Juan Pablo II reúne 32 años después a los niños que le cantaron 'Amigo'
En enero de 1979, durante su primera visita a México, 100 niños y 100 niñas mexicanas cantaron por primera vez Amigo al joven papa Juan Pablo II , durante el primer viaje que realizaba al extranjero.
En los tres meses siguientes, la canción vendió más de un millón de copias, convirtiéndose en un referente musical de la relación entre México y el Papa mexicano , como fue conocido popularmente por su cercanía con este país.
32 años más tarde, casi 40 integrantes de ese coro formado, por estudiantes de dos colegios católicos de la Ciudad de México, se volverán a reunir para cantar Amigo.
Tenían casi 10 años cuando hicieron sonar sus voces, guitarras y acordeones en el encuentro con Karol Wojtyla, el 30 de enero de 1979. El pontífice agradeció la hospitalidad con una petición: “Decid que los jóvenes son el consuelo y la fuerza del Papa, que desea estar con ellos para hacerles llegar su voz de aliento en medio de todas las dificultades”. Según sus propias palabras, el Papa aprendió en esa ocasión el significado de " México, siempre fiel y Amigo.
“Creo que ni él se imaginaba el cariño con el cual lo íbamos a recibir todos los chiquillos”, explica Santiago San Román, corista de 44 años, “A través de la música, que es el idioma universal, pudo apreciar la calidez del pueblo mexicano”.
Previo a ese encuentro, el compositor Alejandro Mejía recibió el encargo de la Nunciatura Apostólica de México para componer un himno al pontífice, que tituló Tú eres Pedro, explica Rodolfo Sánchez-Armas, uno de los directores del coro.
Para el encuentro, eligieron Tú eres Pedro, El Himno a la Alegría y Amigo. A diferencia de las dos primeras, Amigo fue elegida por iniciativa de los niños, recuerda Sánchez-Armas.
“Era una canción compuesta por Roberto Carlos (cantautor brasileño) cuatro años antes, en 1975". Aunque no había sido un éxito hasta entonces, asegura, "tenía un bonito mensaje hacia la amistad”.
“Si tú analizas el tema no tiene ningún aspecto religioso, sino simple y sencillamente habla sobre tener un gran amigo… y Juan Pablo es la imagen de la amistad”, dice.
Horas después de que los niños cantaran, la melodía ya sonaba en la televisión mexicana, según el director del coro. La canción fue grabada y los niños del coro realizaron giras por México y algunos otros países interpretándola.
“Quien escucha Amigo ve a Juan Pablo II. Y cuando la oyes con el sonido de los niños identificas plenamente la primera visita. Esa es la huella que deja la canción”, asegura.
Los hijos de la generación que le cantó al Papa tienen ahora casi la misma edad que sus padres tenían entonces.
Los años les han permitido valorar un episodio que vivieron con más sorpresa que devoción, explican. Antes era un juego cantar para Juan Pablo II, ahora es un compromiso.
“Como niño era padrísimo”, dijo a CNNMéxico Gela Cuéllar, corista de 42 años. “Además de que te decían ‘vas a perder la clase’, ir a un estudio de grabación era increíble. A donde llegabas, la gente decía: ‘son los niños que le cantaron al Papa’”, recuerda.
La visita de Juan Pablo II duró sólo seis días (del 26 al 31 de enero), pero su impacto en los niños y en el país sigue vigente. “Fue una época que duró de enero a que terminó el año escolar, pero eso queda grabado toda la vida”, explica la corista.
“Conforme vas pasando el tiempo, te vas dando cuenta del impacto que generó esa visita”, dice Miguel Herrera, de 43 años. “De alguna manera nos acercamos más a la religión. A partir de entonces fue seguirle la pista a Juan Pablo, fuera a donde fuera”.
Para este reencuentro, un bar de la Ciudad de México sustituyó al auditorio como lugar de ensayo. Todos atienden las indicaciones del director y a todos les ilusiona trabajar juntos de nuevo.
La tranquilidad de 1979 contrasta con la violencia que vive México en la actualidad , asegura Marcela Pliego, quien compartió la dirección del coro en la visita del Papa.“En aquel entonces no había la inseguridad terrible que hay ahora. Era un México más en paz”.
Por ello es importante aferrarse a la figura de Juan Pablo II, dice, para superar por unos momentos esta situación.
La logística no ha sido fácil. Ya no existen las vías institucionales, la rondalla y la estudiantina en la que participaban se han desintegrado y la convocatoria se hizo, prácticamente, de voz en voz. Algunos no pueden asistir a los ensayos, lo que implicará que un coro de 200 personas se transforme a uno de poco más de 40.
La mayoría son mujeres, egresadas del Instituto Miguel Ángel, y donde volverán a reunirse para celebrar la beatificación de Juan Pablo II en el mismo escenario donde le cantaron por primera vez.
Miguel Herrera, como el resto de sus compañeros, considera que más allá de la beatificación y el milagro que se le atribuye a Juan Pablo II, “su milagro más grande lo hizo en vida, al reforzar y unir a la religión católica, y la forma en que lo hizo”.