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¿Qué ha sido de las lujosas casas de los narcotraficantes en Guadalajara?

Líderes del narcotráfico han construido lujosas fincas en la capital de Jalisco, hoy sedes de compañías de seguros o de firmas de moda
lun 06 junio 2011 12:48 PM

La finca donde detuvieron hace 22 años al que entonces era considerado rey de la cocaína en México , Miguel Ángel Félix Gallardo, se confunde con el resto de las que integran un barrio de clase media alta al sur de Guadalajara, capital de Jalisco: dos plantas, portón de madera y balcones en las habitaciones superiores.

La caída del capo mexicano más buscado de la época fue en su domicilio, sin un solo disparo, la mañana del 8 de abril de 1989, según informó entonces la Procuraduría General de la República (PGR).

Como la mayoría de los inmuebles asegurados al crimen organizado, fue rematada y ocupada nuevamente y en la actualidad es sede de una operadora de seguros. Algo similar ocurrió con una de las propiedades de Vicente Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos , y ex líder del cártel de Juárez.

Sobre la avenida Vallarta, de la colonia Americana, urbanizada en la primera década del siglo XX, la PGR colocó sellos de clausura en una residencia de estilo francés a finales de la década de 1990.

La propiedad, adjudicada a Carrillo Fuentes, se rentó esa misma década a la lujosa firma Versace, que abrió su primera boutique en la ciudad. La firma de moda cerró y desde entonces ha sido alquilada para diferentes negocios.

Vicente Carrillo Leyva, hijo del narcotraficante, fue acusado de lavar dinero con la compra de esa boutique, cargo del que finalmente fue absuelto en 2010.

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Una de las casas aseguradas al narcotraficante  Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, líder del cártel de Sinaloa , según la PGR, está ubicada en una discreta calle de la colonia Providencia.

Se trata de una finca de dos plantas que tras ser asegurada, no fue rematada, sino que se convirtió en la primer sede del Consejo Estatal de Seguridad Pública.

Miembros del ejército sorprendieron en junio del año pasado al narcotraficante Ignacio, Nacho, Coronel mientras descansaba en una de sus fincas de Guadalajara, donde finalmente fue asesinado luego de un enfrentamiento a balazos. Actualmente, la vivienda ubicada en un exclusivo fraccionamiento, luce abandonada.

Los primeros en llegar

Es en la década de 1980 cuando se construyeron lujosos y nuevos fraccionamientos, plazas comerciales, hospitales privados y agencias de autos de lujo en la capital de Jalisco.

Félix GallardoEl Padrino, llegó a mediados de los 70 a la capital del estado del occidente de México, donde fundó el primer cártel de Guadalajara, según informes elaborados por la PGR.

Junto con Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero, jefes del cártel de Guadalajara, operó desde esta ciudad uno de los mayores emporios de la droga del que se tenga registro en México.

Eduard Heath, director de la Agencia Antinarcóticos Norteamericano (DEA, por sus siglas en inglés) en México durante 10 años, declaró un par de días después de la detención del capo, que en ese momento controlaba el 75% del total de la cocaína que ingresaba a Estados Unidos, unas cuatro toneladas de estupefacientes al mes y que era dueño de al menos 50 casas y 200 ranchos en la zona comprendida entre Jalisco y Sinaloa.

El gobierno mexicano calificó a Gallardo como el zar de la cocaína de México, como The chairman of the board (el presidente de la corporación) y se lo relacionó con el narcotraficante colombiano Pablo Escobar.

Bajo la protección de autoridades del gobierno y la policía, Guadalajara albergó a Félix Gallardo, a los integrantes de su grupo criminal y a los de otras organizaciones, también a sus familias y los negocios que abrieron para lavar las jugosas ganancias que les dejaba el tráfico de drogas.

El entonces gobernador de Jalisco, Flavio Romero de Velasco (1977-1983), fue detenido en 1998 —15 años después de su mandato—, y trasladado al penal de Alta Seguridad de La Palma, acusado de complicidad con el narcotráfico, fue liberado en 2001 por falta de pruebas.

Más allá de los negocios, los capos, la mayoría pertenecientes al cártel de Sinaloa, construyeron casas para sus familias, algunas de ellas en barrios de clase media alta, sin llegar a ser ostentosas o lujosas, según los registros de inmuebles asegurados por las autoridades mexicanas.

Guadalajara, una ciudad media con todos los servicios, clima cálido, aeropuerto internacional y universidades privadas para sus hijos, también ofrecía a los narcotraficantes una ubicación geográfica envidiable.

La localidad es un punto geográfico intermedio entre Colombia y el norte de México. Es considerado estratégico también por ser una ruta hacia Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos.

Familiares de narcotraficantes estudiaron en la Universidad Autónoma de Guadalajara, entre ellos, al menos dos de los hermanos de Benjamín Arellano: Eduardo, médico reconocido y Enedina, administradora de empresas.

La formación del cártel de Guadalajara y su sede en esa ciudad coincidió con el florecimiento económico de la capital, que hasta entonces había conservado un perfil comercial de medianos negocios familiares.

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