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Pincel y pinturas para el Papa Juan Pablo II en su beatificación

Juan Pablo II es venerado por los mexicanos en los distintos monumentos que en su honor se han colocado en plazas y glorietas de este país
jue 28 abril 2011 05:32 PM

Es mediodía en la glorieta Artesanos, ubicada al oriente de Guadalajara, que se ha convertido en un santuario para los católicos que la visitan para venerar a Juan Pablo II.

La figura de bronce, realizada en honor al Papa viajero , fue instalada un año después de su  muerte, en 2005 , en la populosa colonia Santa Cecilia, ubicada al oriente de la capital de Jalisco y que Karol Wojtyla visitó en 1979.

El calor seco que supera los 30 grados y el tráfico vehicular hacen que cueste trabajo respirar.

Un hombre de avanzada edad, rostro moreno y sonrisa amplia que deja ver la ausencia de algunos dientes, trabaja como si estuviera en un oasis, ajeno al sol, las miradas y el bullicio de alrededor.

Llegó -como todos los días desde hace más de un mes-, a bordo de La Guadalupana, una bicicleta color verde, "del mismo tono del manto de la virgen morena", aclara. 

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El vehículo parece un altar móvil dedicado a la Virgen y al Papa Juan Pablo II, lleva imágenes de ambos, y también sirve a Emilio Mendoza para llevar sus herramientas de trabajo: pintura y pinceles.

Sonríe y trabaja ahí, en medio de esculturas que representan diversos oficios, y que doblan en tamaño y volumen a la de Juan Pablo II, que destaca por el número de visitantes, las flores y veladoras que tiene alrededor. 

Mientras pinta cuenta que, inspirado por el mismo Juan Pablo II, desde hace algunos días interviene pintando figuras del pontífice, santos y vírgenes en el mobiliario que rodea la estatua de quien será santificado este fin de semana.

"Un día estaba pidiéndole al Papa que me dijera qué podía hacer por él para festejar su beatificación, cerré los ojos y sentí su inspiración y una voz interior que me decía: 'haz lo que sabes hacer' e inmediatamente supe que Juan Pablo quería que plasmara mis dibujos en su monumento", dice emocionado.

Mendoza tiene como meta terminar la decoración del monumento antes de la ceremonia de beatificación. Al preguntarle si tenía algún permiso para hacerlo, respondió: "no creo que para agradar al Papa se requiera un permiso".

Debido a que Mendoza dibuja sobre mobiliario público regulado por el ayuntamiento de Guadalajara, que prohibe pintar sobre infraestructura urbana, esta instancia llegó a un acuerdo con él,  para que se limite al área que rodea el monumento, informó a CNNMéxico Ramiro Lomelí, director de información del municipio.

Mientras ejecuta su misión entre canturreos, un hombre con un niño de la mano se acerca a la escultura, desliza su palma sobre ella y luego se santigua.

Son Benjamín Díaz y su hijo. Han pasado 32 años, pero lo revive como si fuera ayer, el calor que sintió en el cuerpo cuando el entonces Papa Juan Pablo II tomó su rostro entre las manos y lo besó.

"Yo tenía 8 años, mi padre me llevaba en hombros y en medio de la multitud pudimos llegar hasta él", dice mientras su rostro enrojece y sus ojos se cristalizan.

Díaz fue uno de los miles de fieles católicos mexicanos que se congregaron la tarde del 30 de enero de 1979 en el estadio de fútbol Jalisco, para ver y escuchar al Papa Juan Pablo II en su primera visita al país y la única que haría a Guadalajara, en el occidente de México .

"Ahí creo que nació mi devoción a Juan Pablo", dice Benjamín mientras toma a su hijo de la mano, se santigua y da la espalda a la figura de bronce 

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