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WikiLeaks: México y EU, la historia de una falsa alarma nuclear

Una falsa alarma movilizó a las autoridades estadounidenses y mexicanas a buscar un contenedor sospechoso que salió de Manzanillo
vie 04 febrero 2011 01:24 PM
Casetas
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Como si fuera trama de película de acción, entre el 24 y el 29 de octubre de 2009 una falsa alarma hizo correr a las autoridades de México y Estados Unidos tras un supuesto contenedor radiactivo .

El episodio reveló la existencia de una red de detectores de radiación en cuatro puertos mexicanos: Veracruz, Altamira, Lázaro Cárdenas y Manzanillo, instalados por el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE).

La historia comenzó a las 6 de la tarde del sábado 24 de octubre de hace dos años: un detector de radiación recién instalado en Manzanillo, en el Pacífico mexicano, registró niveles anormales de radioactividad en un contenedor, de acuerdo con un cable de WikiLeaks fechado el 1 de diciembre de 2009.

Las autoridades aduanales dijeron que en el depósito había motores para lavadoras marca Samsung provenientes de China.

Personal del Departamento de Energía de EU hacía pruebas esa noche, cuando se dio cuenta de la situación, e inmediatamente envió los datos hacia Los Alamos National Laboratory (LANL), entidad encargada de analizar incidentes nucleares que amenacen al país vecino. 

Dos días más tarde, los científicos del Energía informaron al personal mexicano de la aduana de Manzanillo del hallazgo y de la confirmación del laboratorio en Los Alamos.

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Así dio inició la cacería del contenedor.

Media docena de agencias del gobierno estadounidense intercambiaron llamadas ese día, narra el cable filtrado por WikiLeaks.

Esta era la orden general: confirmar la localización del contenedor y el tráiler que lo llevaba; aislarlo en alguna bodega de Samsung; pedir autorización al gobierno mexicano para inspeccionar el contenedor y proceder a revisarlo. 

El cable no detalla el momento del primer aviso, pero para las 10 de la mañana del martes 27 de octubre, ya se había informado del incidente a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS, organismo que analiza las amenazas radioactivas en México), quien se unió a la cacería del contenedor.

Inicialmente se había determinado que iba con destino hacia Estados Unidos, aunque después se supo que su destino verdadero era la ciudad de Querétaro, en el centro México.

La embajada norteamericana se comunicó con Samsung ese mismo martes 27 y le solicitó aislar el sospechoso contenedor. La empresa respondió el día siguiente y les informó que estaba en una bodega en Querétaro, sin que nadie lo hubiera tocado.

Pero, ¿la radioactividad provenía del contenedor o del tráiler? Nueva información hizo dudar a los expertos.

Si venía del remolque de un camión, se convertía en un problema grave: el tráiler se había marchado de la empresa tras haber dejado el contenedor.

Así, para las 4 de la tarde del miércoles 28, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias había despachado un equipo de dos personas hacia Querétaro para hacer una revisión exhaustiva del contenedor.

Cada caja del contenedor fue examinada sin hallar algo que tuviera una radioactividad por encima de lo normal.

Los mexicanos enviaron el reporte personal del Energía de Estados Unidos y de la embajada norteamericana decidieron dar por finalizado el expediente: era una falsa alarma, al menos así lo confirmó Carlos Pascual, el embajador de Estados Unidos en México, encargado de firmar el reporte para su país.

En el documento señaló que los problemas de comunicación entre las autoridades mexicanas y estadounidenses llevaron a que una falsa alarma se convirtiera en una alerta de la máxima gravedad. Pero reconoció que la fase de pruebas del detector podría haber sido el principal responsable, cosa que deseaban remediar cuando los detectores entraran en operación directa por las autoridades mexicanas. 

En cuanto al tráiler que llevaba el contenedor, éste nunca fue buscado.

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