Los purépechas celebran el Año Nuevo con 'humo sagrado' y cantos
De madrugada en Jarácuaro, junto al lago de Pátzcuaro, los purépechas — principal etnia indígena asentada en Michoacán— celebraron el Año Nuevo.
En el sitio donde hace más de 500 años aún se veneraban a la diosa de la Luna, Xaratanga, encendieron el fuego nuevo y lo compartieron, como dicta la costumbre: para que cada uno pueda llevar el calor a su hogar e iniciar un nuevo ciclo de vida.
Como año con año desde 1983, los habitantes de las cuatro regiones en los que perdura la herencia purépecha en el estado central de Michoacán, se reunieron la víspera del 2 de febrero a esperar que la constelación de Orión estuviera en el cenit, para dar paso a una conmemoración que el dominio español desde 1529, les había arrebatado.
Frente a la capilla de la Natividad del municipio de Jarácuaro, los indígenas hermanados formaron un círculo, en tanto que los ancianos encendían la pira, de la cual sería tomado el fuego.
La misma flama fue compartida a través de trozos de madera, con los que se formaron pequeñas fogatas en toda la plaza, mientras una banda tocaba pirekuas, el canto tradicional que en 2010 fue nombrado Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO.
La atmósfera se llenó de "humo sagrado", música y baile, los niños preguntaban sobre lo que ocurría a los padres, y éstos, quienes cuidaban que no se les apagarán los trozos de madera que sostenían, transmitían el conocimiento que recibieron, cuando también eran niños.
Más tarde, los cargueros, personas encomendadas a cuidar los símbolos tradicionales durante el año recién concluido, presentaron la roca piramidal, el bastón de mando y la bandera, que representa a la Ciénaga, la Meseta, la Sierra y el Lago, las cuatro regiones habitados por la etnia, con la intención de encargarlas a los representantes de Santiago Conguripo —donde se unen los ríos—, en el municipio de Angamacutiro, donde hará la reunión del próximo año, y el fuego deberá encenderse, para renovar el ciclo vital.
Esta etnia se llama a sí misma P'urhépecha, donde cada integrante es un p'urhé, que significa persona o gente. Durante el dominio español fueron conocidos como tarascos. De acuerdo con la Comisión de Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en Michoacán hay una población de 178,528 personas que pertenecen a este pueblo.