La pobreza alcanza a una de las regiones más ricas de México
15,000 nuevos pobres se incorporaron a las estadísticas entre 2008 y 2010 en el estado industrial de Nuevo León, la tercera entidad de México que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB), con alrededor del 8%. La falta de oportunidades, ingresos o acceso a la seguridad social son los principales factores de ese incremento.
En el mismo periodo, 3.2 millones de nuevos pobres se registraron en México, de acuerdo con el informe Medición de la pobreza 2010 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Para 2010, el 21% de los más de 4.6 millones de habitantes de Nuevo León estaba en situación de pobreza moderada o extrema.
Ruth Hernández Bautista y su hijo Carlos, de 12 años, se sumaron a las estadísticas cuando a inicios de 2008 su esposo, un jornalero que trabaja en cultivos de tomate en Estados Unidos, dejó de enviar remesas.
La madre empezó a trabajar en una tienda de conveniencia mientras que el menor sustiyutó sus estudios por pequeños trabajos domésticos a sus vecinos.
“Fue la única opción, para que pudiéramos comer y ahorrar durante un tiempo. Perdió tiempo para continuar en la escuela, pero al menos tenía comida y donde dormir”, recuerda Ruth, quien vive en una pequeña casa rentada de interés social, ubicada al poniente de la capital del estado, Monterrey.
El rezago educativo de Carlos también lo vivían en 2010 el 13% de la población de Nuevo León. El 54% ostentaba una carencia social, por lo que no contaba con acceso a servicios básicos de salud, seguridad social, alimentación y vivienda.
El sur del estado, el más pobre
Amancio Barrentos Laguna habita en una de las regiones más pobres del sur de Nuevo León, azotada por la sequía y donde se concentra la mayor cantidad de marginación en el estado.
Hijo de ganaderos y originario del Distrito Federal, Amancio vive desde los ocho años en Doctor Arroyo, un municipio con más de 35,000 habitantes y la segunda localidad más pobre de Nuevo León, según el informe de pobreza de 2005 del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Amancio asegura que no existe la famosa "prosperidad del norte" y que los habitantes del municipio arrastran la pobreza por ingresos desde 2010. “Tenemos mucha necesidad, sí hay mucha pobreza”, dice, “padecemos mucho la sequía. Si no llueve, no tenemos nada, como estamos muy lejos (de la capital), la ayuda llega a cuentagotas”.
Entre 2008 y 2010, cerca de 64,000 neoloneses más se colocaron entre la población vulnerable por ingresos, según el Coneval. Además de Doctor Arroyo, municipios del sur del estado como Rayones, Iturbide, Aramberri, General Zaragoza, Galeana y Mier y Noriega tenían índices "muy alto" y "alto" de marginación, de acuerdo con los resultados del Conapo de 2005.
En estos municipios habita alrededor del 2.4% de la población total del estado, donde la ganadería es la principal actividad productiva, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
"Aquí sí se ha visto (el incremento de pobreza)", sostiene Amancio, "nosotros dependemos de la ganadería, no somos grandes ganaderos, somos pequeños criadores. Toda la zona depende casi del 70% de la ganadería, de ahí se sostiene la economía”.
Los índices de marginación del Conapo miden nueve componentes, como analfabetismo, vivienda, ingresos monetarios, acceso a servicios básicos y la distribución de la población. Los valores pueden variar de un año a otro, pero el más elevado y el más bajo representan las situaciones de mayor y menor marginación, respectivamente.
Sin seguridad social
María Pérez Jaramillo es una indígena otomí que llegó a Monterrey hace más de cinco años en busca de mejores oportunidades de desarrollo. Sus sueños se desmoronaron en 2008, cuando algunos hogares tuvieron que prescindir de sus servicios como trabajadora doméstica.
“Antes ganaba hasta 300 pesitos al día, pero después de eso a veces muy apenas ganaba 100 diarios”, recuerda.
La madre confió en que los ingresos de su esposo como albañil cubrirían los gastos básicos del hogar, hasta que a mediados de 2010 supo que padecía de artritis. Tanto ella como su cónyuge no cuentan con ningún tipo de seguridad social, así que sus familiares han tenido que contribuir a sus gastos médicos.
Las cifras oficiales muestran una tendencia distinta en Nuevo León: la carencia por acceso a los servicios de salud disminuyó del 28% al 22%, mientras que la carencia por acceso a la seguridad social pasó de 44% a 37%.
“(Los indígenas migrantes) manifiestan que además de la pobreza patrimonial o por carecer de seguridad social tiene otros problemas más graves. Aunque aquí llegaron por un supuesto desarrollo económico, que no hay tanto, empiezan a tener otras problemáticas”, dice Carmen Farías, directora de Zihuame Mochilla, organización dedicada a la promoción de los derechos de los indígenas en el estado.
La mayoría de las trabajadoras domésticas que laboran en el estado no cuentan con ningún tipo de seguridad social, según el estudio En Monterrey hay trabajo para mujeres. Procesos de inserción de las mujeres indígenas en el área metropolitana de Monterrey, realizada por la investigadora Séverine Durin.
La Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) asegura que Nuevo León se ha convertido en las últimas dos décadas en el principal receptor de grupos étnicos migrantes y sus proyecciones apuntan a que puede haber más de 100,000 indígenas en la entidad.