Los padres del 'Tec' piden que se limpie la memoria de los estudiantes

Javier y Jorge se arrastraron, ensangrentados, tratando de regresar a las instalaciones del Tec de Monterrey. Con siete y seis impactos de bala respectivamente, agonizaron casi dos minutos.
La madre de Jorge, Rosa Elvia, no quiere saber los detalles de su muerte, no necesita "imaginar el dolor insoportable" que pasó su hijo, por eso decidió leer sólo algunos extractos de la recomendación que la Comisión Nacional de Derechos humanos (CNDH) emitió sobre las muertes de los jóvenes .
Jorge era su único hijo y "el mayor orgullo de la familia", pero la señora Mercado no culpa a los soldados, no quiere venganza porque "ellos también tienen una madre que se preocupa por ellos, que los lloraría si algo les pasara".
El pasado 19 de marzo, elementos del Ejército se enfrentaron a un grupo de presuntos criminales en las inmediaciones del campus universitario , en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. El saldo: dos estudiantes muertos.
"No podemos decir que los soldados los mataron porque no tuvimos acceso a las pruebas balísticas. Lo cierto es que la mala actuación de los agentes les costó la vida y puso en riesgo a toda la comunidad universitaria", explicó a CNNMéxico el segundo visitador de la CNDH encargado de la investigación, Marat Paredes.
Este sábado 14, el comandante de la Cuarta Región Militar, Guillermo Moreno Serrano, negó las acusaciones. "No somos verdugos ", aseguró. Se justificó diciendo que, de acuerdo con las estadísticas del combate al crimen organizado, "son muchos más los heridos, después los detenidos, y los que mueren en esa agresión son los menos".
Trato cruel e inhumano
Después de recibir los tiros, los jóvenes, aún con vida, fueron golpeados violentamente en el rostro. Dos testigos, vigilantes de las instalaciones del Tec, los escucharon luchar por su vida y no pudieron hacer nada. Según su testimonio, en cuanto acudieron al lugar, un soldado los obligó a tirarse al suelo y tomó el control de la zona.
No se puede asegurar que fueron las balas militares las que les quitaron la vida, aunque sí saben que los balazos los recibieron a menos de un metro de distancia.
Según la investigación de la CNDH, los soldados destruyeron todas las cámaras que encontraron. Movieron los cuerpos y les colocaron armas de grueso calibre en las manos. Después, los acusaron de haberlos atacado.
"Los militares alteraron la escena para cubrir lo ocurrido. Eso en sí es un delito, pero no es de nuestra competencia investigarlo. Pero también viola el derecho de acceso a la verdad y acceso a la justicia, eso sí es de la competencia de todos", dice Marat Paredes.
Javier, de 24 años, y Jorge, de 23, se conocieron en la carrera de ingeniería mecatrónica. Eran tan amigos, que cada tarde estudiaban juntos, según relata Rosa Elvia.
Aquel día, ambos fueron al hospital porque Jorge tenía una hernia y Javier lo acompañó, pese a que tendrían que trabajar en sus tesis hasta muy tarde.
"Juntos andaban para todos lados y juntos se fueron al cielo. Se ayudaban en todo y eran los mejores… por eso duele más que los llamen criminales", refiere Rosa Elvia.
Y es que aquella noche, la Procuraduría General de Nuevo León informó que los estudiantes eran sicarios que murieron durante un enfrentamiento con militares. Hasta el día en que esta nota se escribe, ninguna autoridad ha reconocido y dicho públicamente que se trataba de dos estudiantes de excelencia , como mostraron posteriormente los perfiles de los jóvenes fallecidos.
"La gente del Tec, Derechos Humanos (CNDH) ahora, todos han dicho que son estudiantes y muy buenos, pero el gobierno no lo acepta. Yo quiero justicia, pero también que limpien la memoria de mi hijo", dice la madre de Jorge.
Justicia a medias
En el documento de su recomendación, la CNDH señala que la Procuraduría General de Justicia Militar ejerció acción penal contra un soldado "por su probable responsabilidad en la comisión del delito contra la administración de justicia, en su modalidad de alterar el lugar de los hechos", por lo que se giró orden de aprehensión en su contra.
Pero esto no es suficiente, en opinión del funcionario de la Comisión. "No fue el único que intentó cubrir lo ocurrido, tiene que investigarse a todos y llevarlos ante un tribunal militar", señala.
Agrega que estos casos deben también servir para reformular la actuación de los militares en el combate al narcotráfico. "No pueden actuar así en zonas urbanas, sin un criterio de proporcionalidad, no pueden disparar en universidades, ponen en riesgo a todos y dejan de cumplir su función de garantizar la seguridad de la ciudadanía".
La señora Mercado aún no sabe quiénes fueron los autores de la muerte de su hijo, pero ya no se siente segura en su ciudad.
"Aquí ves soldados por todas partes y la verdad, los veo y siento miedo, no me dan seguridad, ya no sabe uno de dónde van a salir los balazos".
El futuro interrumpido
La muerte de los estudiantes conmocionó a la comunidad. Este viernes, el Tec de Monterrey emitió un comunicado pidiendo a las autoridades que, después del reporte de la CNDH, se realicen las investigaciones necesarias y se imparta justicia.
Rosa Elvia también pide justicia: "¿Ya qué más puedo pedir si nadie me va a regresar a mi hijo?", dice la maestra jubilada, que ahora lamenta tener demasiado tiempo libre, "él era el centro de todo y ahora no sé qué hacer conmigo".
Para el segundo visitador de la CNDH, es necesario que las autoridades reparen el daño por esta pérdida.
"Una vida no puede recuperarse, pero esos jóvenes tenían un futuro brillante, podían hacer grandes cosas y este incidente interrumpió todos sus planes, afectó también los de la familia", explica.
Y sí: los padres de Jorge han tenido que salir de Monterrey varias veces para descansar y olvidarse de lo ocurrido. "Un tiempo los medios (de comunicación) nos hicieron todo más difícil. No me dejaban llorar a mi hijo por estarles contestando, no podía pensar en él sin llenar los recuerdos con sangre".
A más de cuatro meses de la muerte de Jorge, la pareja aún no puede recuperar su vida diaria. "Yo sigo caminando, de la mano de Dios y de mi marido, tratando de seguir adelante, pero la verdad, quién sabe cuánto tiempo aguante".