Familias de náufragos en Baja California piden que se reanude la búsqueda
Más de tres semanas después de que siete estadounidenses desaparecieran tras el hundimiento de un barco de pesca en el Mar de Cortés, cerca de las costas mexicanas del estado de Baja California, sus familias están molestos con las autoridades de Estados Unidos y México por no ordenar que buzos se sumerjan en busca de la embarcación —y, posiblemente, de los cuerpos debajo del agua.
El hundimiento del barco de 35 metros el pasado 3 de julio captó la atención debido a que los 27 pasajeros eran amigos cercanos que abordaban la embarcación Erick como una tradición anual , que algunos habían realizado durante cerca de 15 años. Todos eran originarios del norte de California, en Estados Unidos, según sus familiares.
Únicamente cinco de los pasajeros subían al barco por primera vez. El grupo planeaba llegar a mar abierto y, después, descender al agua en lanchas pequeñas para pescar atún y dorado. La mayoría de los hombres eran personas de origen asiático, procedentes de la bahía de San Francisco.
Los estrechos lazos entre ellos aumentaron el tamaño de la tragedia, en especial luego de que las autoridades de Estados Unidos y México pasaron nueve días buscándolos en el Mar de Cortés.
Uno de los pasajeros, Leslie Yee, de 63 años, murió en el incidente, en tanto que muchos de los sobrevivientes fueron rescatados cerca de las costas mexicanas . Otro fue localizado en una pequeña isla.
Las familias han expresado su frustración con la investigación. Un funcionario del Departamento de Estado dijo que la Guardia Costera y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte ayudarán a las autoridades mexicanas a sondear la zona.
Sin embargo, los familiares dicen estar molestos porque aparentemente no se emitió una señal de alerta después del hundimiento. Además, acusan a la junta de no rastrear la señal de satélite que suele lanzarse cuando una embarcación sufre problemas.
En las redes sociales y el sitio web que crearon para atraer la atención pública —Find Our Fathers, Encuentren a Nuestros Padres—, las familias expresan su enojo con los dos gobiernos por no enviar una misión a explorar por debajo del agua e intentan recaudar dinero para organizar su propia expedición.
Las familias están intrigadas por algunas preguntas: ¿Los 16 miembros de la tripulación abandonaron el barco sin tratar de ayudar a los pasajeros? ¿La embarcación tenía suficientes salvavidas? ¿Por qué pasaron 16 horas entre el incidente y que se lanzara una misión de rescate?
“No queremos que otras familias pasen por lo que nosotros hemos vivido. Esto no debió haber pasado”, dijo May Lee, de San Ramón, California. Su esposo, Don —un hombre de 62 años que trabajaba en General Motors—, está entre los desaparecidos.
“Aún hay una parte de mí que espera que él esté en una pequeña isla remota con algunos de sus amigos”, señaló.
Pero la mayoría de los familiares ya están desanimados. El domingo se reunirán por primera vez desde el incidente, en un hotel del norte de California, según Lee.
“Algunos están muy deprimidos, pero estoy haciendo lo que puedo por reunir a la gente. Estoy tratando de darles tanta esperanza como sea posible, para que sigan adelante”, dijo.
Las familias han pedido al Departamento de Estado que el ejército lleve a cabo una misión con buzos. También plantean que el gobernador del estado mexicano de Baja California financie una expedición —o al menos dé el permiso para efectuar una cruzada con dinero privado.
Se desconoce el paradero de los restos de la embarcación Erick, que podrían estar en el fondo del mar, dijo la hija de Lee, Mandi Lee-Han, una maestra de preescolar de 34 años. El barco se hundió a 96 kilómetros de San Felipe, a tres kilómetros de la costa, durante la primera noche del viaje.
Un funcionario del Departamento de Estado señaló que el Departamento de Defensa no tiene la capacidad ni el equipo para una zambullida de gran profundidad en busca de una embarcación pesquera —por lo que tendría que pagar a un particular para realizarla—. El funcionario pidió no ser identificado porque no está autorizado para hablar del tema.
Los detalles de la cooperación entre dependencias de Estados Unidos y México aún se están definiendo, dijo el funcionario.
“Cuando ellos (los familiares) llamaron, expresamos nuestras condolencias. Desafortunadamente, el Departamento de Defensa tiene capacidad limitada para operar a esa profundidad”, explicó.
“Cuando un ciudadano estadounidense desaparece en otro país, el gobierno local encabeza los esfuerzos de búsqueda, frecuentemente con la ayuda de Estados Unidos”, dijo. “El Departamento de Estado vigila esos esfuerzos y trabaja para asegurarse que el gobierno local haga todo lo posible para localizar a esa persona, pero carece de capacidad y autoridad para efectuar operaciones de rescate”.
Pero las familias no están satisfechas con esa explicación.
“Parece que la Marina mexicana realmente no está compartiendo con ellos lo que está pasando”, dijo Lee-Han.
Los otros seis desaparecidos son: Russell Bautista, de Penngrove; Shawn Chaddock, de Petaluma; Mark Dorland, de Twain Harte; Gene Leong, de Dublin; Brian Wong, de Berkeley, y Albert Mein, un gerente retirado de AT&T.
A través de Facebook, los familiares han recibido mensajes de ciudadanos mexicanos que se ofrecen a buscar en las islas cercanas a la costa e informan de aquellas en las que ya revisaron.
Lee-Han señaló que durante este proceso han descubierto algunos de los problemas que se viven en México.
“De haber sabido que existían estos problemas en México, no habríamos enviado a nuestro padre en este viaje”, dijo. “Lo que estamos tratando de hacer es honrar a mi padre y a todos aquellos que merecen regresar con sus familias”.
“No queremos afectar la economía de México, pero al mismo tiempo, queremos asegurarnos de que si algo así pasa en México, las autoridades se harán responsables de ello”, agregó. “Si una investigación va a comenzar, esperamos que el gobierno mexicano la lleve a cabo de forma rigurosa y que incluya una búsqueda debajo del agua”.