"Quienes emplean la violencia obtienen resultados indeseados": Dalai Lama
La solución al problema de la inseguridad que aqueja a México "no es fácil", pero aun así deben intentarse distintas medidas para combatirla porque la violencia no es el camino, resumió este domingo el décimocuarto Dalai Lama.
"No es un problema fácil de solucionar. Realmente es la violencia, y hay que tomar conciencia de que la violencia en realidad en lo único que resulta es en más violencia.
"Eso no solamente existe a nivel individual o de lo que podemos ver en una propia región, sino que son naciones, también, las que recurren a la violencia, y cuando lo hacen se encuentran con efectos indeseados que comienzan a aparecer justamente porque han aplicado la violencia, en vez de entender lo que son las malas consecuencias de ese tipo de acciones".
El líder espiritual tibetano, que este domingo se reunió con alrededor de 30,000 mexicanos para dictar la conferencia Hallando la felicidad en tiempos difíciles, respondió así a la pregunta de uno de los asistentes, quien mostró su preocupación por la violencia generada en el país por el narcotráfico y el crimen organizado.
Las palabras del Dalai Lama detonaron una serie de gritos desde las tribunas. El más audible fue "¿Escuchaste Calderón?", en alusión a la guerra que encabeza el presidente mexicano contra el narcotráfico y que, según estadísticas oficiales, desde diciembre de 2006 a la fecha ha provocado la muerte de más de 40,000 personas .
Minutos antes, el líder espiritual de 76 años había compartido con su audiencia que desde que llegó al país, el jueves pasado, había atendido diversos cuestionamientos sobre cómo la sociedad debía enfrentar los episodios violentos que ocurren cada día. "Los periodistas que las hicieron sólo recogen las inquietudes de ustedes", dijo.
"Por supuesto, entiendo que la situación de violencia es un problema que nadie quiere", y que causa sentimientos de frustración y miedo. Sin embargo, sugirió tener una visión global que permita alcanzar el estado de paz que se busca, y "eso proviene de nuestro interior. La experiencia de paz y felicidad no proviene del exterior".
Insistió en que la mejor manera de encarar un problema es ampliar la visión y darle un tratamiento holístico, integral, que permita darnos cuenta de los avances del mundo, de lo que este ha superado en unos cuantos años.
Para el líder espiritual, quien en 1959 escapó al exilio tras la invasión de China al Tíbet para ubicar su gobierno en Dharamsala, India, la gente violenta "tiene que empezar a tomar conciencia en sí misma de que eso no lleva a nada, hay que reflexionar, hay que pensar bien cuáles son las consecuencias de tener esa actitud de constantemente dañar a los demás".
La disertación del Dalai Lama tuvo una duración de una hora y media. Al término, respondió cuatro preguntas. La última, sobrecogió a más de uno de los asistentes, ya que quien la hizo pedía consejo sobre cómo vivir "tras haber sido secuestrado, maltratado y que, en peligro de perder la vida, mató a uno de sus plagiarios".
Mostrando la amorosa compasión que lo caracteriza, Tenzyn Giatso, nombre del Dalai Lama, respondió que a veces era entendible que ante situaciones de mucha crueldad, las personas recurrieran a acciones extremas, pero que como todo en la vida eso genera un karma, es decir, una acción. El lamentar lo ocurrido, dijo, crea a su vez un karma positivo, que puede aumentar si también se realizan obras para apoyar a otros que puedan estar en la misma situación.
Rezar por un castigo para los corruptos
En una parte de su mensaje, el Dalai Lama se refirió a que una gran parte de los 7,000 millones de personas que habitan el mundo, no son religiosos y que otros más, que dicen que sí lo son se aproximan a Dios, pero después en su actuar explotan a la gente, son atropelladores o también hacen todo tipo de corrupción.
"Entonces, para mí esa gente no son verdaderamente creyentes. Me da la impresión de que cuando este tipo de gente le está rezando a su Dios, le está rezando para que su acto de corrupción sea exitoso, entonces es un contrasentido", expresó. "Tendríamos que rezarle a Dios para que castigue a esa gente que incurre en tanta corrupción, en tanto atropello, en tanta explotación".
Armonía entre religiones
Las palabras del Dalai Lama fueron bien recibidas no sólo por el auditorio, que las premió con aplausos, sino también por los representantes del Consejo Interreligioso de México, quienes fueron ubicados muy cerca del líder tibetano, justo a su espalda, en el foro que mostraba una escenografía alusiva al país de origen del orador.
A la cita acudieron representantes de religiones como la católica, la griega ortodoxa, la judía, la luterana y los hinduístas, además de los tibetanos, lo que originó la protesta de un sector de los asistentes por la ausencia de un representante de las tradiciones nativas de México.
El Dalai Lama se disculpó por la omisión e invitó a alguna persona que pudiera representar a las tradiciones originarias de México a pasar y ocupar un sitio entre el Consejo Interreligioso. La propuesta fue aceptada por una mujer, que subió al escenario entre aplausos y los sonidos de caracoles.
Con el permiso de Mao Zedong
El encuentro del Dalai Lama, organizado por Casa Tíbet Mexico de manera gratuita para los asistentes, recibió diversas muestras de apoyo de jóvenes mexicanos para el Tíbet, cuya campaña internacional es impulsada por el actor y filántropo estadounidense, Richard Gere .
"Aunque yo ya he delegado todas mis funciones políticas, históricas, en el gobierno tibetano en el exilio elegido democráticamente, igual continuo siendo tibetano y agradezco mucho todas las expresiones que veo, las pancartas, las banderas", dijo.
"Al ver esas banderas tengo que decir que en muchas ocasiones los funcionarios chinos objetan que la gente muestre esa bandera porque dicen que esos son signos reales de separatismo, que hay un movimiento separatista detrás de esas banderas, pero eso no es real".
El Dalai Lama explicó que entre 1954 y 1955 se reunió en varias ocasiones con el líder de China, Mao Zedong, quien le preguntó si el Tíbet tenía una bandera y al recibir una respuesta afirmativa, le dijo que "teníamos que poner la bandera tibetana al lado de la bandera roja comunista china. Así que recibí el permiso de Mao Zedong de utilizarla".
Adiós al estilo México
Poco antes de las 13:00 horas concluyó el mensaje del Dalai Lama, premio nobel de la paz 1989. Tras los agradecimientos a todos quienes hicieron posible esta, su tercera visita al país, el presidente de Casa Tíbet México, Marco Antonio Karam, bromeó con los propietarios del estadio sede del encuentro, casa del equipo de futbol Cruz Azul, diciéndoles que como el líder espiritual había lucido una gorra del conjunto celeste "quizá ahora sí podrían ser campeones".
Un mariachi entonó entonces la tradicional Cielito Lindo, mientras desde las tribunas se organizó un coro monumental para despedir al líder tibetano al grito de "Dalai Lama, México te ama".