La primera cédula de identidad en México avanza en medio de la polémica
Los mexicanos necesitan una cédula de identidad nacional, y aunque desde la década del 80 prácticamente todos los ciudadanos usan la credencial de elector como identificación oficial, el gobierno federal considera indispensable tenerla antes del 2012.
Sin embargo, diversas organizaciones civiles y organismos autónomos han expresado serios cuestionamientos respecto a una propuesta que aparentemente duplicaría las opciones de identificación para los mexicanos.
La discusión sobre la necesidad de que los mexicanos tuvieran dicho documento cobró fuerza hace tres años, cuando la Secretaría de Gobernación (Segob) –encargada de la política interior en México-, anunció que acataría lo establecido en la Ley General de Población desde 1990 sobre la disposición de la cédula de identidad.
En julio de 2009, el presidente Felipe Calderón aseguró que comenzaría a expedirse la cédula de identidad ciudadana para que “cada mexicano sea reconocido por sus características biométricas”.
Sin embargo, la negociación con el Instituto Federal Electoral (IFE), sobre el uso del padrón electoral para la ejecución de este programa, complicó el escenario.
El IFE, creado en 1990, informó que al padrón electoral no puede tener acceso ninguna instancia gubernamental, por contener datos de uso exclusivo para este organismo.
El gobierno federal busca emitir el documento para mayores de edad antes de que termine el sexenio, -en 2012-, pero la polémica con el IFE orilló a un cambio de planes.
La Segob anunció el 12 de enero que la primera etapa del proyecto involucrará a los estados de Baja California, Colima, Chiapas, Guanajuato, Jalisco y Nuevo León, en donde se iniciará la recolección de datos para el documento sólo entre menores de 18 años.
La cédula, ¿también una identificación?
En enero de 2010, el proyecto de Calderón parecía tomar forma: la Segob y el IFE declararon que finalmente habían logrado ponerse de acuerdo para que la cédula no fuera independiente de la Credencial de Elector, respondiendo así a una de las principales críticas hechas a este proyecto.
Esas instancias indicaron que habría una “fusión” de los documentos pero que se mantendría la idea de tener dos bases de datos independientes: la del padrón electoral, a la que el gobierno federal no tendría acceso y el Registro Nacional de Población (Renapo).
Sin embargo, los datos recabados en la base de Renapo también provocaron controversia. La clave única de registro poblacional biométrica incluiría huella dactilar de los 10 dedos de las ma nos, imagen del iris de ambos ojos, así como fotografía del rostro.
Organismos autónomos como el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), algunas organizaciones civiles y académicos argumentan que ese requisito no se contempla en la ley y por lo tanto, no hay garantías para que no haya un mal uso de datos.
Según el IFAI, tomando la experiencia de otras cédulas expedidas en el mundo, con incluir las huellas dactilares el documento tendría una confiabilidad de 99%. El organismo asegura que no existe un documento oficial que contemple la imagen del iris.
La Segob anunció que el próximo 24 de enero iniciará el proceso de recolección de datos en las escuelas y se espera que para 2012, 25.7 millones de jóvenes mexicanos tengan su cédula. La que sí incluirá la lectura de iris, pese a que la ley de población, en su capítulo VII, sólo exige que la cédula tenga huella dactilar.
El subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Segob, René Martín Zenteno, aseguró que la cédula de idéntidad para mayores se comenzaría a expedir "muy pronto", sin que ésta suplantara las funciones de la credencial de elector que "tiene sus propios fines".
"La cédula es el documento oficial para identificación en México", explicó.
