La izquierda en el Estado de México: un descalabro con varias lecturas
El resultado de la coalición de izquierdas en las elecciones para gobernador en el central Estado de México, consideradas la antesala de los comicios presidenciales de 2012, representa una derrota con varias lecturas.
Analistas consultados por CNNMéxico señalaron que, por un lado, el que el bloque formado por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia quedara casi 40 puntos por debajo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) —según cifras preliminares— implica un “descalabro mayúsculo” .
Por otra parte, ese tropiezo queda matizado por el hecho de que la izquierda relegó al Partido Acción Nacional (PAN) al tercer lugar en las preferencias y de que demostró tener una base social que podría permitirle crecer entre el electorado.
“Creo que lo que se va a ver en las siguientes semanas es un gran debate interno por la interpretación de lo que pasó en el Estado de México”, dijo Nicolás Loza, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). A su juicio, los dos grandes grupos dentro del PRD, la principal fuerza política de la izquierda, buscarán imponer su visión del resultado.
La corriente Nueva Izquierda —conocida coloquialmente como Los Chuchos, que tiene a su cargo la dirigencia nacional— intentará hacer ver la definición de los comicios como un fracaso, luego de que la otra agrupación, afín al ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, se opusiera a una alianza electoral con el PAN para encarar al PRI.
El lopezobradorismo, en tanto, tendrá como objetivo hacer pensar que sólo uno de los suyos puede relegar al panismo al tercer lugar para medirse al priismo, como lo hizo el candidato Alejandro Encinas en este proceso.
Jorge Javier Romero, politólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), consideró que el resultado “es un golpe para López Obrador”, una de las figuras que más apoyó a Encinas en la contienda y quien busca de nuevo la candidatura presidencial de la izquierda en 2012.
“Hay una base que puede servir para crecer”, dijo Romero, aunque aseguró que aún “faltan definiciones” dentro de los partidos de izquierda.
Acerca de Encinas, uno de los principales líderes de la izquierda mexicana , el politólogo comentó que con esta derrota “queda como un político que está en el final de su carrera”. Hasta antes de la elección, Encinas era coordinador de los diputados perredistas, un cargo al que podría regresar. Ya había intentado ser gobernador del Estado de México en 1993, cuando perdió frente al priista Emilio Chuayffet.
La izquierda y el 2012
El analista político Andrés Lajous resaltó que en estos comicios el PRD obtuvo casi el doble de votos que el PAN, que actualmente ocupa la presidencia.
Sin embargo, explicó, uno de los retos que tiene de cara al próximo año es encontrar la forma de atraer los votos de simpatizantes panistas a quienes no convencen los candidatos que su partido postula. Su otro desafío es escuchar el mensaje de la ciudadanía que busca una alternativa diferente al PRI y al PAN, las dos fuerzas que han gobernado el país.
“Creo que ese mensaje lo llevan recibiendo desde hace ya un buen rato. Es un partido que no puede renovarse, abrirse a otros cuadros. El mensaje lo tiene, pero la capacidad de actuar es muy poca”, dijo Lajous.
Los tres analistas mencionaron en que es aventurado afirmar que en los comicios presidenciales de 2012 se repetirá el fenómeno del Estado de México, aunque consideraron posible que la izquierda crezca hasta convertirse en segunda fuerza política, dejando atrás al hoy gobernante PAN.
Coincidieron también en que, cualesquiera que sean las definiciones de los partidos de izquierda, el próximo año tendrán que enfrentar a un priismo bien posicionado que busca recuperar la presidencia que perdió en 2000, luego de conseguir nuevamente el gobierno en la entidad más poblada del país, así como en Coahuila y quizá en Nayarit.
“Lo que podríamos estar viendo es la debacle de los partidos de transición”, dijo Romero, en alusión a los logros conseguidos por el PAN y el PRD a finales de la década de 1990, cuando arrebataron poder al PRI e hicieron más plural la vida política mexicana.