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Caminata por la orilla: 51 días de expedición por el Valle de México

Un periodista holandés recorrió por 51 días la periferia del Valle de México, aquí un video con lo que encontró a lo largo de 700 kilómetros
mié 24 noviembre 2010 09:00 AM
Orilla del Valle de México
Orilla del Valle de México Orilla del Valle de México

NOTA DEL EDITOR: Feike de Jong es un periodista holandés radicado en la Ciudad de México, ganador del Premio de Periodismo Walter Reuter 2010. Hizo una expedición por la periferia del Valle de México durante 51 días: 700 kilómetros recorridos entre noviembre y diciembre de 2009. El video describe algunas de las imágenes que encontró en su ruta, donde no todo es asfalto y concreto.

CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico)– ¿Qué es una orilla? El fin de una cosa o el comienzo de otra. En el caso de esta orilla, el límite de la zona conurbada del Valle de México, es donde se termina la ciudad y empieza el espacio. Todo lo que necesita espacio va hacia la orilla. Es aquí donde se reparan los trailers. Es aquí donde terminan los esqueletos de los juegos mecánicos con su pintura desgastada. Es aquí donde se construyen los centros comerciales y nuevas carreteras. Aquí donde yo también me encontré caminando por sus senderos, barrancas y veredas en busca de un espacio.

De niño siempre quise ser explorador, ilusión que quizás me llevó a México. Pero pronto uno se da cuenta que el mundo ya está explorado, agotado, devorado, y que no hay isla remota sin turistas, pico de montaña sin basura o mar sin barcos: el problema era que no quise explorar las cosas aptas, las cosas de hoy.

No hay nada más moderno que la megalópolis. La primera era Nueva York que llegó a tener alrededor de 10 millones de personas –el cuorum para formar una megalópolis– en 1950. Para 2005 ya existían 25 megalópolis. Y se espera que en los próximos 20 años haya 1.8 mil millones más de habitantes urbanos en el mundo, según la ONU. ¿Y a dónde irán? Donde hay espacio.

La orilla es donde la ciudad crece "en los fines de semanas", cuando la gente tiene tiempo para construir sus casas, eternamente en obra negra. Y lo mismo lo hace una zona clave para el desarrollo de México. Es aquí donde la urbanización sin planeación castiga el tiempo de las personas con largos viajes hacia el centro de la ciudad en medio del tráfico y falta de servicios urbanos. 

Esta caminata fue una exploración de este espacio único, la orilla de la megalópolis del Valle de México. A veces fue una aventura; a veces monótona y cansada. Mis prejuicios fueron desmentidos por la recepción hospitalaria. Logré conocerme a mí mismo en el trazo de mis pasos sobre el mapa. Allí me dejé distraer: desviación. Allí estaba demasiado impaciente para avanzar: una bajada sobre un callejón de 1,000 escalones en la oscuridad, con el ladrido de los perros ladrando en mi cabeza.

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En estos cortas días de noviembre y diciembre aprendí a ver esta gran ciudad como algo vivo —un gigante y un mago entre volcanes y lagos. Y yo era una mosca sobre su piel. Así nos conocimos, esta ciudad y yo.

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