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Ernesto Cordero, siete años construyendo un perfil presidencial

El secretario de Hacienda tiene siete años como funcionario público, pero desde hace dos décadas cuenta con la confianza del presidente
vie 09 septiembre 2011 12:54 PM
ernesto cordero
ernesto cordero ernesto cordero

Hace siete años, pocos sabían quién era Ernesto Cordero. Salvo menciones aisladas, el primer registro destacado de su nombre en la prensa mexicana fue en septiembre de 2004 cuando renunció a su puesto como subsecretario en la Secretaría de Energía (SE). Con un pequeño grupo de funcionarios, acompañaba en su retiro al secretario Felipe Calderón Hinojosa, quien iniciaba así su carrera rumbo a la candidatura presidencial, acompañado por un grupo muy reducido de jóvenes panistas que a la fecha integran su círculo de confianza. 

El 24 de agosto de 2010, Felipe Calderón deseó suerte a quienes buscan la candidatura de su partido, pero advirtió: “Dedíquense a su chamba, ni anden pensando en otra cosa. El día que quieran hacer otra cosa, las puertas están más grandes para salir que para entrar”. 

Los corrillos políticos ya señalaban a Cordero como un potencial candidato, pero el funcionario lo negaba. Fue hasta el pasado abril cuando en entrevista con el diario El Universal admitió querer “ meter algunos goles ” en 2012. 

El 26 de mayo, en conferencia de prensa ofrecida en Palacio Nacional, dijo: “ aspiraciones sí tengo , pero por el momento cumplo con un altísima responsabilidad al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”, sin embargo, desde abril prácticamente cualquier aparición pública representa la oportunidad de recordar sus intenciones: en 18 semanas ha manifestado al menos en ocho ocasiones querer suceder a Felipe Calderón.

Ese día, 134 personajes panistas cercanos a Calderón y a su esposa, Margarita Zavala, emitieron una carta de respaldo para que Cordero sea candidato de su partido. 

Este apoyo también lo tiene de la familia Mouriño. Geli Mouriño, madre del fallecido secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y gran amigo tanto de Calderón como de Cordero, escribió “yo quiero a Ernesto para Presidente, sé que lo hará muy bien” en el grupo ‘Cuates de Ernesto Cordero, x el 2012’, de la red social Facebook. 

Cordero y Mouriño se encontraron por primera vez el 1 de de diciembre de 2000, en la Cámara de Diputados, según reportaje del diario Excélsior, cuando Vicente Fox rindió protesta como el primer mandatario no priista en 70 años. 

A partir de ahí, ambos trabajaron incansablemente para impulsar la candidatura calderonista y vencer a Santiago Creel, que punteaba en las preferencias panistas rumbo a las elecciones de 2006. 

En el escaparate de la polémica 

Descrito como un hombre discreto (“operador tras bambalinas”, lo describe Luis Miguel González en el libro Los suspirantes 2012), las apariciones públicas de Cordero cada vez ganan más espacio en la prensa, no tanto por sus anhelos—“quiero ser presidente con toda mi alma”—, como por la polémica que generan sus declaraciones. 

La más notable fue en febrero pasado, cuando dijo que una familia mexicana no sólo puede vivir con 6,000 pesos mensuales, sino pagar vivienda, coche y colegiaturas . La reacción frente a ese comentario fue desastrosa, las implacables críticas y burlas que se registran en cartones políticos, columnas y redes sociales continúan.

Tres meses después, dijo ante empresarios que México había dejado de ser un país pobre "aunque no deja de tener un gran problema de pobreza". 

En junio abundó: "Por primera vez en décadas, el poder adquisitivo del salario mínimo está creciendo en México , es decir, lo que alcanza para comprar con un salario mínimo es más". El salario mínimo en la zona A —zona centro del país—, no rebasa los 60 pesos, es decir, 1,700 mensuales; según estadísticas oficiales, los pobres en México apenas cubren sus necesidades con 2,114 pesos al mes

Sus declaraciones, además de lograr el enojo de varios sectores, lo posicionaron en la agenda política nacional, como lo escribió el analista Sergio Sarmiento en el diario Reforma: "en política, el que la gente sepa que uno existe es el primer paso para llegar a los cargos de elección popular". El columnista Salvador García Soto, de El Universal, coincidió con este señalamiento y afirmó que los "deslices" eran la mejor estrategia de Cordero. 

Si de estrategia se trata, su posible éxito no se ha reflejado en las encuestas. Un trabajo realizado en agosto por Consulta Mitofsky sobre aspirantes panistas a la candidatura presidencial lo ubicó en el cuarto lugar de las preferencias, conocido sólo por 28% y que sería elegido como candidato del PAN sólo por 7% de los simpatizantes de ese partido.

Lealtad desde las aulas

Desde las aulas del ITAM, una de las universidades privadas con mayor prestigio, se han forjado algunos de los lazos políticos más sólidos de México, grupos que han ocupado puestos estratégicos en distintos gobiernos desde la década de 1980.

Cordero no es la excepción, actuario egresado del ITAM, Cordero conoció en los pasillos de esta institución a Felipe Calderón, cuando éste estudiaba la Maestría en Economía. 

Cuando el actual secretario de Hacienda estaba por terminar un posgrado en economía en la Universidad de Pensilvania, Calderón —entonces coordinador de los diputados panistas— le pidió que dirigiera la fundación Miguel Estrada Iturbide, que ofrece asesoría parlamentaria a los legisladores de ese partido. Ahí coincidió con Juan Camilo, que también era diputado. 

Tres años después, de febrero a septiembre de 2003, Calderón fue designado director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) y Cordero lo acompañó como director de administración integral de riesgos, de ahí pasaron a la Secretaría de Energía, donde estuvieron solo siete meses, hasta septiembre de 2004. 

Luego inició la contienda electoral, primero al interior del PAN y después, en la campaña presidencial y la transición de gobiernos. Fueron poco más de dos años para afianzar el compacto grupo calderonista. Ya en el gobierno, Cordero fue nombrado primero subsecretario de Egresos en Hacienda (de diciembre de 2006 a enero de 2008) y después titular de Desarrollo Social , cartera en la que estuvo durante casi dos años. 

“No confío más en nadie que en Ernesto Cordero para las políticas públicas”, dijo Calderón respecto a su colaborador en 2006, según relata el periodista Salvador Camarena en el libro Presidente electo. Su tarea al frente de esa cartera fue fortalecer Oportunidades, programa dedicado a apoyar a las familias en extrema pobreza; y durante el brote de influenza en 2009, una evaluación de las escuelas con estudiantes contagiados.

Después de dejar la dependencia, su sucesor Félix Guerra, dio a conocer que los niveles de La pobreza en México subió del 47 al 48% en el primer semestre de 2009 al aumentar en términos absolutos en 1.5 millones de personas más que la padecen.

El coordinador del PRD en San Lázaro, Alejandro Encinas, mencionó al respecto que la designación era un premio "a la falta de resultados. Es una vergüenza para el país. Se sigue en la vieja lógica de favorecer a los amigos independientemente de sus capacidades o sus resultados en la gestión pública".

El analista Eduardo Suárez, de Royal Bank of Canada en entrevista con el diario Reforma, señaló que el nombramiento de Cordero al frente de Hacienda era un motivo de preocupación.

"Nos parece que, por primera vez en muchos años, se nombra a alguien con un perfil más político en Hacienda, (y eso) es negativo". Unos más consideraron que esto representaría un mayor control y peso de Calderón a través del funcionario en los debates presupuestarios ante un Congreso que le es antagónico.

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