Combate al tráfico de armas, un pendiente de 15 años en México y EU
El contrabando de armas de fuego de Estados Unidos hacia México es un problema que los gobiernos de los dos países no han logrado contrarrestar en más de 15 años de intentos.
Datos contenidos en informes de la Procuraduría General de la República, la Oficina de Control de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), y la Oficina de Rendición de cuentas del Congreso estadounidense (GAO), muestran que no existe claridad sobre el número de armas que entran de contrabando a México ni los puntos de ingreso.
Los 3,152 kilómetros de frontera entre ambos países facilita el tráfico “hormiga” por los incontables cruces informales, según el último estudio de la PGR “Tráfico de Armas México-USA”.
El documento ejemplifica que en Chihuahua existen 300 brechas entre Ojinaga y Ciudad Juárez por donde se pueden introducir armas ocultas en vehículos.
Un estudio de The Brookings Institution , un centro de investigación en Washington DC sin fines de lucro, estimó en 2008 que 2,000 armas ingresaban diario por la frontera norte.
Según la PGR, el mínimo control para la venta de armas en la Unión Americana, amparada por la Segunda Enmienda de la Constitución que otorga el derecho de poseerlas, también facilita el contrabando.
Casi el 90% de las armas que son introducidas clandestinamente a México provienen de Estados Unidos, de acuerdo con el gobierno federal.
La ATF ha señalado que los cárteles de la droga cuentan con cómplices en suelo estadounidense que contactan personas sin antecedentes penales para adquirir en efectivo armas en establecimientos o ferias de armas (Gunshows).
En Estados Unidos existen cerca de 12,000 establecimientos, de los cuales 6,700 están en la frontera con México.
El estudio de GAO informa que el 39% de las armas aseguradas en México entre 2004 y 2008 fueron compradas en Texas; el 20% en California; el 10% en Arizona, y el resto en otros 10 estados.
La ATF ha encontrado que incluso mujeres de la tercera edad son utilizadas por los traficantes para adquirir numerosos fusiles AK-47 en las tiendas.
Un informe del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate al Delito (CENAPI), de la Procuraduría General de la República (PGR), señala que desde 1995 los dos países fortalecieron la coordinación para reducir el tráfico de armamento.
De lado mexicano se creó el Grupo de Coordinación Interinstitucional (GC- Armas) para estrechar la comunicación con la Oficina de Control de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) estadounidense, indica el informe.
El documento, titulado “El Tráfico de Armas y Municiones en México”, fue emitido por CENAPI en agosto de 2006 y ya alertaba que el contrabando de armas se magnificaba ante la creciente demanda de la delincuencia organizada para utilizarlas en sus disputas.
El asesinato del agente estadounidense Jaime Zapata en febrero pasado puso de nuevo en la agenda binacional el tema del combate al tráfico de armas, después de que se dio a conocer que la ATF acordó con autoridades mexicanas el acceso de miles armas a territorio nacional para desmantelar una red criminal.
El valor de un arma puede ir de los 800 dólares a los 2,000, dependiendo de la marca y modelo, si son usadas, su estado de conservación y antigüedad.
Las AK-47, conocidas en México como “cuernos de chivo”, y los AR-15, son los fusiles más codiciados por los cárteles mexicanos porque son fáciles maniobrar y son muy potentes; también prefieren las pistolas 9 milímetros, .38 Súper, .45, y 5.7 milímetros, de acuerdo a las investigaciones.
Entre las marcas de armas que más adquieren los traficantes están Nolinco, Marlin Firearms, Beretta USA, Pietro Beretta, Browning, Smith & Wesson, Glock GMBH y Mossberg, la mayoría de nacionalidad estadounidense.
Las rutas
Estados Unidos tiene identificadas 5 rutas primarias del tráfico de armas, las cuales inician en los estados de Washington, Utah, Colorado, Illinois, Georgia y Florida y llegan a las ciudades de San Diego, Nogales, El Paso, Laredo y McAllen.
En la frontera, las armas se concentran de lado mexicano en Tijuana y Mexicali, Baja California; Nogales y San Luis Río Colorado, Sonora; Ciudad Juárez, Chihuahua; Acuña y Piedras Negras, Coauila, y Nuevo Laredo, Miguel Alemán, Reynosa y Matamoros, Tamaulipas.
De esas ciudades fronterizas, el tráfico de armas continúa en 3 rutas que se extienden hasta Chiapas y Oaxaca, según la PGR.
De acuerdo a la dependencia, Los Zetas y el Cártel de Sinaloa son los cárteles que compran una mayor cantidad de armas.
Los intentos por contener el tráfico
La Coalición de Alcaldes contra las Armas Ilegales, presidida por Michael Bloomberg, de Nueva York, y Thomas Menino, de Boston, advirtió en septiembre de 2010 que se utilizaban armas provenientes de Estados Unidos en nueve de cada 10 asesinatos en México.
Un ejemplo es el asesinato del agente especial de la Oficina de Migración y Aduanas (ICE), Jaime Zapata, en febrero en San Luis Potosí, el cual fue perpetrado por Los Zetas con un arma adquirida en Texas, de donde era originario.
Una muestra del incremento del flujo es la cifra de aseguramientos en el país. Según la PGR, entre 2001 y 2006 fueron aseguradas 26,239 armas.
En enero, el gobierno federal informó que sumaban casi 96,000 armas y 7,500 granadas aseguradas desde diciembre de 2006. Sólo el Ejército, ha incautado 73,000 fusiles y pistolas.
Ante ese panorama, la ATF lanzó el proyecto Gunrunner para endurecer el combate, mediante investigaciones lideradas por 100 agentes especiales en Texas, California, Arizona y Nuevo México, los estados fronterizos con el país.
Según la oficina estadounidense, Gunrunner ha iniciado desde 2006 más de 4,500 investigaciones, 1,100 casos presentados ante la justicia, y el aseguramiento de 10,000 armas y 1 millón de municiones.
No obstante, para 2009 la Oficina de Rendición de Cuentas del Congreso americano (GAO) exhibió en un estudio fallas en el combate al tráfico por parte del Gobierno de EU, por falta de un plan integral y limitaciones legales.
El 3 de marzo, tras reunirse con el presidente Felipe Calderón en la Casa Blanca, el presidente Barack Obama reconoció que frenar el contrabando de armas es un pendiente en la agenda bilateral y una tarea desafiante.