Los muertos del Royale se aferraron a sus celulares, narra bombero
Nota del editor: Este próximo domingo 25 de agosto de 2011, el programa México Opina de CNN en Español tratará el tema A un mes de casino Royale. Participa con tu opinión en Twitter: @MexOpina
MONTERREY, Nuevo León (CNNMéxico) — En sus 18 años de experiencia como bombero, Juan Enrique Guerrero Arrieta no había visto imagen más terrible que la del pasado 25 de agosto : en los baños del casino Royale yacían pilas de muertos de hasta un metro de altura, intoxicados o quemados.
“Eran cuerpos totalmente apilados, una torre de un metro (...) Unos sentados en las tasas del baño, otros en los lavabos. Unos ya no tenían ropa, porque empezaron a sentir la sofocación y se la quitaron”, detalla el teniente de la subestación número 3 de bomberos de Nuevo León.
Guerrero Arrieta relata que algunos cuerpos estaban aferrados a sus celulares, que continuamente se activaban. “Duré dos o tres días para conciliar el sueño, para mí eso fue un acto terrorista”, cuenta, “dimos todo por la gente que estaba adentro del casino. Lamentablemente, como siempre decimos, son áreas que no conocemos”.
El teniente fue uno de los primeros bomberos que llegó al casino, donde la alta temperatura y la densidad del humo que anuló la visibilidad dificultaron su trabajo, debido a los materiales flamables que había en el lugar. A pesar de esto, pudieron salvar a tres personas.
“Cuando yo llegué todavía había gente gritando, se escuchaban los gritos adentro”, narra, “el fuego estaba controlado, pero había todavía demasiada temperatura. El equipo (de protección) no resistía el calor”.
Asegura que el casino Royale no contaba con rociadores de agua y que únicamente había una salida de emergencia habilitada, conectada al segundo piso y al sótano.
“(El casino) tenía medidas de seguridad, pero no como deben ser. Sí había muchas salidas de emergencias, obstruidas por las mismas máquinas (tragamonedas) que ellos manejaban”, detalla.
Otra imagen que el bombero no puede olvidar es la posición de plegaria en que fueron encontrados muchos cadáveres. El cuerpo calcinado de una mujer, cuenta, todavía sostenía un rosario en una de sus manos cuando lo retiraron del lugar.
Una vida al servicio de la ciudadanía
Sin planearlo, Guerrero Arrieta siguió los pasos de su padre, Enrique Javier Guerrero Arriaga, un bombero con 38 años de experiencia y jefe de distrito de la corporación en Monterrey.
A los 18 años y recién graduado de la preparatoria, Juan Enrique Guerrero Arrieta pasó de casualidad por la estación de bomberos en la que trabajaba su padre para saludar a sus colegas. Ahí les contó que buscaba empleo y le sugirieron enrolarse.
Confiesa que no le gustaba el trabajo de su padre, pero al llegar a la mayoría de edad las cosas cambiaron. Solo a su madre, la idea de que su hijo fuera bombero provocó que "echara un grito en el cielo".
El joven bombero inició su carrera en junio de 1993, dos años después ya operaba un camión de la corporación, un escalafón de la cadena de mando que alcanzó muy rápido, dice.
Ahora, a sus 36 años, tiene a su cargo cuatro bomberos y además presta sus servicios para Protección Civil del municipio de Santa Catarina, ubicado en el área metropolitana de Monterrey, capital del estado.
Casado y con un hijo de cuatro años, señala que aunque sacrifica momentos importantes con su familia, su trabajo le brinda grandes satisfacciones, además su labor lo invita continuamente a la reflexión.
En 1995 estuvo al borde de la muerte cuando extinguía el incendio de una bodega localizada en el centro de Monterrey y en dos ocasiones, el techo casi se desplomó sobre él.
“Fue una vivencia de riesgo y en ese momento pensé que no la libraba (...) Una experiencia de ese tipo siempre te invita a reflexionar y das gracias de que estás con vida. Son cosas que nunca se olvidan y que siguen pasando”, dice.
Guerrero Arrieta recibió este martes la medalla al Mérito Heróico en Protección Civil 2011 por su trayectoria, otorgada por el ayuntamiento de Monterrey.