, tras convocar en diversas a ocasiones a los miembros de los partidos políticos y a los legisladores para discutir la situación de la seguridad pública, y no recibir una respuesta al respecto , decidió invitar a organizaciones civiles, empresarios, académicos y líderes religiosos.
“Yo estoy saliendo y pidiendo la ayuda de la sociedad , como también ya se la pedí a los partidos políticos y se la pedí al congreso y se la seguiré pidiendo, pero no me voy a quedar a esperar a ver a qué hora los intereses particulares terminan de estar por encima de los intereses nacionales”, dijo.
El resultado fue la instalación del foro Diálogo por la Seguridad, Evaluación y Fortalecimiento, que sentó al presidente y a los integrantes de su gabinete de seguridad a escuchar durante tres días, diagnósticos, análisis y propuestas. Ya que se le daba la palabra a todo aquel que lo solicitara, cada foro llegó a durar más de tres horas y media.
En las mesas de discusión que se instalaron del 2 al 4 de agosto en el casino del Campo Militar “Marte”, Calderón explicó a los más de 80 participantes que el objetivo de estas reuniones era tratar de tener, desde los diferentes puntos de vista, un diagnóstico más detallado sobre la inseguridad y analizar qué soluciones se podrían tener.
“Se trata de que todos seamos conscientes de los graves peligros que enfrenta nuestra nación y sumemos voluntades y esfuerzos para hacerles frente”, expresó.
Estas declaraciones se presentaron después de que en diversas ocasiones el presidente insistiera en el mantenimiento de la estrategia de la lucha contra el narcotráfico.
De hecho, en sus primeras declaraciones como secretario de gobernación, Francisco Blake Mora , se pronunció en el mismo sentido.
“Las estrategias (de combate al narcotráfico) ya están definidas y mi trabajo será darle efectividad y fluidez a esas estrategias”, explicó al ser entrevistado durante su primera gira por el estado de Nuevo León.
A lo largo de tres días, el presidente tuvo que escuchar en reiteradas ocasiones cuestionamientos sobre los niveles de violencia. Una crítica que se repitió en los tres foros fue la falta de coordinación entre los cuerpos policiales municipales, estatales y federales.
El primer día, la mesa de análisis y discusión estuvo ocupada por representantes de organizaciones no gubernamentales y empresariales, quienes presentaron una variedad de propuestas que fueron desde la posibilidad de abrir el debate de la legalización de las drogas, hasta la de regular los montos de los depósitos en efectivo y crear una policía nacional que coordine a todas las policías locales.
El segundo día , en el que se dieron cita académicos, consultores y líderes de opinión, la queja constante fue la de la falta de transparencia que permitiera entender qué está pasando en México y qué se está haciendo para frenar la ola de violencia.
Finalmente, con los líderes religiosos, si bien las críticas no fueron tan severas como en los primeros dos días, se habló de la importancia de los valores y de tratar de rescatar la institución de la familia. También se advirtió sobre amenazas que ministros religiosos han recibido por parte de los grupos criminales.
Los niveles de inseguridad y violencia en México han alcanzado niveles sin precedentes. De acuerdo con el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), desde 2006 se han acumulado ya 28,000 asesinatos relacionados con la delincuencia organizada.
La estrategia frontal de la lucha contra el crimen organizado que hasta ahora ha aplicado el gobierno federal ha resultado también en constantes enfrentamientos armados entre cuerpos de seguridad pública y delincuentes, que suman ya 936, detalló el Cisen.
Según un análisis sobre la situación actual que presentó Calderón ante los participantes, se estableció que además de que la violencia ha alcanzado una nueva etapa –en la que ya no sólo afecta a los involucrados en las organizaciones criminales, sino a cualquier ciudadano– México debe que combatir a una delincuencia organizada que se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos.
Ante especialistas y académicos en temas de seguridad, aseguró que el crimen organizado estaba metido en las actividades lícitas e ilícitas del país a través de los cobros que realiza por permitir operar en territorios donde está presente.
“Pasaron del bajo perfil, del que no me vea nadie, a un perfil alto y desafiante, donde sí se trata de que me vean, se trata de que vean mis camionetas, se trata de que vean mis ametralladoras y se trata de que vean mi poder para que no entre nadie de otros grupo o de otro cártel.
“Es más, si entra alguien voy, lo mato y le arranco la cabeza, y la pongo en la plaza para que vean que aquí mando yo y que no entra nadie”, explicó.
En la clausura del foro, el presidente de México puso en la mesa la necesidad de r eunirse con políticos y legisladores para continuar con la discusión sobre las medidas que se deben tomar para revertir la creciente inseguridad.
