Hablan sobrevivientes y familiares de las víctimas en el ataque al casino
Alma Rosa Monsiváis Estrada se despidió de su hermana María Guadalupe la mañana de este jueves, antes de dirigirse a su trabajo en el casino Royale, donde se perpetró un atentado en el norteño estado de Nuevo León, con al menos 53 personas muertas.
“Hay una princesita que siempre nos ha esperado y para mí es todo, mi hermana, mi amiga. Yo quisiera saber donde está”, dice entre lágrimas la joven de 24 años, “viene a trabajar por necesidad. Ella iba del trabajo a su casa todos los días, me parece injusto”.
El atentado ocurrió alrededor de las 16:00 (hora local), cuando personas a bordo de vehículos llegaron al lugar, ubicado al poniente de la capital del estado, Monterrey, rociaron de gasolina los juegos del casino y arrojaron granadas contra el edificio, de acuerdo las líneas de investigación de la procuraduria General de Justicia de Nuevo León.
Ella había buscado a su hermana hasta la medianoche del jueves en al menos cinco diferentes hospitales y clínicas del área metropolitana de Monterrey, sin éxito.
“Realmente nadie me dice nada”, cuenta Alma Rosa.
Al final la joven decidió regresar al Servicio Médico Forense (Semefo) del Hospital Universitario, donde fueron trasladados la mayoría de los cadáveres y se instalará una ventanilla especial para atender a los familiares de las víctimas.
“No entendemos por qué pararon la búsqueda, yo me ofrecí de voluntaria para ayudarlos, pero me dijeron que traen personal capacitado”, señala Alexis Gallegos Hernández, amiga de la desapararecida y empleada en el horario nocturno del casino.
”Es un calvario y es una desinformación”, dice con enojo Alfredo Jiménez, quien identificó entre los muertos a su cuñada Rosa Ramírez, de 45 años, una cliente regular del establecimiento. Ella era ama de casa.
Jiménez narra que cerca de las 15:30 horas, media hora antes del atentado, su hermana trasladó a su cuñada al casino. Asegura que algunos sobrevivientes le contaron que alcanzaron a ver cómo los delincuentes arrojaban gasolina al interior del establecimiento.
“(Los clientes) se escondieron en los baños porque pensaron que había balazos, pero ahí se asfixiaron”, dice.
Ante medios, el procurador estatal, Adrián de la Garza, señaló que cinco o seis sujetos entraron al establecimiento y "aparentemente lo que utilizaron para incendiar el lugar es gasolina, pero vamos a reservarnos (esta línea de investigación) hasta que no tengamos pruebas periciales que fundamenten el dicho".
Un joven sobreviviente que quiso permanecer en el anonimato asegura que dos patrullas de la policía de Monterrey permanecían afuera del establecimiento y que no dejaban salir a la multitud.
“Una señora pudo romper un vidrio de la parte trasera del lugar y pudimos salir. Las patrullas estaban enfrente del casino y después de un rato nos dejaron huir”, recordó.
La violencia en el norte
Este atentado se suma a otro tipo de incidentes violentos. En julio pasado un grupo de la delincuencia organizada atacó el bar Sabino Gordo , ubicado en el centro de la capital, donde murieron al menos 20 personas.
En otras partes del noreste del país, como en Torreón, en el vecino estado de Coahuila, han ocurrido diversas masacres similares en bares, que han dejado decenas de jóvenes muertos y heridos.
El estado, así como sus vecinos Coahuila y Tamaulipas, es escenario de una serie de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado como el cártel del Golfo y Los Zetas, que se disputan el control de rutas para enviar drogas a Estados Unidos.
Hace un año, el 23 de agosto de 2010, 72 migrantes de Centro y Sudamérica fueron hallados muertos en San Fernando , Tamaulipas. La masacre fue atribuida también al crimen organizado de Los Zetas.
El presidente Felipe Calderón repudió los hechos a través de su cuenta de Twitter; en tanto, el vocero de Seguridad del gobierno, Alejandro Poiré emitió un mensaje en el que dijo que este delito no quedará impune.
Decenas de paramédicos, personal de rescate de la Cruz Roja, Bomberos y policía ministerial y estatal, así como elementos del ejército formaron parte de las labores de rescate durante el incendio.
Aunque lograron sofocar el fuego, al interior del inmueble, una densa cantidad de humo disminuía las probabilidades de hallar a algún sobreviviente. Los muros del casino tuvieron que romperse con una retroexcavadora para poder dispersar el humo y tener acceso a los lugares donde pudo haberse refugiado la gente.
En los baños del casino muchos cuerpos fueron hallados calcinados, pues al temer un ataque armado, se guarecieron en los rincones del establecimiento, que ardió en llamas en cuestión de minutos.
Madres, esposas, jóvenes padres de familia buscaban a sus familiares afuera del establecimiento sin que las autoridades ofrecieran alguna versión de los hechos hasta después de cuatro horas, cuando comenzó a difundirsea los nombres de los heridos y se intaló un área de atención.
Una de las personas afuera del casino era Antonia Zamarripa. Su hija, Mayra Liliana González Zamarripa, de 25 años, le llamó desesperada después de las 16:00 para decirle que el edificio se estaba quemando. La llamada se cortó.
La noche de este jueves se instalaron carpas para atender a las personas que pedían información sobre sus familiares. El secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, se trasladó a la capital del industrial estado de Nuevo León para reunirse con el gobernador, Rodrigo Medina.